El día que aprendí la lección de un grande.

Emilio Correa fue Campeón Olímpico, en la división Welter (67 Kg.), en Munich, 1972.




Crónica del colega Liuber Barreta, que por ser real, más que buena, es necesaria.




MÁS DE MI VIDA: EL DÍA EN QUE APRENDÍ LA LECCIÓN DE UN GRANDE



Mi abuela Martha tenía tres ídolos: Stalin, Toshiro Mifune y Emilio Correa. Y tenía dos enemigos: Los norteamericanos y todo aquel que apoyara a los norteamericanos.

Mi abuela llegó a dirigir la Gran Guerra Patria junto a Stalin, peleaba como una samurai caribeña cada combate de Toshiro y boxeaba junto a Correa cuando él lo hacía, Correa era como el hijo varón que no tuvo nunca y cuando más disfrutaba; era cuando su hijo le partía la cara a un americano.

Recuerdo que un día tocaron a la puerta de mi casa y yo dejé mis soldaditos de plomo y abrí la puerta. Delante de mi apareció un negro de nariz chata y boca grande, los labios gruesos y un brillo inusual en los ojos. "Está la señora de la casa, vengo a tomar café", me dijo.

Una parienta de mi abuela, muy amiga de aquel hombre lo había llevado hasta nuestra humilde vivienda. Abuela se detuvo a observarle unos instantes y entonces él sonrió y le dijo: "Vamos no me diga que no me conoce, usted que dicen que tanto boxea conmigo". Abuela corrió hacia él y antes de invitarlo a sentarse le dio un primer abrazo, luego le apretó su brazo izquierdo, "Emilio Correa, es Emilio Correa", dijo abuela emocionada.

Después de conversar un buen rato, abuela le confesó algo mientras yo continuaba escuchando la conversación. "Cuando más disfruto de tus peleas mi´jo, es cuando te enfrentas a los yanquis esos y le rompes la cara, porque son nuestros enemigos", le dijo abuela.

Emilio Correa, sonrió como un niño, le acarició una mano a mi abuela y le dijo: "Señora esos americanos son amigos míos, nosotros somos deportistas no políticos".

Abuela, sin ofender a su ídolo le dijo: "Esos negros no son como nosotros, esos son yanquis" Y fue entonces cuando Correa le dijo: "Se equivoca mi vieja, ellos son iguales a nosotros, somos deportistas".

Cuando Correa se marchó del hogar la abuela me miró sonriente y entonces me dijo: Este negro no es sólo boxeador, este tiene tanto honor como Toshiro Mifune. (Refiriéndose al orgullo samurai).

Y yo aprendí una lección gracias a Emilio Correa que he guardado toda mi vida: Debemos diferenciar la política del resto de las cosas y por encima de nuestras diferencias: el respeto a lo distinto. (Liber Barruera, basado en un hecho real, el día en que Correa visitó mi hogar)

Correa, que nació el 20 de mayo de 1952, también fue medallista de plata Olímpico en Montreal, 1976.

Comentarios

  1. Que gran enseñanza y grande Correa, decir eso en aquella época era muuy peligroso había tenerlos bien puestos pa algo así, ahora cualquiera habla lo que quiere en los 70 no era así

    El Salta

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  2. Que sera de la vida de Correa hoy, donde vivira y en que condición, como estara su salud.

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