Padres-hijos y hermanos cubanos en las Mayores, los Monteagudos y llamarse Aurelio

Aurelio Monteagudo jugó con los Royals en 1970

Por Esteban Romero, colaboración con SwingCompleto

René Monteagudo era un lanzador–jardinero nacido en la Habana en 1915, quien luego jugó con varios equipos profesionales, entre ellos el Santa Clara (1935-36, 1940-41), y Almendares (1937-40, 1949-50), Cienfuegos (1941-42), Habana (1943-44, 1945-47), y los Leones de la Federación (1947-48) que jugaban en la Tropical. Al parecer René se enamoró de una joven de Caibarién cuando jugaba con el Santa Clara. Este pelotero tuvo un relativo éxito en Grandes Ligas. En 1938 debutó con los Senadores, con los que jugó en tres temporadas desde 1938, y luego con los Filis de la Liga Nacional en 1945. Posteriormente, René comenzó a jugar para varios equipos en la Liga Mexicana, circuito entonces rebelde con la MLB y dirigida por el Sr Pasquel. En ese período, 1943, nació su hijo Aurelio Monteagudo en Caibarién, quien llegó a ser lanzador como su padre, pero nunca llegó a jugar en la pelota cubana profesional. René residía de forma permanente en México cuando Aurelio hizo su debut en el mundo del béisbol con el Albuquerque de la Liga Sophomore (clase D, ahora sería clase A). Durante 2 años Aurelio dio vueltas en las Menores hasta que finalmente debutó en la Grande con el débil equipo de los Atléticos de Kansas City, con cuya franquicia se mantuvo hasta 1966, luego deambuló por varios equipos hasta 1973, cuando jugó para los angelinos y marcó su despedida de las Grandes Ligas. Igual que su padre, Aurelio se asentó jugando en la Liga Mexicana, donde permaneció activo como jugador hasta 1982. Igualmente se había hecho ciudadano venezolano cuando jugaba en la invernal venezolana. A su retiro decidió igualmente dirigir, algo que hizo con algún éxito primero con el Danville de clase A, y luego en la mexicana con los Acereros Monclova, Rieleros Aguascalientes y finalmente con los Saraperos Saltillo en 1990, año en el que sufrió un lamentable accidente de tránsito en el que murió.

René y Aurelio fueron el segundo caso de padre e hijo cubanos que jugaron en Grandes Ligas. El primero fue el de los reglanos Ricardo Torres, catcher e inicialista, padre de Gilberto “Jibarito” Torres, pitcher e infielder y director de Occidentales por varias temporadas en Series Nacionales. Ambos jugaron en las Mayores en su momento. Peloteros hermanos cubanos en las Mayores ha habido también cuatro casos. Los hombres del Central Senado, Roberto y Olivero Ortiz, luego los de la Habana, Carlos y Camilo Pascual; los hermanos, nuevamente reglanos y primeros gemelos, José y Ozzie Canseco; y finalmente Liván y Orlando "Duque" Hernández, ambos nacidos en Santa Clara, aunque se criaron fuera de la misma. Lo que llama la atención de este sexteto de parientes, sean hermanos o padres-hijos, es que nueve de estos peloteros fueron pitchers. Claro, Roberto Ortiz se destacó más como jardinero y slugger, pero tuvo incursiones muy buenas como lanzador, sobre todo en México. Carlos “Patato” Pascual igualmente jugaba los jardines, pero se destacó más como lanzador de mucha velocidad y eso que era de baja estatura (160 cm). 

Interesante igualmente es que no parece ser bueno llamarse Aurelio y jugar en las Grandes Ligas. Tres Aurelio han jugado en la MLB, el primero fue el ya mencionado lanzador villareño Aurelio Monteagudo, que murió el 10 de noviembre de 1990 en Saltillo, México, cuando la camioneta en la que viajaba de pasajero invadió el carril contrario y chocó de frente con un trailer.

El lanzador mexicano Aurelio López, que debutó en 1974 con los Reales de Kansas City y lanzó después por espacio de 7 temporadas para los Tigres de Detroit, fue el otro caso. López pereció en un accidente cuando su auto se volcó en Matehuala, a 300 km del DF el 22 de setiembre de 1992. El pelotero salió disparado del auto y su muerte parece haber sido instantánea. 

El tercer caso fue el del antesalista mexicano Aurelio Rodríguez Ituarte, Guante de Oro en 1975, quien pereció atropellado por un auto el 23 de setiembre de 2000 en Detroit. Lamentablemente el conductor del auto que lo atropelló, había perecido previamente de un infarto.

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