Salón de la Fama: Castro y el premio Martin Dihigo.


¿Castro hizo o deshizo por la pelota cubana?

Continuando con la radiografía que merece la reinstauración del Salón de la Fama del Beisbol Cubano, hoy vamos a darle una revisión a la mala fortuna del premio Martin Dihigo, que fue, de manera muy desacertada, propuesto para ser entregado a Fidel Castro.

Evitando interpretaciones erróneas, mi óptica es clara: los muchachos del Proyecto de recuperación del sagrado recinto han hecho un trabajo encomiable y merecen, más que palmas, un reconocimiento vitalicio por tal esfuerzo. No obstante, han pecado de optimistas, con una inocencia impresionantemente indescriptible, inenarrable, pues el hecho de haber sido un grupo independiente funcionó a la perfección, hasta que decidieron llegar al INDER y permitir que ellos (por ende el gobierno), esos títeres sin escrúpulos que responden a unos “intereses” que ni ellos mismos entienden, tomaran partido.

No es un problema de quejarme de esto o lo otro, pero si el Salón de la Fama de mi beisbol, el de mi patria, va a ser reinstaurado, tiene que ser bien hecho, sin omisiones y sin “obligaciones” políticas, pero menos aún, sin censura o restricciones. La pelota es de Cuba y de su pueblo, no de una ideología impopular o quienes la dirigen.

Volviendo al premio Martin Dihigo. El Proyecto, de manera conjunta, decidió entregar dicho lauro, al trabajo de toda una vida.

Pero la designación del mismo no recae en el Tribunal de Selección (quienes votan por los electos al Salón de la Fama), sino en un Comité Especial, formado por exponentes de la cultura cubana, aunque la propuesta del ganador (o ganadores, pues puede ser hasta un máximo de 3 honrados) sale originalmente de una selección sabia y congeniada, del Proyecto del Salón de la Fama.

¿Entonces como Fidel Castro fue seleccionado para la entrega inicial del Premio Martin Dihigo?

Pues una cadena de eventos (los mismos de casi siempre) desembocó en la forzosa obligación de escoger y votar por el expresidente cubano.

El Coloquio efectuado en el estadio Latinoamericano, en aras de recuperar esa parte arrancada de nuestra historia, había sido aprobado por el Primer Vicepresidente de la república, Miguel Díaz Canel, así que en teoría, todo estaba “cuadrado”.

Sin embargo, ya en pleno evento, la tensión entre los representantes del INDER fue ascendiendo, hasta llegar a niveles de stress relativamente incontrolables, donde el mismísimo Presidente de la Federación de Beisbol de Cuba, Heriberto Suárez Pereda, cambió su discurso en sucesivas intervenciones.

La ausencia del Presidente del INDER, Eduardo Becali Garrido en el Coloquio (¿No pudo ir en ninguna de las dos jornadas?) y la insuficiente representación del Vicepresidente de Docencia de dicho organismo, Arnaldo Rivero (¿Quién?), dejó a las claras que había temor palpable a esta propuesta tan progresista y el Salón de la Fama necesitaba abrir con paso “revolucionario” (“involucionario” quizás).

El “paso” fue más bien una coincidencia oportunista, pues los integrantes del Proyecto habían decidido no entregar el Premio Martin Dihigo a nadie en esta primera vuelta y dejarlo para el segundo año de selección (2015), donde Bobby Maduro, Alex Pompez y/o Abel Linares podían ser lo escogidos.

Entonces los invitados (el INDER), decidieron por todos nosotros (Proyecto, Coloquio, historia, pueblo, en fin, todos nosotros) y enviaron a Tony Díaz Susavilla, quien es el vocero de la Federación Cubana de Beisbol, a darle la noticia al Tribunal y a todos los miembros del Proyecto. Algo así como…”compañeros, deberíamos elegir al Comandante para el Premio Martin Dihigo…” aunque con un lenguaje corporal que evidenciaba lo imperativo del asunto, no necesariamente desde la óptica del mensajero, sino de los emisores.

Puesto los puntos sobre las íes, se hizo pública la nominación de Fidel Castro y se procedió a la votación.

Importante señalar que no fue unánime, pues varias se negaron a levantar la mano a favor, aunque nadie lo hizo en contra.

El asunto no es debatir si Castro merece ese premio o no, pues están quienes defiendan la idea de la “nacionalización” del beisbol como un éxito y otros que debatirán hasta el cansancio que él mismo fue quien eliminó (o permitió que eliminaran) el Salón de la Fama. Lo debatible es:

¿Alguien le pidió permiso a la familia Dihigo para este tipo de uso de la gracia familiar?

Nadie ha podido aclararme ese punto.


Acá esta el cierre del trabajo, sobre el tema, de Gilberto Dihigo (hijo del Inmortal, el gran Martín):



Lo que si sabemos los cubanos amantes del beisbol y de nuestra patria que el señor Fidel Castro no merece la distinción con el nombre del hijo del mambí, del hombre que siempre quiso a su país y al beisbol, como escribió en una carta, “con un amor que me enajena”, el Premio Martin Dihigo debe estar en mejores manos.



El resto del trabajo en CafeFuerte: Pelota y política: El Premio Martín Dihigo debe estar en mejores manos

Finalmente y para que se diviertan, les digo que aun el Comité Central del Partido Comunista de Cuba no ha dado el visto bueno a este premio, pues entre que la opinión publica reaccionó en diferentes maneras a la selección y que no se ve con ojo positivo el propio Salón de la Fama en las grandes esferas, no está claro si Fidel quiere recibir el premio. Queda evidenciado que fue una “chicharronería” que aún no ha encontrado respuesta, demostrando poca seriedad del INDER, hacia lo que queremos sea un verdadero recinto sagrado.

Le ha faltado fuerza y carácter al Salón de la Fama, quizás excesiva diplomacia con tal de renacer, ojala y no dé al traste con lo que tanto necesita nuestro beisbol, nuestra historia y nuestra fanaticada.

Sin más por ahora,

Daniel de Malas Andreu.

Comentarios

  1. Mira de Malas yo no siempre coincido contigo pero la verdad que sin ti uno se pierde la mitad o mayor parte de las historias.
    En este caso el inder se burla del Salón de la Fama y es algo que se debe decir.
    Seguiré viniendo, que es mejor discrepar contigo que vivir una mentira.
    Saludos
    Andrés.

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  2. Ahora si Daniel, por este post debiste comensar, antes de emprenderla en contra de Conrrado Marrero, es una verguenza darle este premio al que destrullo el Beisbol de Cuba, al que aislo al pueblo de Cuba de las grandes ligas, al que una vez terminado el II Clasico y vio que ya el Beisbol no le servia para su chovinismo politico se bajo del carro del Beisbol y jamas movio un dedo por él de nuevo, el que politiso el Beisbol, el que no propicio salarios ni atencion verdadera a los cientos de heroes de las Series Nacionales.

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  3. El inmortal. Hasta que al estadio de Matanzas no le pongan su nombre no abra verdaera justicia con el, el mas grande pelotero de aquellos tiempos que haya dado esa provincia y probablemente, Cuba.

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  4. Desde hace varios días me pregunto por qué no se hizo una excepción en este primer año del Salón y no escogieron más peloteros de la era anterior a 1960. Ellos fueron historia hasta 1960 y después, y no tienen culpa del secuestro del salón durante más de medio siglo. Eso es un aspecto, el otro, los cubanos son escogidos miembros de salones de la fama de todo el mundo caribeño y de Cooperstown, pero los cubanos no saben reconocer y elegir a tantos buenos peloteros extranjeros que jugaron en nuestro país y le dieron vida y calidad a nuestro pasatiempo nacional. Este defecto de no escoger extranjeros es de siempre y no de ahora. Ignorar a Oscar Charleston, a Papa Cool Bell, a Jabao Brown, a Lou Klein, Rocky Nelson, Max Lanier y otras tantas figuras que le dieron colorido a nuestros campeonatos profesionales no tiene ningún sentido. Nos gusta ser premiados, pero no sabemos premiar a otros que así también lo merecen.

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  5. Totalmente de acuerdo con Anónimo (19/12/2014), realmente es el primero que dice de los extranjeros en Salón de la Fama y es muy justo su planteamiento.

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