El Titanic Azul terminó hundiéndose.

Los aficionados azules han visto el sueño de la Postemporada escaparse tres veces en los últimos 5 años.

Me pasó lo mismo con los Industriales del 2013, que lo que me ocurre cuando veo películas y seriales del Titanic, termino comprometiéndome con los actores, a pesar de saber cuál es el desenlace, y el final me afecta, me hace sentir tonto e inocente por haberme dejado engatusar por una historia que venía advirtiéndome del trágico desenlace. Los Industriales no lograron salir a flote y acaban de hundirse en otra temporada para el olvido.
Esta vez no hay un culpable, pues pienso que todos, desde la Academia de Beisbol capitalina, hasta el menos conocido de los atletas, tienen parte en la campaña perdida. No busquen a quien echarle la culpa en este trabajo, pues no tengo intensiones de responsabilizar a nadie.
Voy a comenzar con uno de los parámetros más ancestrales para medir la calidad del espectáculo que brinda un equipo deportivo, la asistencia del público.
Según los box scores de la Federación de Beisbol un total de 607897 aficionados se dieron cita en el Latinoamericano para presenciar los 43 partidos efectuados allí. Mientras la temporada avanzaba estos fueron los promedios mensuales de fanáticos por encuentro: diciembre 17905 aficionados diarios, enero 14770, marzo 14881, abril 11950 y mayo 8101.
Las dos mayores concurrencias fueron el 20 de diciembre (triunfo vs Santiago de Cuba 5X4) con 35974 y el 5 de enero (35128 almas presenciaron la victoria vs Pinar del Rio 4X2), a la vez que los peores días fueron el 12 y 13 de mayo (juegos ganados frente a la Isla 6X0 y 9X1 respectivamente) con 2124 y 2004 fanáticos, en lo que coincidentemente fueron las jornadas del adiós de los Leones frente a su público.
Sin mucho aspaviento les digo que en otras ligas, los despidos hubieran sido masivos y nos encontraríamos con una renovación de más del 50% para el 2014, incluyendo relacionista público, gerente general, atletas y directivos. En Cuba no pasa así y tenemos que levantarnos de las cenizas, aunque sea para dejarnos llevar por el viento.
Los seguidores azules descubrieron con tiempo suficiente que este año los Industriales no eran equipo para discutir campeonato, pero ¿Qué pasó?
Los Leones tuvieron una Segunda Ronda (sin contar los juegos de hoy y mañana) de 18 triunfos y 22 descalabros, que acabaron con las aspiraciones de volver a estar en postemporada, logrando de esta manera quedar fuera de los playoffs por tercera ocasión en los últimos 5 años.
Las miradas acusadoras, como es habitual, irán a recaer en el manager de Industriales, Lazaro Vargas, quien como todo piloto, será visto como responsable del fracaso, sin embargo no toda la culpa es de él, aunque si parte considerable.
Los dos desaciertos más grandes de Vargas al frente de la nave capitalina fueron en mi opinión los refuerzos que escogió y los experimentos constantes con las alineaciones.
Habrá quien salga al paso y diga que los 5 lanzadores seleccionados por el eterno número 20 de los Industriales lograron promediar todos por debajo de las 3,85 limpias por juego, y que inclusive fueron responsables de 10 triunfos, de los 18 conseguidos por el equipo.
Estos dos parámetros son ciertos, y aunque ninguno de los peloteros importados lo hizo realmente mal, Vargas debió haber escogido pitchers con más calidad, carretera y prestigio. Los lanzadores de su elección lo hicieron medianamente bien, pero los Industriales necesitaban a gritos brazos de un nivel superior y Viera (en su segunda campaña), Yoelkis Cruz (buenas condiciones, pero sin mucho más que esperar de él), además de Yudier Rodríguez y Yoandy Fernández (en mi vida había oído hablar de esos muchachos) quedaron muy por debajo de los requerimientos del equipo, siendo Ariel Miranda (con futuro prometedor) la nota mejor recibida.
Industriales necesitaba a los Lahera, Jonder, Yulieski, Vicyoandry o Danny Betancourt, opciones que Vargas dejó pasar y le pasaron factura.
Por otra parte al mentor de los Industriales no le gustan los estilos tradicionales e imagino sea por eso que no aplicó aquello de “alineación ganadora no se cambia”, al proponer en la Segunda Ronda a Irait Chirino como tercer bate.
Chirino es uno de los mejores primeros bates de Cuba hoy en día (por no ser absoluto) y no puede ser justificación para su movimiento el hecho que impulsa carreras, pues si lo está haciendo bien en su turno tradicional ¿para qué moverlo? Medida con doble consecuencia, pues si Chirino nunca había integrado un equipo Cuba como hombre proa, no creo que como tercer madero lo logre.
Para colmo de ironías Chirino empujó 24 carreras en 44 partidos en la primera vuelta y 12 en 22 juegos de la segunda. Ni les voy a sacar la cuenta, de lo obvia que es.
Los Industriales alinearon cinco nombres diferentes en los turnos primero, segundo y tercero en toda la campaña, a la vez que Stayler estuvo en los puesto 1, 2, 3, 5, 6 y 7 indistintamente en la Serie, Rudy por su parte corrió entre el tercero, quinto, sexto, séptimo y octavo turno en el line-up, a la vez que Malleta pasó por todos los escaños del cuarto al noveno, incluyendo ambos y el último de manera inaudita e irracional.
Por lo demás Vargas tuvo que sortear el peor fildeo de la Segunda Ronda (973), que fueron los sextos en bateo (267) y los que más corredores dejaron en base (341), a más de 8 por encuentro.
Pero el fuerte de los dolores de cabeza de Vargas no vino de la poca producción ofensiva, sino del pitcheo de relevo.
Los apagafuegos de Industriales fueron últimos en pcl (5.12), con 196 hits admitidos y 69 bases regaladas en 168.2 innings, para horrendo whip de 1.57, además de ser el staff de relevistas que más jonrones permitió (15).
De los 13 lanzadores del bullpen de Vargas (con más de una salida de actuación) 10 estuvieron con promedio de limpias superior a las 4 carreras y tres de ellos por encima de 11.00. Imposible ganar así.
De manera general los Industriales jugaron una de sus temporadas más terrible, y si no me creen vean lo que este año los Azules lograron:
•    Salir al doble robo y lograr que ambos corredores fueran capturados.
•    Que Artemisa (el equipo que menos batea en Cuba) le conectara 30 hits entre los juegos del 22 y el 24 de diciembre.
•    Llegar con el partido igualado al noveno episodio con Matanzas (27/3) y ver como los Cocodrilos hacían 6 para vencerles 15 X 9.
•    Similar hazaña, con encuentro a 3 carreras por bando contra Cienfuegos (29/01), y en el inning 13 permitir 8 de parte de los Elefantes.
•    Usar sus 4 receptores durante el partido y terminar con Raiko Olivares como mascara (5/5).
•    Permitir 9 carreras de la Isla, entre la séptima y octava entrada, de un juego empatado a 5 hasta ese momento (11/5).
•    Hacerle 9 carreras a Pinar del Rio en el primer episodio y terminaron perdiendo 12 X 10 (6/1)
•    Ir ganado 9 a 2, frente a Cienfuegos y abrirle la puerta a 13 carreras de los Elefantes en el quinto inning, para sucumbir 15 X 12 (30/3).
Más allá de todo este análisis numérico creo que a los Azules le faltó empuje, deseo y estimulo, pues varios (muchos) de ellos no corrieron fuerte de home a primera con regularidad; raras veces un corredor, desde de primera, lograba llegar a tercera con hit a los jardines; y la naturalidad con se asumieron las derrotas (sonrisas por doquier y extrema camaradería con los contrarios), ha quebrado la moral de la fanaticada, que se ha inventado historias de indisciplinas, abuso de sustancias toxicas, falta de seriedad y algunas peores, historias que por suerte no son ciertas.
En mi opinión los Industriales salieron, en un porciento considerable, al terreno a ver lo que daba el partido, cosa que no merece la afición capitalina, que ha sido devota y fiel a un equipo que ha pasado por mucho y tiene que ser consecuente con su historia y responsabilidad para con el espectáculo.
Industriales en este 2013 ha dado muestra de la necesidad apremiante de incentivar a los peloteros, pues un razonable impulso comercial pudiera dar vuelco al rendimiento de muchos y la ausencia de este, puede hundir cualquier nave.
Lazaro Vargas no es culpable de los slumps habituales de Malleta, ni de que un día Odrisamer domine a su antojo con sus 94 millas y a la otra jornada parezca un indefenso tira piedras, que Rudy no haya estado a la altura de su veteranía, que Urgelles siga siendo más enfermo que atleta, que Yasmani Tomas no mantenga una estable disciplina en el plato, que los muchachos del bullpen no puedan tirar strikes, que Torriente haya salido de la preselección del Cuba para tener poco más de 30 partidos jugados, ni que Frank Camilo continúe sin batear más o que Correa catchee mejor, o al menos catchee.
Vargas ha tratado lo mejor que ha podido, pero los Azules no pudieron hacer marchar de la mano los tres elemento fundamentales del juego, en un mismo partido y las victorias no vinieron. Vargas, solamente en su segundo año como manager, creo que merece, como mínimo, una temporada más.
Igual cierro, como buen fanático de Industriales, asegurándome a mí mismo (ojala que logre hacer lo propio con ustedes) que para los míos siempre existe un próximo año. Nos vemos la temporada que viene.
Sin más por ahora,
Daniel de Malas Andreu.