Otra más del emperador “Victoriano”

Victor Mesa se ha buscado estar en la palestra más tiempo del que le conviene.

ESCRITO POR ENRIQUE REY EN EXCLUSIVA PARA Swing Completo.
La selección de Matanzas ha estado bien activa como de costumbre, en lo que se refiere a las altas y bajas de peloteros. De uno de esos casos se ha hablado bien poco, cuando en realidad se debiera analizar más allá del hecho en sí, por mucho que ya no sorprendan las frecuentes variaciones en el roster yumurino.
Yo quiero detenerme en la salida definitiva del pitcher guantanamero Alexander Rodríguez. Y quiero hacerlo, primero, porque se trata de uno de los mejores relevistas del país, integrante además del último equipo Cuba, y por el trasfondo de esta sustitución, que no es tan superficial como la mayoría puede pensar. Y también lo hago por ese silencio generalizado en torno a este cambio.
Lo cierto es que bajo con el mando del emperador “Victoriano”, no se valen contradicciones de los integrantes del equipo con el cada vez más polémico manager, y Alexander es otro de los tantos ejemplos. Parecido a lo acontecido con el zurdo Yasiel Lazo, aunque de otra forma, menos visible para la afición, y con otro antecedente, aunque la semejanza recae como decía al principio, en las diferencias con el querido y odiado director el último equipo Cuba.
Rodríguez se incluyó por primera vez en la selección nacional para el III Clásico Mundial, luego de reiteradas injusticias con este tirador, oriundo de Baracoa, y con excelentes condiciones físicas que unido a su recta potente, más la experiencia de 10 Series Nacionales, que lo han convertido en uno de los apagafuegos más reconocidos de la isla. Parecía incluso que el guantanamero podría convertirse en uno de los relevistas más confiables del equipo, pero de la noche a la mañana, después de su trabajo frente a China, solo se le vio ocasionalmente cuando terminaban los partidos para saludar a sus compañeros.
No se dio ningún tipo de información sobre lesiones, porque no debía existir otro motivo que alguna dolencia para alguien que como los dinosaurios, se extinguió sin explicación. Ninguno de los tantos periodistas y comentaristas que fueron a Japón tuvieron palabras que de alguna justificaran la ausencia de Rodríguez en el bullpen. Así que doy por sentado que como en efecto fue, al baracoense lo marginaron por cuestiones internas que claro están, jamás se van a informar por la prensa oficialista.
Informar por radio, televisión o prensa plana-digital, porque internamente cuando el río suena, las piedras que trae de alguna manera salen a flote, y aunque ha habido muchas historias de discusiones de Víctor Mesa con Gourriel, padre o hijo, más otros nombres que han sido mencionados, en el caso de Alexander Rodríguez trascendió una situación contada por uno de los integrantes  de la delegación cubana a este certamen.
Tras su trabajo frente al equipo chino, que sin ser deficiente tampoco puede considerarse de estelar, Víctor reaccionó con el guantanamero como él acostumbra, hablando fuerte, gritando, gesticulando y diciendo todo tipo de cosas, las cuales no todo el mundo asimila, ni tiene que asimilar tampoco, con todo y que el que te lo dice es el manager, o en su caso, el emperador del beisbol cubano. Pero como digo siempre, todo se puede decir, pero no de cualquier manera, y ustedes conocen de memoria la manera de “Victoriano”.
Alexander es un hombre con un carácter peculiar, tal vez menos paciente que otros, que incluso se ha visto en ocasiones en discusiones fuertes con otros jugadores, como en sus primeros años con el ahora big leaguer Yunel Escobar. Todavía se recuerda el encontronazo de ambos en el hotel de Guantánamo.
Digo esto, porque me servirá para algo que diré después, y para que también se hable de los defectos de las víctimas de VM 32.
Pues bien, Alexander asimiló aparentemente la refriega de su director, pero en el hotel donde se hospedaba la selección cubana, el lanzador fue a ver a Víctor para pedirle de favor que no volviera a decirle todo lo que le dijo frente a sus demás compañeros, pues no era la forma adecuada de hacerlo. Que él lo respetaba como director, pero que él (Alexander), también merecía respeto.
La respuesta de Víctor no se hizo esperar, y si usted creyó ilusamente que éste reconocería lo señalado por Alexander, y como toda conversación de hombre a hombre trataría de resolver la preocupación de su discípulo, pues se equivocó, y ya a estas alturas a nadie debiera coger de sorpresa.
Víctor se olvidó que era el manager de un equipo, se acordó lo que en la práctica es, un emperador que nunca se equivoca y pobre de aquel que le señale algo, y fue más fuerte su prepotencia y autosuficiencia. No solo no reconoció la falla señalada por Alexander, sino que embistió sobre su atleta, algo que afortunadamente no tuvo una trascendencia mayor gracias a la intervención de personas que andaban cerca de la habitación del emperador.
Y como emperador, su posterior reacción fue la de alguien con una menta lo suficientemente inmadura como para sacrificar en parte el resultado colectivo del equipo Cuba con tal de no poner más a Rodríguez, quien luego tendría otra recompensa al llegar a nuestro país y reanudarse el campeonato nacional.
Y es que el derecho de Baracoa había sido elegido como refuerzo para Matanzas en esta segunda etapa del campeonato. La última vez que lo vi, quizás la primera también, fue en el partido del show televisivo tras los pelotazos de Lazo y todo lo que ya todos saben que sucedió después. Ahí observé a Alexander con un rostro que mezclaba tantas cosas, buenas, malas, no sé, sería imposible describirlo con exactitud.
Ahora todo puede justificarse como una lesión, y quién va a decir lo contrario, a fin de cuentas en nuestro béisbol el 80 % de las decisiones que se toman ni se discuten ni se conocen con profundidad, y para los aficionados, y en general, la mayoría de las personas, Alexander pasará el 2013 sin penas ni glorias, gracias al emperador “Victoriano”
Lo cierto es que usted como manager, tiene que saber que a todo el mundo no se puede tratar de la misma manera. Los gritos no todo el mundo lo asimila. Y un director tiene que saber de sobra las características personales de sus jugadores, y a partir de ahí, el tratamiento a cada uno de ellos debe ser acorde a dichas características. No es tratar suave a nadie, pero tampoco de la manera que todos conocemos que identifica al emperador.
Ese fue su primer error, agravado como es habitual, con sus reacciones posteriores cuando alguno de sus peones muestra su insatisfacción.
Ojalá la paciencia que Alexander siempre ha mostrado para mantenerse en nuestra pelota, pese a las múltiples exclusiones sufridas a eventos de todo tipo, no decaiga ahora, pues una vez más por acciones nuestras, casi les damos el visado a jugadores para hacer lo que luego muchos critican.
Tal vez si eso pasa un día, y Alexander llega a alguna parte importante en otro lugar, sea uno de los hechos más positivos donde el emperador haya tenido que ver, aunque por lo pronto, estando en suelo patrio, el disgusto del atleta que regresa por la puerta de atrás a su tierra, sin la más mínima posibilidad de ver justicia por la orden y mandato a alguien que cada día que pasa se torna más poderoso y peligroso.