Un viaje a las entrañas del juego Las Tunas-Industriales


Tomado de CubaDebate, escrito por Dubler Vazquez.

Tras el excelente partido que Las Tunas le ganó a Industriales el sábado anterior, la información publicada por la edición digital de este periódico llevó el siguiente título: “El orgullo de los Leñadores enmudece el Latinoamericano”. Y ciertamente fue ese el sentimiento de todos los tuneros al ver al equipo que muchos pensaron iría de mero espectador al templo mayor del béisbol cubano. Fue una demostración de gallardía, de reafirmación en el hecho innegable de que tenemos suficiente talento y vergüenza deportiva en ese grupo mayormente joven, como para soñar con un futuro de victorias.

Sin embargo, luego de lo sucedido en la jornada dominical, los comentarios y las llamadas de nuestros lectores no han cesado, en algunos casos utilizando términos como “traición”, “burla a la afición” y“falta de respeto”. Y aunque no me inclino por ser tan radical en mis juicios, la seriedad del tema exige dejar las cosas claras desde el principio: después de escuchar los argumentos esgrimidos por el mentor Ángel Sosa, estoy plenamente convencido de que la dirección se equivocó.

Pero repasemos los hechos. El pasado domingo, los Leñadores derrotaban a Industriales 3×0 a la altura del sexto inning, cuando un doblete de Yulieski Gourriel, con dos outs y las bases limpias, inclinó al Alto Mando a sustituir a un Yoelkis Cruz inmenso, poseedor de una recta que varias meses sobrepasó las 90 millas por hora y dueño de un control milimétrico. El controvertido reemplazo de su principal lanzador obedeció, de acuerdo con Sosa, al plan trazado de antemano, teniendo en cuenta que Cruz estaba afectado por una sacrolumbalgia y comenzó a sentir molestias mientras lanzaba. Hasta aquí todo bien, pues el manejo del pitcheo es prerrogativa única del cuerpo técnico y la disponibilidad de Darién Núñez, Ubisney Bermúdez y Carlos Juan Viera en el bullpen, justifica con creces una decisión que terminó por cambiar completamente el curso del choque, pero que desde mi punto de vista estuvo bien tomada.

Los verdaderos problemas aparecieron en el octavo capítulo, después de que se igualara el choque a seis carreras. En ese momento crucial, todo indicaba que había que luchar con lo mejor disponible hasta el final: la grandeza del rival (el máximo ganador de títulos en Series Nacionales) y del escenario (el mayor estadio beisbolero de Latinoamérica), la presencia de la televisión nacional con máxima audiencia por ser el único juego de la jornada y los deseos de miles de aficionados de ver a sus peloteros despedirse con honor del campeonato. Incluso, hasta el obsceno gesto de Rudy Reyes tras pegar el jit que igualó la pizarra.

Sin embargo, la dirección del elenco optó por un cambio masivo que solo dejó sobre el terreno al torpedero Ernesto Lalana, al parecer el único que no tenía reemplazo. Según el manager tunero, había hecho el compromiso con sus jugadores suplentes de que todos tendrían oportunidad de ver acción y algunos titulares necesitaban descanso, pues arrastraban molestias físicas, además de estar afectados por la inactividad del fin e inicio de años y por el largo viaje a la capital del país. Sin sus principales figuras sobre la grama del Coloso del Cerro, el desenlace era previsible y un enorme jonrón con bases llenas de Yasmani Tomás puso el peor epílogo posible a la temporada.

Al margen del gran malestar que prima aún entre la afición, prefiero darles el beneficio de la duda a los técnicos. Opto por confiar en sus argumentos y no darle crédito a la opinión de algunos testigos, según los cuales un lanzamiento de Viera ante Rudy que pudo ser el tercer strike y en cambio fue decretado bola por el árbitro principal (en la televisión se apreció fuera de la zona), provocó una airada protesta, desencadenó incluso alguna posible expulsión y habría sido la causa directa del cambio masivo de atletas, en señal de protesta. Quiero realmente creer en la primera versión, pero debo reiterar que, aun cuando las malas intenciones no estuvieran presentes, la equivocación existe.

“No podía arriesgarme a que Viera perdiera su carrera deportiva por un juego que no tenía gran importancia”, declaró después Sosa, en alusión al hecho real de que su equipo no podía ni mejorar ni empeorar el décimo lugar, independientemente de lo que sucediera en el “Latino”. Más allá de la muy discutible tesis de que un pitcher joven y de brazo fuerte como el cerrador jobabense corriera el riesgo de sufrir una lesión por tirar 20 ó 30 lanzamientos más, el grave error de concepto está, creo, en considerar que el último partido ante los Leones carecía de relevancia.

Y es que los análisis reduccionistas y poco inteligentes escuchados en los últimos días, han olvidado el fuerte carácter simbólico que revestía esa presentación del adiós. En primerísimo lugar, porque Las Tunas necesita imperiosamente dotar a sus jugadores de esa férrea convicción de salir siempre a ganar, a ser mejor que el rival, propia de conjuntos de la talla de Industriales, Santiago de Cuba o Villa Clara. Como ya hemos dicho, el contrario, el escenario y las circunstancias eran ideales para hacerlo y dejar una muy positiva última impresión. La ansiada “mentalidad ganadora” solo se consigue imponiéndose en partidos como los del pasado domingo, sometiendo a los gigantes de la pelota cubana.

Además, de haberse sumado ese triunfo 23 se habría conseguido la misma cantidad de éxitos que el año anterior, a pesar de que muchos auguraban el desastre tras la renovación sufrida por el elenco. La actual dirección, que heredó y asumió con plena responsabilidad la decisión de excluir de la nómina a hombres claves hasta la temporada del 2013, podría enseñar ahora un resultado idéntico al de hace un año, llogrado con peloteros de 16, 18 y 19 años, muchos de ellos novatos y otros con casi nula experiencia en este nivel de béisbol. Una cifra más en el casillero de los juegos ganados pudiera parecer algo insignificante, pero solo para los supuestos entendidos en la materia que se empeñan en no ver más allá de sus narices.

No obstante, hay otras implicaciones. La derrota del domingo pone fin a una racha de ocho campañas sin perder el compromiso particular ante los azules. Con toda seguridad, Las Tunas es hoy uno de los tres rivales más incómodos que tienen los 12 veces campeones nacionales, hasta el punto de que solo habían podido ganar 18 de los últimos 45 desafíos entre ellos. Desde la 45 Serie Nacional (temporada 2005-2006), los Leñadores habían vencido en cuatro enfrentamientos y un número similar había quedado empatado. Los aficionados del parque Julio Antonio Mella recuerdan, por ejemplo, aquella espectacular barrida del 2009, cuando los de verde y rojo ganaron otros dos partidos a domicilio y se impusieron cinco veces en seis encuentros a la nave azul.

Y hay más. Los dos partidos efectuados el pasado fin de semana habían quedado pendientes desde las fechas del 12 y el 13 de noviembre, cuando la lluvia impidió que se efectuaran. En aquella ocasión, mucho se habló del único desafío que se pudo realizar, en el cual el pésimo juego desplegado por Las Tunas le permitió a los Industriales ganar un choque, por primera vez en 13 años, con apenas dos jits conectados. Fue el día en que quedó reabierto el “Latino” tras su remodelación, la noche en la que Yulieski Gourriel estrenó ante su nueva fanaticada el llamativo número 01; una especie de fiesta local a la que el nerviosismo de los Leñadores contribuyó con creces, permitiendo un racimo de tres carreras en la entrada inicial a base de pelotazo, error en fildeo del inicialista, doblete de dos carreras, robo de tercera con la bola en manos del pitcher y error en tiro de este a la antesala. Dos innings después, la cuarta anotación: una base por bolas y dos passed balls consecutivos. Al otro día, las malas condiciones meteorológicas salvaron a los discípulos de Ángel Sosa, pues en el momento en que el agua puso fin a las acciones perdían 6×1, apenas jugado el episodio de apertura. Esa mala imagen había sido borrada por la excelente presentación del pasado sábado y los dos primeros tercios del domingo, pero el inmerecido epílogo volvió a dejar a los peloteros del Balcón del Oriente en condición de animadores de lujo, en medio de otro jolgorio azul.

Por si fuera poco, en la memoria colectiva de los tuneros está grabada con fuego aquel duelo de la 51 Serie Nacional, cuando el elenco que entonces dirigía Juan Miguel Gordo viajó hasta La Habana en busca de una victoria que le asegurara su clasificación. Todos recuerdan que en aquella ocasión el duelo estuvo precedido de una subserie de alta tensión en el “Mella”. De aquí salieron mal parados los Leones, víctimas de un efectivo juego de toques de bolas, robos de base y velocidad en función de la ofensiva que terminó por desquiciar al “imperturbable” Lázaro Vargas y marcó el destino de un enfrentamiento final que los capitalinos se tomaron como esperada venganza.

En aquel momento, Industriales no se jugaba ni siquiera mejorar un lugar, como lo hizo ahora, y aun así Vargas apeló a todas sus estrellas con la única intención de evitar la clasificación del rival. Aquellos dos primeros encontronazos de infarto, ganados de manera espectacular por el equipo de la capital, pusieron al borde de la eliminación a los Leñadores. Solo en el tercer partido, cuando una desbordada ofensiva tunera puso marcador de nocao, el polémico exantesalista optó por darles descanso a sus titulares.

Por todo eso, y porque ninguna victoria es más disfrutada por estos lares que las que se consiguen ante los Industriales, Ángel Sosa y su cuerpo de dirección debieron ir con todo hasta el final, pidiéndoles a los lesionados un último esfuerzo, permitiendo que Viera se recuperara y volviera a mostrar la enorme clase que encandiló al país la noche anterior. Para un conjunto tradicionalmente modesto como Las Tunas no hay nada más valioso que su orgullo y su autoestima, que la tranquilidad de saber que a su gente no le importan las derrotas si no quedó nada por entregar.

Hay cosas intangibles, sentimientos que crecen muy adentro en el corazón del pueblo y que son extraordinariamente difíciles de apreciar en toda su magnitud cuando la premura y el calor de un juego de béisbol exigen tomar decisiones instantáneas. Por eso la lección debe quedar muy clara: con ellos está prohibido especular.

(Tomado del Periódico 26, Las Tunas)

Nota de la redacción de Cubadebate: Más allá del formidable comentario del colega tunero, vale apuntar dos cosas. Primero, que la Comisión Nacional de Béisbol deberá aprender a no medir con doble rasero los aconteceres de la Serie, y sancionar así con la misma mano dura cada indisciplina, sea quien sea su protagonista. Y segundo, que la enseñanza está clarísima: la celebración de los juegos sellados NO se puede postergar para el final del calendario regular.

Puntos de vista de periodistas y personalidades de la política sobre asuntos cubanos e internacionales.

Comentarios

  1. Juan Migenes
    no estoy cuerdo con ese blog si las tunas ubiera regalado juego ind no ubiera jugado con titular ni el sabado ni el domingo

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  2. Lenin Santa Cruz
    Caballeroooo q es un cuero impecable , pues si ganamos se llama : se lo regalaron y si perdemos por q no sabemos jugar la bola, ñooooooooooooo

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  3. El comentario está bueno, pero que análisis han echo de las otras derrotas que sufrieron contra los demás equipos de la serie y que si les costó el no haber clasificado.El orgullo,la dedicación y el autoestima a donde fueron a parar frente a los otros equipos.Como se expresa en el comentario,si de la misma manera en que ese equipo le juega a los Industriales,le jugara a los demás,ellos seguros estuvieran todos los años discutiendo los primeros lugares y colados en los Play Off,pero la realidad es otra. Parece que sólo se conforman con ganarles a los azules y para ellos ya ganaron el campenato.Sobre esto deben meditar más para llegar más legos en los venideros campeonatos.Saludos Sergio

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  4. Rectificando ortografía
    El comentario está bueno, pero qué análisis han hecho de las otras derrotas que sufrieron contra los demás equipos de la serie y que sí les costó el no haber clasificado.El orgullo,la dedicación y el autoestima a donde fueron a parar frente a los otros equipos.Como se expresa en el comentario,si de la misma manera en que ese equipo le juega a los Industriales,le jugara a los demás,ellos seguros estuvieran todos los años discutiendo los primeros lugares y colados en los Play Off,pero la realidad es otra. Parece que sólo se conforman con ganarles a los azules y para ellos ya ganaron el campenato.Sobre esto deben meditar más para llegar más lejos en los venideros campeonatos.Saludos Sergio

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