Desclasificados: ¿Cuánto gana un pelotero cubano?

Inaugurando esa serie de trabajos (que hemos decidido nombrar “Desclasificados”) nos enfrentamos a la pregunta, de fácil respuesta en Cuba, sobre que se le paga a un pelotero de Series Nacionales. No obstante, como ya se sabe, el salario de los beisbolistas cubanos, además de ser un chiste, es un secreto de estado.

La Mayor de las Antillas es, como bien dijera Ernest Hemingway, “…una isla hermosa, larga y desdichada…” y mientras se debate entre un socialismo/comunismo que paso de utopía a capricho dictatorial, tiene muchos, MUCHOS, secretos a voces, que también son temas inexistentes para los medios de comunicación masiva. La paga de los deportistas, es una de estas confidencias entre el gobierno y el atleta, donde el primero ordena y el segundo, sin otras opciones, asume.

La verdad, y evitando escandalosos comentarios, la dualidad de moneda y el tema salario, son categorías críticas en toda la sociedad cubana, pero como este es un trabajo periodístico deportivo, no nos vamos a involucrar con el concepto de que un policía cobre más que un médico, o que un mesero tenga mejor estatus económico que un director de empresa.

Entonces, y sin abandonar el punto inicial, vamos a la esencia de esta propuesta: ¿Cuánto gana un pelotero cubano?

La respuesta real y directa es: una insignificante cantidad de moneda nacional, que varía de caso en caso, pero no alcanza para casi nada.

Indagamos, con 30 peloteros de Series Nacionales, activos y retirados, y esto fue lo que encontramos.

La erradicación del profesionalismo en el deporte cubano trajo un problema (varios, demasiados, en realidad), pues de pronto nos encontramos con hombres, que disfrazados de atletas, son considerados amateurs, a pesar que dedican gran parte del año a jugar pelota y sus vidas se limitan al espectáculo beisbolero.

¿Cómo estos beisbolistas viven? y ¿De dónde sacan dinero, para llevar algo más a sus hogares que el orgullo deportivo?

El INDER, tan innovador y oficialista, tiene un sistema impuesto, de licencias deportivas, además de un pequeño estipendio extra, que entre ambos conforman el concepto paga, o salario. Les explicamos enseguida.

Cada atleta que participa en Series Nacionales, TIENE que estar vinculado a un centro laboral, a donde ellos llevan la famosa licencia deportiva y por donde cobraran todo el tiempo que la mencionada licencia les permita. Antes de ejemplificar, aclaramos que al pelotero que no tenga centro laboral, se le consigue uno. Así de claro. En la Serie nos encontramos una infinidad de profesionales si profesión, aunque parezca paradójico.

Digamos, entonces, que un beisbolista determinado es profesor de educación de física (uno de los casos más comunes) y que su salario es de 430 pesos moneda nacional. Cuando este pelotero presenta su licencia en la escuela donde labora, esa institución tiene la obligación de pagarle, por el tiempo que determine el documento, su salario integro. Se puede decir que tenemos maestros, soldadores, carpinteros, estibadores y torcedores de tabaco, jugando beisbol en Series Nacionales y cobrando por su “profesión” primaria, aunque jamás hayan ejercido o estudiado para eso.

En el caso de los peloteros mas establecidos, las licencias duran todo el año y jamás tienen que hacer otra cosa que cobrar por su plaza mientras, practiquen o no, el deporte nacional.

El INDER, de manera muy simbólica y risible, aporta 100 pesos MN mensuales, a todos los que se vinculan a la Serie Nacional, aunque es solo por la duración del evento en sí.

O sea, que un pelotero promedio, cobra entre 500 y 600 pesos MN mensuales, por llenar estadios, estar alejados de su familia, recibir sin números de rechiflas, aplausos, críticas y llevar al máximo sus habilidades físicas.

Existen, además, dos complementos extras para los peloteros. Las meriendas y los fanáticos.

En la dieta de los jugadores de Series Nacionales se incluyen 5 refrescos diarios, que la mayoría de ellos guarda, para después venderlos, al “respetable” precio de 10 pesos MN, cada uno. Sin embargo, si se da la oportunidad de que sus hijos, parejas o familiares allegados, anden de cumpleaños en fechas cercanas, esta opción se reduce o desaparece, pues tienen que guardar las “laticas” para esas responsabilidades.

Por su parte, y exclusivo para las grandes figuras, algunos cuentan con seguidores que aportan gasolina para sus autos, recargas para sus móviles, invitaciones ocasionales a restaurantes y/o bebidas, entre otras atenciones que hacen más llevadero el sacrificio que conlleva el deporte activo. Esos fanáticos se ganan un saludo extra de sus peloteros favoritos, además de una relación más profunda con ellos.

Sacando cuentas, y utilizando un mes de Serie Nacional como ejemplo, podemos decir que un pelotero cubano logra, optimizándolo todo al máximo, 1500 pesos por refrescos vendidos + 600 de salario, que suman 2100 pesos MN, que en buen español son 87,50 cuc, o en dinero real, 80,50 dólares norteamericanos, que, jugando todo el año, son 966 billetes verdes. Todo esto repetimos, es hipotético, pues ni guardan todos los refrescos, ni la Serie Nacional dura los 12 meses.

Un pionero de tercer grado les podrá decir que 966 son muchos menos que los miles que ganan los jugadores que participan, digamos, en las Ligas Menores del beisbol profesional, a donde si llegan todos los que se van, de una manera u otra. Ni hablar de los millones que cobran algunas estrellas cubanas en las Grandes Ligas.

Entonces se puede afirmar, que parece increíble que la Comisión Nacional, el INDER y el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, aun se pregunten por qué el aluvión de deserciones de las Series Nacionales, o peor, que se sienten a pensar como insertar atletas en ligas foráneas, esperando por cuños, firmas, autorizos y las trabas burocráticas rutinarias, cuando la crisis más que real, es incurable.

Como dato adicional agregamos que el concepto retiro es otro fenómeno irrespetuoso, pues después de muchos “estudios”, los peloteros retirados, con “éxitos demostrados”, cobran un “honroso” y escaso retiro de 400 pesos MN. Un pelotero, digamos con 9 campañas jugadas, no merece el retiro del INDER.

Algunos afortunados, pedimos un aleluya por ellos, son los Campeones Olímpicos pues cobran 300 cuc (276 dólares) mensuales de por vida, 200 los medallistas de plata y 100 los de bronce. Pero lógicamente son unos pocos, considerando la cantidad que ni siquiera logró llegar a las preselecciones de esas épocas.

Aclarado el asunto, no creo que nadie más se atreva a hablar de valores morales o familiares, intentando justificar el éxodo peloteril hacia otras tierras, y que los enfoques se centren en la deprimida realidad económica de los peloteros cubanos y el resto de los deportistas. Patriotismo aparte (concepto muy maltratado y sobreutilizado en tiempos), no les estamos dejando de otra.

Sin más por ahora,

Daniel de Malas Andreu.