Orestes Miñoso es una de varias leyendas del beisbol cubano que son constantemente olvidadas a propósito por la prensa en la isla |
Por Yasel Porto
¿Quién duda que Chávez, Muñoz, Capiró, Casanova, “Cheíto”, Linares, Rogelio, Vinent, Víctor, Kindelán, Pacheco, Lazo y hasta Cepeda, sean hoy por hoy símbolos dentro del béisbol cubano, entre muchísimas figuras más que la afición ha identificado como ídolos, y que reciben un amplio reconocimiento popular y propagandístico? Creo que es bien justo y siempre se quedaría por debajo todo lo que se haga a partir de lo grandes que fueron.
Sin embargo, nadie, pero absolutamente nadie, deberá dudar jamás que antes de llegada la etapa de las Series Nacionales en 1962, e incluso ya instauradas las mismas, brillaron dentro y fuera de esta isla bateadores y lanzadores que en ocasiones podrían encabezar cualquier listado de los mejores de cualquier época, o simplemente, para evitar las siempre injustas comparaciones, estrellas con tanta luz como las que más brillaron en el llamado béisbol revolucionario.
Claro está, la palabra deber en ocasiones no termina cumpliendo su función, y se convierte la situación en un error que incluso en los tiempos actuales, aunque menos que antes, se sigue arrastrando lamentablemente.
Y no se trata en cuestión, de un error sencillo que en un juego de pelota es imperceptible, sino todo lo contrario, es una pifia bien relevante que sigue bajando el promedio defensivo de la palabra deber dentro del marco de nuestro pasatiempo nacional.
¿Alguien acaso puede negarme, que todos los beisbolistas que tuvieron actuaciones estelares en la etapa donde el béisbol profesional era el nivel superior en Cuba, no merezcan ser reconocidos como lo han sido los mejores de las Nacionales?
¿Quién me dice que me equivoco si afirmo que la labor de Adolfo Luque, José de la Caridad Méndez, Silvio García, Roberto Ortiz, “Willy” Miranda, Cristóbal Torriente, Luis Tiant Sr., Lázaro Salazar y Roberto Estalella, pero sobre todo, Orestes Miñoso, Tany Pérez, Tony Oliva, Luis Tiant Jr., “Mike” Cuéllar, Camilo Pascual, “Haitiano” González, Zoilo Versalles, Bert Campaneris o Tony Taylor, por citar solo varios nombres, no ha trascendido hasta nuestros tiempos en la afición y la prensa de la isla como merecen estas luminarias de todos los tiempos?
En estas dos últimas preguntas la respuesta sería la misma de forma irrebatible: NO.
Pero fíjense en dos detalles importantes.
El primero es que no incluí en el grupo inicial a Martín Dihigo y Conrado Marrero, porque ciertamente estos han sido un poco más dichosos en tal sentido, pero solo un poco, ya que del “Inmortal” se hace referencia a veces, y “El Premier” todavía está celebrando su centenario y solo se habló mucho el pasado 25 de abril cuando arribó a los cien años, un hecho que de más está decir todo lo que significa incluso a nivel mundial. La razón está en el hecho de que además de su grandeza, ellos se vincularon con el nuevo sistema beisbolero instaurado en 1961.
Y el segundo detalle es el otro grupo que cité hace par de párrafos. Si Luque y compañía reciben mención esporádicamente, por pertenecer a un béisbol que no fue el de las Nacionales, la situación de Miñoso y los que mencioné a seguidas es más crítica. La causa es sencilla: además de no ser miembros de la pelota amateur pura desde 1961, ellos siguieron jugando como profesionales cuando se erradicó el sistema rentado dentro de Cuba.
¿Qué más iban a hacer hombres que todavía estaban en plenitud de facultades para rendir y brillar en cualquier nivel, y que sabían que ya en Cuba no podrían jugar más, porque el amateurismo era solo para los que nunca había firmado como profesionales?
Aclaro en tal sentido, pues me documento e investigo para evitar equivocaciones graves, que el béisbol profesional se extirpó de la isla porque además de que había en Cuba un proceso socioeconómico, de constantes cambios, la Liga Cubana había quedado sin extranjeros y varios dueños y personas importantes económicamente hablando se habían marchado del país.
Además de eso, el Bloqueo de Estados Unidos sobre Cuba, bautizado como Embargo en el país que lo ha implementado, ya entraba en vigencia y el deporte no escapó en tal sentido. Primero se prohibió a los norteamericanos jugar en la isla, se quitó la franquicia de los Cuban Sugar Kings de La Habana, se eliminó la Serie del Caribe y luego se le daría un ultimátum a los cubanos que estaban en Estados Unidos de no regresar más a su país si querían seguir jugando en el sistema de Grandes Ligas.
Hubo muchos que se trasladaron a México y pudieron ir y virar a Cuba. Otros volvieron a su tierra retirándose definitivamente como atletas, y otro grupo, en el que aparecen Miñoso y compañía, optaron por mantenerse en Estados Unidos.
Fue la decisión de cada cual, y todas merecen el debido respeto porque nadie tendrá jamás la verdad absoluta ni que era lo correcto en un 100 %, a partir de la dinámica y hasta confusa situación que se vivía en aquellos tiempos.
Hoy casi todos los que tomaron la última determinación, han vuelto a Cuba a visitar a sus seres queridos y a volver a esas raíces de las que nunca se han despegado.
Yo soy un fiel defensor de todas las cosas positivas y favorables que permitió la Serie Nacional, que con lógicos defectos, tuvo un gran número de virtudes, entre ellas el desarrollo aún mayor de este deporte a lo largo de todo el país. De ahí saldrían decenas de peloteros que en otras circunstancias habrían mostrado sus potencialidades dentro y fuera de Cuba, y fuera no solo en los certámenes internacionales de rango medio y bajo.
No es justo negar todos los méritos de nuestro principal certamen deportivo, que vio su juego inaugural el 14 de enero de 1962. Pero muy injusto es también quitarle, o más bien, no darle a los que aquí no jugaron, la dimensión y promoción que ellos se ganaron con el mismo sacrificio y dedicación, que aquellos que deleitaron después cada estadio del país o que nos representaron a nivel de selección.
Qué frustrante es para alguien que ama el béisbol cubano de todas las épocas, encontrarse cientos de personas por la calle que ignoran que Tany Pérez es el único cubano miembro de Cooperstown por su actuación en las Grandes Ligas, o que Cuéllar logró el premio Cy Young en 1969, Zoilo el MVP en 1965, que Oliva fue tres veces líder de bateo en las Mayores con un premio de Novato del Año, y Tiant y Miñoso resultaron íconos de sus equipos y en general en la época que ellos jugaron.
Pero la responsabilidad no puede ser jamás para aquellos que humildemente desde hace 50 años van a un estadio, ven por la televisión, oyen por la radio o leen por la prensa.
Aunque hoy se han sentido un poquito más estos nombres en esporádicos momentos, no hay dudas que el balance entre ellos y los estelares del béisbol revolucionario es abismal, tan abismal que sigo pensando que más del 70 % de los que no alcanzaron a ver la Liga Profesional Cubana (feneció en 1961), ignoran casi por completo, o íntegramente, a la mayoría de los nombres que relacioné anteriormente.
Tany, Oliva, Tiant, y ninguno de los peloteros que actuaron después en las Ligas Mayores y caribeñas, no pusieron en alto el nombre de Cuba en ningún evento internacional, con Industriales, Pinar del Río u Oriente, pero fueron capaces de encumbrarse de manera individual, y nuestro país se vio representado con gran clase por figuras que además, lejos de renunciar, se sienten orgullosos de haber nacido en este país, al que aman como cubanos que indiscutiblemente son.
Personalmente, hace tiempo que intento revivir o más bien, hacer que nazca el sentimiento y conocimiento hacia todos aquellos que merecen ser reconocidos como grandes del béisbol cubano, porque los admiro y respeto como a esos que tanto hicieron en los clásicos cubanos desde los 60.
Ya no es hora de buscar a quien o quienes le cargamos el error de desvirtuar toda nuestra historia beisbolera hacia la Serie Nacional únicamente, olvidándose de mostrarle a cada una de las generaciones que no solo han existido peloteros extraordinarios dentro de ese campeonato.
Ahora es el momento de dejar de pensar en el error, y prepararnos para conectar por encima de .300 en cuestiones tan sencillas.
El béisbol cubano es uno solo, y mientras más se una, más orgullosos nos sentiremos de su historia y más inmensa y dorada será esta disciplina apasionada para la mayoría de los cubanos.
Es verdad que nuestro deporte no mejorará sus resultados o su presente por hablar más, o simplemente hablar de estas grandes figuras, pero no hacerlo como es debido nos hará seguir en ridícula deuda con la historia, con ellos y con nosotros mismos.
Publicado originalmente en SwingCompleto el 31 de octubre del 2011
Bloqueo? me parece que no que la palabra correcta es embargo eran la prohibición era sobre los peloteros norteamericanos a ellos y no otros eran a los que no le permitían jugar en cuba porque cada país tiene el derecho de dejar o prohibir a los suyos pero no a los de otros Creo que si los demás peloteros del área no fueron a Cuba a jugar era porque no querrían o no les convenía a una u otra parte pero no porque Cuba estuviera bloqueda con un cerco de destroyers que circundaban la isla a ver si nos aclaramos que según el autor se documento pero parece que no lo suficiente mas bien Cuba fue la que se bloqueo ella sola
ResponderBorrarNo se si el autor del comentario anterior vio nuestro post de hoy acerca de este trabajo pero si no fue así creo que interpretó de igual forma algunas cosas en el mismo. Quiero dejar aclarado que el trabajo esta soberbio sobre todo por el mensaje que lleva ojala llegue a oidos receptivos, pero hicimos algunas salvedades con las que no coincidimos así que por favor traslada cuando puedas al señor Porto las gracias y que disculpe por nuestro punto de vista distinto, pero eso es lo que nos hace distintos un fuerte abrazo pepin
ResponderBorrarEl anlista Yaser Porto hace una excelente reflexión en lo relativo a los atletas y a su poco reconocimiento por parte de la prensa deportiva Cubana, pero en la causas que motivan la erradicación de la Liga Profesional Cubana se queda a medias tintas y da verdades parciales, rehuye otras causas de mucho peso, primero las económicas, como se podía sostener una Liga Profesional en un Estado que se incautó de toda forma de propiedad privada, que Capital sostendría entonces esa Liga si la equipos se estatalizaban, si Cuba Nacionaliza todas las propiedades de Capital Norteamericano como se puede pretender que se mantuviera una franquicia cubana en territorio de USA, la política de fronteras establecida por Cuba vetaba la entrada de jugadores extranjeros y por otra parte con que moneda se pagarían unos salarios que les hicieran atractivo jugar en esa Liga y además los problemas ideológicos, en los países del campo socialista no existía deporte profesional, ni estaba en las concepciones del gobierno cubano mantener un deporte profesional, de hay la frasecita del "Triunfo de la Pelota libre sobre la Pelota esclava", que al final ha resultado un disparate más , señor Porto lo admiro como comentarista del béisbol, me gusta leerlo y escucharl pero no navegue entre dos aguas, dediquese a la parte deportiva solamente, este análisis sobre las causas de la eliminación de la Liga Profesional. es tan irreal como sus excusas el año pasado sobre la tardanza en informar las altas al Salón de la Fama, le repito con todo respeto me gusta seguirlo pero no se meta en aguas tenebrosas y mucho menos cuando lo leemos personas que probamos canas y que nos gusta el béisbol, resto de su artículo sencillamente genial y lo valoro en alta estima
ResponderBorrarel autor reconoce los beneficios q trajo el llamado "deporte revolucionario" pero es d destacar q mucho peloteros y boxeadores fueron eliminados d representar a nuestro pais,es parte d la doctrina d borrar a quien no siguiera las lineas del gobierno,hoy vemos como estamos volviendo al inicio y el daño fue hecho
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