Roberto Balado en la memoria

Más de dos décadas han pasado desde la desaparición física de un de los mejores boxeadores cubanos
Más de dos décadas han pasado desde la desaparición física de un de los mejores boxeadores cubanos
Foto tomada de YouTube
Por Osvaldo Rojas Garay.

Veintidós años han transcurrido desde aquel 2 de julio de 1994, cuando un fatal accidente puso fin a la existencia física de Roberto Balado Méndez, el supercompleto cubano más laureado en el boxeo aficionado después del legendario Teófilo Stevenson.

Púgil que parecía de divisiones inferiores por su elegante boxeo y desplazamiento sobre el ring, Balado estaba en el pináculo de su carrera cuando dijo adiós a la vida con apenas 25 años de edad.


A pesar de su prematura muerte, protagonizó innumerables páginas doradas que otros con mayor durabilidad sobre el cuadrilátero no pudieron escribir.

Su historia internacional comenzó en el campeonato mundial juvenil celebrado en La Habana, en 1987, donde reinó en los 91 kilogramos. 

Pero la presencia del guantanamero Félix Savón en ese peso y el retiro del gran Teófilo tras imponerse en la justa del orbe de Reno-86, fueron razones suficientes para que los técnicos de la selección nacional decidieran subirlo a la categoría de más de 91 kilogramos.

Sin estatura y pegada ideal para la división máxima, Balado compensó ese handicap con una exquisita técnica en su golpeo, que lo llevó a imponerse en la mayoría de los certámenes en los cuales intervino entre 1989 y 1994.

Ya entre adultos se ciñó su primera faja mundial en Moscú-1989, éxito que repitió en los torneos planetarios de Sydney-1991 y Tampere-1993. En la segunda de esas citas lo proclamaron el púgil más sobresaliente.


En la cita estival de Barcelona-92 se convirtió en el segundo exponente del deporte de los puños en la Mayor de Las Antillas que se adjudicó la Copa Val Barrer, la cual se entrega en cada Olimpiada al mejor boxeador desde el punto de vista técnico.

A esos premios Balado sumó los metales áureos en las Copas del Mundo de 1990 y 1994, la presea de oro en los Juegos Panamericanos de La Habana-91, además de titularse en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce-93.

Comentarios

  1. Es justo homenaje,fue grandioso y todos lo recordaremos por esa exequisita tecnica

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