Manager de La Isla: "hay que mostrarle personalidad al contrario"

José Luis Ro­dríguez Pantoja, manager de La Isla

Por Aliet Arzola
Prácticamente dos décadas atrás, al concluir la 35 Serie Nacional, el mentor José Luis Ro­dríguez Pantoja entregó las riendas de Isla de la Juventud a Armando Jhonson, quien por espacio de 18 años guió a los Piratas en los clásicos de las bolas y los strikes.

“En la temporada de 1996 ganamos 29 juegos, perdimos 36 y quedamos en el puesto 11. Después me sustituyó Mandy, quien no de­mo­ró en guiar al equipo por cauces victoriosos”, re­cuerda Rodríguez, actual estratega de los Pira­tas.

Y fue justo así: a las tres campañas de debutar como manager, Jhonson colocó a los pineros en el centro de atención y los vistió de matagigantes, al punto de ganar un memorable trofeo de tercer lugar, el único que luce en las vitrinas del equipo.

Jhonson dejó la capitanía del barco al concluir la pasada contienda, y su sucesor fue precisamente José Luis Rodríguez, quien afrontó el reto de darle continuidad a una labor de casi dos décadas y mantener (o mejorar) los resultados.

“La historia fue al revés ahora, una bonita coincidencia, pero reconozco que también ha sido complicado todo el año en sentido general, porque nunca es fácil llegar a un grupo y que te asimilen enseguida, eso lleva su tiempo, para que se adapten a una nueva concepción de trabajo y a un cuerpo de entrenadores en el cual solo repetía Alexander Ramos”, explicó a Gran­ma el director de la Isla.

DESDE EL KILÓMETRO CERO

“Nuestro primer objetivo era transmitir confiabilidad, y luego hacer cambios para explotar las principales virtudes de los jugadores disponibles. Nos planteamos la necesidad de to­car más la bola, robar bases, defender mejor, se­llar el cuadro, correr bien para anotar más ca­rre­ras, en fin, trabajar en los aspectos que los nú­­me­ros evidenciaban problemas”, rememoró Ro­dríguez.

El trabajo rindió frutos, porque los Piratas, apoyados en un grupo de informáticos pineros que contribuyeron en los análisis estadísticos, superaron sus 28 estafas, 358 anotadas, 42 sa­crificios y 109 doble plays de la Serie 53, al acumular 58 robos, 421 carreras, 86 sacrificios y 135 dobles matanzas.

Pese a mejorar, los Piratas clasificaron en el último minuto, después de barrer a Indus­tria­les. Su recuperación en el tramo conclusivo bien vale un homenaje, porque no es muy co­mún que un equipo con cuatro barridas a cuestas logre avanzar, pincelada que también habla a las claras de la baja calidad en nuestro campeonato.

“Ha sido un año difícil, con varias interrupciones en el calendario, y eso a nosotros nos golpea en exceso, pues contamos con varios peloteros de otras provincias, y cuando la Serie se detiene un mes debes darles pase, no puedes tenerlos retenidos en la Isla por tiempo indefinido”, señaló el mentor.

—¿Cómo sobreponerse a esos contratiempos?

—Hay que mantener siempre la armonía, recuperar a los lesionados, quienes nunca de­ben sentirse apartados, prevenir cualquier in­disciplina. Nuestro equipo casi no ha tenido bajas, contrario a la mayoría de los rivales. En el caso de los refuerzos, por ejemplo, son los mismos siete del principio, en gran medida por su respuesta, por su aporte y sus experiencias.

—La postemporada, un nuevo reto…

—Respetamos al contrario, pero tenemos que mostrarle personalidad. Ese fue uno de los factores que nos ayudó contra Industriales en la subserie decisiva, y es justo lo que nos ha faltado con Matanzas, un equipo con mucho carácter y una afición que aprieta. Las opciones son reales, cuando tanta gente nos apoya y se identifica con la modestia, la garra y la unidad del plantel. Nosotros no perdemos la fe, y queremos renovar nuestro trofeo de 1999.

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