Raidel Orta mostró calidad pese a su juventud. Foto: Reynier Batista Morales. |
Por Yirsandi Rodríguez
Muchos de los seguidores de Industriales aún no se ven fuera del delirio que comienza el martes: los play off. El descalabro de los Leones en menos de una semana sentenció la trayectoria con ansias de campeonato de toda una temporada.
Sin embargo, hemos visto una competencia llena de sorpresas, donde la práctica y el juego diario nos ofrecieron la verdad sobre el talento —quizás oculto— que tienen jugadores en la capital.
Yusniel Díaz es más que un mero ejemplo en el gremio de jóvenes que están por ascender —ya es una realidad a seguir. En la campaña demostró mucho más allá de lo que usted pueda leer en un boletín de estadísticas, donde diga que bateó para .348 y fue el sexto mejor promedio de la etapa regular.
Yusniel hizo más que eso. Observé que su armonía y deseos aumentaban cuando la presión de ser eliminado su equipo era más que incipiente. Su corrido de bases y peculiar postura en el plato, fueron algunas de las atracciones que trajo en su paquete.
Además, sumar el alcance que desplegó en los jardines —contando con una rápida adaptación a jugar de noche—, donde hizo varios tiros para detener a corredores que buscaban una almohadilla adicional. Ese es de los ejemplos que quiere ver todo el que va al estadio a disfrutar de un espectáculo.
Raidel Orta (3-0) lo hizo mejor en (12) aperturas, que lo mostrado cuando usted lee que concedió (35) bases por bolas.
Él garantizó un puesto que pocos valoran: el quinto abridor. Todos los abridores de Industriales pasaban los 30 años, y necesitaban —por sus condiciones físicas— lanzar cada 5 o 6 días. Ahí nació la posibilidad de que Orta fuera el muelle que impulsara la envejecida rotación azul. No solo con su juventud logró ese resultado. Las faenas fueron saliendo con su entrega, la ayuda de sus entrenadores, su talento y calidad. Terminó con récord de (3-0) y permitió un solo vuelacercas en 56.2 de entrada lanzadas. Para la próxima temporada no se asombre de ver a Orta luchando por los puestos de abridor del dos al cuatro.
Si usted vio batear a Hasuan Viera en el último partido de los Azules o en la temporada, y pensó que su estrategia —viniendo del dogout— sería tirarle a cualquier bola, y no repasar en conectar un buen batazo. Se equivocó. Viera solo pudo comparecer (11) veces en (87) partidos, pero sus deseos y coraje no fueron menos.
Aún cuando tenía que abordar una oportunidad en la que no había la más mínima presión o importancia, siempre salió a darlo todo, y ahí también se está ganando. Él es de los muchos talentos que tiene la capital, y veremos un día hacerse cargo del legado que dejen jugadores como Alexander Malleta o Lisban Correa. Juega una defensa atractiva en la inicial, es un corredor agresivo y batea a la zurda. Solo necesita la oportunidad, un poco más de chance de jugar al béisbol y entender otros fundamentos de este hermoso juego, pero el talento y los deseos de superarse le sobran.
¿Qué decir de Jorge Oña?
Oña es un atlético jugador que lo puede hacer todo en un terreno de béisbol en el futuro. Tiene poder —aunque no es su principal virtud—, posee un gran brazo y unas piernas prodigiosas. Yo diría que si su ojo de bateo mejora, él podría ser un jugador de cinco herramientas en el futuro y a decir verdad habría que ver una gran rivalidad armónica entre Yusniel y él.
Ellos siempre tiraban de la carreta a sus equipos en las categorías escolares. En el equipo Cuba Juvenil, Oña brilló y sobresalía en todos los aspectos. Durante la pasada campaña beisbolera no tuvo mucha oportunidad, y ganarse la titularidad en Industriales fue algo difícil. Pienso que él estaría de vuelta para la próxima contienda y podría traer mucha más experiencia en el juego.
Para la capital se acercan tiempos de cambios, tiempos en los que muchas figuras jóvenes vienen empujando y necesitan desarrollarse, explotar sus cualidades.
Es tan así, que jóvenes como: Jorge Luis Barcelán, Rigoberto Gómez, Alfredo Rodríguez y Jorge Tartabull —todos capitalinos— jugaron para la Isla de la juventud. Combinaron una gran actuación todo el año.
Ante la penuria de títulos en la capital, existen puntos positivos de qué hablar.
Recuerdos solo recuerdos es lo que les quedan a los desteñidos azules, a llorar a Maternidad...
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