Nueva temporada del fútbol en Cuba,… ¿qué tenemos tras 115 años?

En canchas ásperas, duras, canchas que parecen más un campo de maíz, en terrenos así, difíciles de mirar, rodeados de charcos de agua y tierra colorada, en lugares así se juega el fútbol en Cuba y aún se sueña con la gloria, con el Mundial
En canchas ásperas, duras, canchas que parecen más un campo de maíz, en terrenos así, difíciles de mirar, rodeados de charcos de agua y tierra colorada, en lugares así se juega el fútbol en Cuba y aún se sueña con la gloria, con el Mundial

Por Alexander García Milián

Con la noticia del Osvaldo Alonso llegando al Minnesota United pudiera empezar todo; no, también podría ser con una crónica sobre Javier Paradela o un comentario sobre los otros cubanos que al igual que Alonso ven acción en varias ligas foráneas.


Es la perspectiva positivista esta que asumimos al tocar el tema; hablar de lo mejor, o parte de lo mejor que tenemos en materia futbolera en la Isla quizás nos levante un poco el moco.

Ya hace 115 años que comenzó el primer campeonato nacional de fútbol en Cuba; más de un siglo de fútbol y solo la participación en el Mundial del 38 le da algo de sentido al cuento- ello si obviamos que la mayoría de los jugadores de aquel equipo eran de origen español- pero sigamos.

Bueno, también puede ser para muchos fanáticos al fútbol, que la gran noticia sea que Carlos Vásquez, el chico de las inferiores del Atlético de Madrid, fichara ahora por el Alcorcón, un elenco de la tercera división española.

Los casos de Vásquez y Alonso, así como el de Yunset Corrales, pueden ser de esos ejemplos que lucen como notas sobresalientes en medio de la mediocridad.



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Empezó una nueva temporada del fútbol en Cuba y señores, hablamos de Santiago de Cuba, suena entonces un nombre, Lorenzo Mambrini, un italiano, un hombre del cattenaccio y pensamos que es la solución.

Suena aquello, suena esto, pin, pan; rueda un balón, rueda por unas calles cualesquiera llenas de huecos; gana el Barca, pierde el Madrid, anota Cristiano Ronaldo y Las Tunas gana la Serie Nacional de Béisbol, pero el fútbol, el de la Isla… ¿Qué nos deja?

En canchas ásperas, duras, canchas que parecen más un campo de maíz, en terrenos así, difíciles de mirar, rodeados de charcos de agua y tierra colorada, en lugares así se juega el fútbol en Cuba y aún se sueña con la gloria, con el Mundial. 



Desde la Bombonera en San Cristóbal, hasta Zulueta en Villa Clara, se crean mitos, se oye algo de algarabía, recordamos al peruano Company, a aquella eliminatoria contra Costa Rica rumbo al Mundial de 2006 y casi lloramos.

Llegamos a la Copa de Oro y solo evocar aquellos goles de Lester Moré contra Canadá a inicios de los 2000 le da algo de sentido al asunto. Pero ya, aquello fue en la fase clasificatoria, luego en segunda ronda, Landon Donnovan hiso de las suyas y Estados Unidos remato a los antillanos con un 5- 0.

Recuerdos, recuerdos algo gratos, como el bronce en los Centroamericanos hace cinco años, como el Mundial sub 20 que la generación de Andy Vaquero, Arturo Dispé y Yordan Santacruz regalaron a los aficionados; recuerdos como esos maquillan el sentido de la esperanza. 



No obstante la nostalgia emerge, sale otra vez y es buena pero no suficiente.

Los jugadores de hoy, cuentan con buen físico y algo de técnica; la mente, la creatividad, esa que permite dominar un juego de desmarques como el fútbol, esa cuestión queda a un lado, nos relega a los lugares remotos en el cual nos encontramos en el ranking FIFA.

Vienen otra vez los recuerdos, veo la cara de Paradela frente a mí mientras lo entrevistaba y siento que de verdad se puede soñar, pero decía Calderón de la Barca que la vida es un sueño y los sueños, sueños son.

Nos vemos a la vuelta.


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