Haciendo historia: La laboriosidad de Raymond "Jabao" Brown


Raymond Brown


El colega Esteban Romero está cooperando con el blog y hoy nos trae fragmentos de la carrera de Raymond Brown, pelotero de la Ligas Negras con sólido destaque el beisbol profesional cubano y miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, para que las generaciones actuales entiendan porque nuestro beisbol tenía el plano estelar que le correspondía antes de 1959, ya que en Cuba jugaban muchos atletas de primer nivel, equipos de Grandes Ligas daban recorridos de entrenamiento y exhibición, además de todos los peloteros del patio que jugaban en ligas internacionales del área.


Por Esteban Romero, en exclusiva para SwingCompleto

El pelotero más ofensivo que tuvieron los Leopardos de Santa Clara fue Tony Castaño, oriundo de Manzanillo, que luego fuera un exitoso manager al ganar los dos campeonatos de la liga profesional cubana, dirigiendo el Cienfuegos. Castaño no emigró inmediatamente a EEUU, pues fue el primer director que tuvo el equipo Azucareros en la I Serie Nacional en 1962. Castaño logró ser campeón de bateo por dos temporadas consecutivas, no obstante, si se habla de grandes al bate con los Leopardos hay que hablar del torpedero Sam Bankhead, hombre que le dio a la bola lo que quiso y le dio muchas victorias a su equipo, y cuando se hable de pitcheo hay que hablar de Raymond Brown, el Jabao. Los Leopardos fueron grandes gracias a la presencia de verdaderas estrellas de las Ligas Negro, los que le aportaron bateo y pitcheo, pero tampoco se puede olvidar el aporte del habanero Lázaro Salazar, quien como manager-jugador los llevó a ganar dos campeonatos seguidos. Pudieran haber sido tres si Julio Rojo Sr. hubiera ganado el de 1936-37, pero se lo dejó quitar al final de la temporada. Y ahora pasemos a ver quién fue Raymond Brown.
Se trata de un pelotero muy completo y versátil, alto (182.5 cm) y delgado, útil como jardinero, eficiente al bate como ambidextro y un fuera de serie como lanzador derecho. Brown nació el 23 de febrero de 1908 en Alger, Ohio, hijo de un agricultor, productor de cebollas, que desde temprana edad sintió afición por el béisbol.

Brown jugaba béisbol escolar en Indian Lake, Ohio, y luego en la Universidad de Wilberforce, que no llegó a terminar. Como pelotero profesional se estrenó en el equipo Dayton Marcos en 1930, equipo que era una especie de asociación de trotamundos, ya que no jugaba oficialmente dentro de las Ligas Negras. Hay quien afirma que Brown dejó los estudios para firmar con los Grises de Homestead, pero esta información no está clara, ya que Brown jugó con los Grises después de haberlo hecho con el Marcos, con los ABC de Indianápolis y los Lobos de Detroit de la Liga Nacional Negro y de la Liga Este-Oeste, respectivamente. Su firma con los Grises de Homestead tuvo lugar en 1932. El propietario de los Grises, el famoso Cum Posey, ya le había echado el ojo a Brown y no tardó en firmarlo, donde Ray se convirtió en pelotero asiduo y familiar de este equipo, tanto que en 1935 se casó con la hija de Posey, Ethel.

El esplendor de Brown como lanzador lo tuvo desde sus inicios en la liga nacional negro, lanzó en dos juegos de estrellas de Este y Oeste, en 1935 y 1940, sin ninguna decisión a favor o en contra. De 1942 a 1945 lanzó en siete juegos de Serie Mundial, con promedio de 3 y 2, que incluyó una lechada de un hit en la Serie Mundial Negra de 1944 sobre los Barones Negros de Birmingham, y luego un juego perfecto de siete entradas sobre los Gigantes Americanos de Chicago en 1945.

Previamente, en 1944 tuvo promedio de 9 y 3 para su equipo, campeón de la liga. Los registros en su carrera muestran un excelente promedio de 109 victorias contra 39 derrotas (promedio de .762) al final de su carrera, que lo ubica como quinto máximo ganador de todos los tiempos en la liga nacional negra.

A mitad de la década de los 40, Brown dejó de jugar para los Grises y comenzó a hacerlo en México, posteriormente, ya en el ocaso de su carrera, decidió irse a jugar con el Sherbrooke de la Liga canadiense provincial, donde logró registros de 6-1 y 11-10 en 1950 y 1951, respectivamente, e igualmente jugó en los jardines. Su final llegó en 1953 con los Mineros de Thetford, lanzando en solo dos juegos. Brown después de su retiro se asentó a vivir por años en Canadá.

Los historiadores James E. Riley y Ángel Torres relatan que el arsenal de “Jabao” Brown era a base de una potente recta, una sinker, una buena slider y una curva que caía al nivel de la rodilla. Estos autores afirman que Brown tiraba la curva en cualquier conteo, incluso con 3 bolas y sin strike. Torres dice jocosamente que su curva se parecía mucho a la que lanzaba Camilo Pascual, la que dejaba a los bateadores hablando chino una vez que llegaba al home. Al pasar de los años y a la vez que perdía velocidad, Brown incorporó la bola de nudillo en su repertorio.

Si bien Brown fue estrella en las Ligas Negras, en la profesional invernal cubana dejó su huella de su juego para siempre.

 
Carlos Macía lanzó el primer No-No en Cuba, 1887
Al llegar a Cuba enseguida los locales lo apodaron como Jabao, ya que era un negro claro. Eso a los peloteros no es que le importe mucho. Brown se estrenó en Cuba jugando con el Santa Clara, el 7 de noviembre de 1936, lanzando contra el Habana nada más y nada menos que un cero hit cero carreras. Alguna prensa norteamericana dice que ese fue el primer no hit en la pelota cubana del siglo XX, lo cual no es cierto y vale la pena aclarar. El primer cero hit en la historia del béisbol cubano lo lanzó el cubano Carlos Macía del Almendares contra los Carmelitas el 13 de febrero de 1887, mientras que el segundo y primero del siglo XX fue lanzado por el pitcher panameño Oscar Levis el 11 de octubre de 1924, juego en el que el Habana derrotara al Almendares 1-0. Brown si fue el primer lanzador y el único norteamericano que lograra esta hazaña en la pelota cubana. Después que Brown lanzara este juegazo, no hubo más cero hit hasta el 11 de diciembre de 1943 cuando Manuel “Cocaína” García anestesió a los bateadores del Marianao 5-0.

Brown fue de hecho toda una sensación en la temporada de 1936-37. El escritor Chris Rainey del SABR cuenta que el 16 de diciembre de 1936, el Jabao se enfrascó en un duelo con el zurdo Luis Tiant Sr. (padre del estelar Tiant en Grandes Ligas), que se extendió a 11 innings y que finalmente el Habana ganó 1-0 sobre los leopardos. Ese juego se decidió con una pifia de un palomón a los jardines, pero ese día había doble juego y Brown le pidió la bola al manager-receptor Julio Rojo Sr. (padre del conocido lanzador de equipos habaneros en las primeras series nacionales), el cual inicialmente se negó, pero el “Jabao” le dijo que o le daba la bola o se iba de Cuba inmediatamente. A Rojo no le quedó otra opción que entregarle la bola al “Jabao”, quien nuevamente lanzó impecablemente para anotarse la victoria con una lechada. Así que en un día lanzó 20 entradas y solo permitió una anotación indebida. Llegó el final de esa temporada de 1936-37 con Marianao y los Leopardos discutiendo el campeonato. Los de Santa Clara les sacaban 3 juegos de ventaja a los monjes grises, y con ganar un juego bastaba para llevarse el banderín. El estelar del montículo del Marianao era su manager, nuestro gran Martín Dihigo, quien en el año anterior si había llevado a los Leopardos a la victoria. Ese juego fue de tú por tú entre el “Jabao” y Dihigo, dos estrellas a su vez de las Ligas Negro. El Marianao ganó ese juego y Santa Clara para colmo perdió los dos siguientes, por lo que ambos equipos empataron en la cima. Para que se tenga una idea, ese equipo del Marianao tenía como pitchers principales a Dihigo y a Silvio García, que a su vez jugaban los jardines y el cuadro cuando no lanzaban, o sea lo mismo que Brown, cuando no lanzaba era un jardinero más. El receptor del Marianao era el conocido Fermín Guerra, quien en 1962 fuera el manager vencedor de la primera Serie Nacional dirigiendo a los Occidentales. El empate del Marianao con los Leopardos obligó a una serie de play off de 3 juegos a ganar 2. Los Leopardos nuevamente usaron a Brown en el juego inicial, quien le ganó a Dihigo el desafío 6-1, juego en el que bateó también dos hits y anotó una, pero el Marianao se desquitó en el siguiente con pitcheo de Silvio García, anotación de 10-2, y, según cuenta Ángel Torres, finalmente Dihigo volvió al montículo para sentenciar a los Leopardos el 21 de febrero de 1937 en el mismo Boulanger Park de Santa Clara con anotación de 7-3, juego en el que Brown no pudo hacerse justicia. En ese partido los Leopardos comieron de la mano de Dihigo en 8 entradas y solo en el noveno el receptor Cy Perkins disparó jonrón impulsador de las 3 anotaciones únicas del Santa Clara, mientras Santos “Canguro” Amaro cedió el tercer out con tres lanzamientos de Dihigo que lo retrataron en el home. Volviendo a la actuación de Brown, es importante señalar que cuando “Jabao” perdió su duelo con Tiant, ya tenía 12 victorias sin ninguna derrota, lo cual indica la calidad de su pitcheo. Brown terminó esa temporada con 21-4, casi nada y lo fácil que se dice, en una temporada de 62 juegos. En la temporada de 1936-37 Brown quedó de líder de juegos completos con 23, ganados con 21 y porcentaje de ganados con .840.

Si bien los Leopardos fueron derrotados en 1936-37, la historia sería muy distinta al año siguiente. Los Leopardos, bajo la guía del Príncipe de Belén, Lázaro Salazar, ganaron con 4.5 juegos de ventaja sobre el Almendares, mientras que “Jabao” Brown ganó 12 partidos, completó 14 y su porcentaje de victorias fue de .706. Su labor fue algo superior a la de su compañero Bob Griffith, quien ganó 12 y perdió 6. Brown quedó igualmente empatado en el liderato de jonrones con 4, junto a Roberto “Tarzán” Estalella y Willie Wells, ambos del Almendares. El alma ofensiva del Santa Clara fue el torpedero Sam Bankheads, al que ya inicialmente mencioné, quien se llevó los lideratos de hits, carreras anotadas, impulsadas, triples, promedio ofensivo con .366 y el de slugging que se lo calculé en estos días.

En la siguiente temporada, el Santa Clara fue el actor principal nuevamente, una vez más dirigidos por el habanero Lázaro Salazar, al quedar en primer lugar con 5 de ventaja sobre el Habana. Ese equipo lo integraba el jardinero Tony Castaño, campeón de bateo con promedio de .371, el receptor y famoso slugger Josh Gibson, quien quedó en primer lugar en jonrones, con 11 y en carreras anotadas 50, Salazar conectó 12 dobles para liderar este departamento, mientras que el jardinero Santos Amaro fue líder en hits con 78 y en carreras impulsadas con 49. Brown contribuyó a la victoria con promedio de 11 y 7, y aunque completó 16 juegos, su pitcheo no superó al de Manuel "Cocaína" García, que ganó 11 y solo perdió 4.

Brown vino nuevamente a jugar a Cuba en la temporada de 1945- 46, ganó 2 y perdió 2 lanzando para el Almendares. Posteriormente fue canjeado al Marianao, donde sólo lanzó en 3 juegos y perdió 1. Indudablemente Jabao ya no era el esplendoroso lanzador de los años 30. Ni siquiera lo utilizaron como jardinero-bateador. En la siguiente temporada alternó con el Cuba y el Santiago de la Federación Nacional, liga rebelde que jugaba en la Tropical. Su actuación fue pobre realmente. No obstante, si está claro que en aquel conjunto de los Leopardos de Santa Clara integrado por varias estrellas americanas y cubanas de las ligas negro, fundamentalmente de la liga nacional negro, muchas de sus victorias se debieron al excelente pitcheo de Brown e incluso su bateo en distintas ocasiones.

Lo de Brown lanzando largos juegos parece haber sido costumbre y reto para este pelotero. José Ignacio Peña, columnista de los naranjeros, relató que Brown subió al montículo de los Alijadores de Tampico el 19 de agosto de 1947 para lanzarles a los Industriales de Monterrey. Ese juego duró 16 innings y estoicamente Brown se mantuvo en el montículo todo el tiempo para obtener la victoria finalmente 5-4. A Brown le sonaron 13 cohetes en ese juego, que tuvo como lanzadores adversarios a Lázaro Medina, el venezolano Alejandro Carrasquel, los cubanos “Natilla” Jiménez y el mismo manager Lázaro Salazar, Indian Torres y Jorge Aguilar, quien cargó con la derrota. El juego fue tremendo sube y baja, Salazar empató en el noveno con doblete, hasta que en el 16to inning el antesalista de Alquizar, probablemente el mejor defensivamente de Cuba en esa posición, Héctor Rodríguez negoció boleto, robó segunda, base intencional, y hit impulsor de Ángel Castro que trajo la carrera de la victoria.

Tampoco dejó de pedir la bola en dobles juegos. En México en una ocasión fue bombardeado desde temprano y cedió el montículo a un relevista en un primer juego, pero una hora después le solicitaba la pelota al manager Ángel Castro para abrir el segundo desafío, lo que da una idea de la laboriosidad de este pelotero.

Brown tenía una costumbre nada saludable en su vida y fue la bebida. A la edad de sólo 56 años falleció el 8 de febrero de 1965 en Dayton, Ohio. Pasaron más de 40 años para que el Comité de Veteranos de Cooperstown le recordara como uno de los más grandes lanzadores de las Ligas Negro de todos los tiempos y fue así escogido con otros peloteros de las Ligas Negro póstumamente en 2006. Entre ese grupo de peloteros que pasó a integrar el Salón estaban igualmente los cubanos José de la Caridad Méndez (El diamante negro) y Cristóbal Torriente.

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