El designado: todavía polémico

El avileño Isaac Martínez ha sido el único designado con 100 jits enuna temporada en los últimos tres años.Foto: Ricardo López Hevia

Por Sigfredo Barros
Se paró en el home el 6 de abril de 1973. Lleno hasta el tope el Fenway Park de Boston pues el juego era versus los Yankees de New York, archirrivales en el béisbol de Grandes Ligas (MLB). El lanzador era el cubano Luis Tiant quien, con bases llenas, transfirió a Rom Blomberg, el primer bateador designado de la historia.

El puesto es, quizá, el único cambio significativo adoptado por el béisbol en las últimas décadas. Entró en vigor por la regla 6:10 y actualmente ha sido adoptado por la mayoría de los países, con la excepción de la Liga Nacional en la MLB y la Liga Central en el circuito profesional japonés. 

Han transcurrido 42 años de su adopción y el colocar un bateador fijo en la alineación para batear por el lanzador sigue provocando polémicas. Para los llamados puristas del béisbol —los que abogan por jugar siempre de día y rechazan los terrenos sintéticos—, el designado disminuye la táctica por cuanto ya ningún mentor tiene que romperse la cabeza decidiendo si sustituye o no al pitcher a la hora de batear con un marcador cerrado y dos hombres en circulación. El béisbol se torna más interesante, involucra mucho más a la banca, se producen decisiones más difíciles en cuanto a la estrategia con los lanzadores.

Los defensores alegan que, en primer lugar, el designado aumenta la ofensiva —y a muy pocos les gustan los juegos de 1-0—, y se protege al lanzador de recibir un pelotazo o lesionarse. Esto último tomó relevancia en el mes de abril de este año en la Liga Nacional de la MLB, cuando dos serpentineros estelares salieron de la rotación: Adam Wainwright, de los Cardenales de San Luis, y Max Scherzer, de los Nacionales de Washington, el primero de ellos toda la temporada por un esguince en el tobillo cuando corría hacia primera base después de conectar un roletazo.

Al parecer, el bateador designado llegó para quedarse. Pero su esencia ha cambiado con los años. En sus inicios era una po­sición diseñada casi exclusivamente para peloteros veteranos que buscaban prolongar su carrera, todavía eran productivos con el bate y los equipos lo utilizaban en la mayoría de los partidos.

Ahora es distinto y ese puesto se utiliza, no tanto para seguir dándole oportunidades a un veterano, sino para refrescar a varios peloteros rotándolos por ese turno, inclusive, para ofrecerle comparecencias a la caja de bateo a un hombre recién salido de una lesión y que todavía no resulta conveniente colocarlo en una posición defensiva.

NUESTRA SERIE NO ES UNA EXCEPCIÓN

El béisbol tiene sus particularidades de acuerdo con el país donde se juegue, pero las reglas básicas son las mismas para todos, con tendencias universales. Y en nuestra Serie Na­cional la utilización del designado ha variado desde su introducción en 1973.

Tomando como modelo la segunda fase de nuestros tres últimos clásicos —por considerarla, como es, la etapa élite de la pelota cubana—, salta a la vista que la cantidad de bateadores utilizados en esa función por cada equipo no responde a la concepción original de colocar exclusivamente a veteranos.

En la 52 Serie fueron 74 los peloteros que tuvieron al menos una comparecencia en esa función, con Ciego de Ávila como el que más utilizó, 13 en total, a pesar de contar con el mejor designado de esa justa, el zurdo Isaac Martínez Dorta, el único con 100 jits en 295 turnos oficiales, para un alto promedio de 359. Las restantes veces al bate de los 12 designados restantes sumaron solo 41.

Un año después, la cifra aumentó a 91, con la Isla de la Juventud imponiendo una marca al colocar en esa función a 16 de sus integrantes. Y en la recién finalizada campaña la cantidad se redujo ligeramente, 83 en total. Como promedio, cada uno de los ocho elencos concursantes en la segunda fase utiliza alrededor de diez, una confirmación de que el designado ya no es solo uso exclusivo de los veteranos, pues hasta debutantes han sido colocados en esa función.

No hay dudas de que salir a batear sin tener la preocupación de ir después al campo a ocupar una posición influye en el rendimiento. Sobran los ejemplos. En la 54 Serie el granmense Alfredo Despaigne se llevó la distinción de Más Valioso al promediar 406, con 17 cuadrangulares y 70 carreras impulsadas. Nueve de sus jonrones y 40 de sus remolques fueron como designado, con average de 409. De conjunto, en los tres años estudiados los hombres que se paran en el home en lugar del lanzador promediaron 305, con 1 240 indiscutibles.

No existen indicios de que la Liga Nacional de la MLB y la Central en Japón vayan a adoptar el designado. Y tampoco lo hay para abolirlo porque aporta más ofensiva y la mayoría de los aficionados gustan de ver un desafío donde se marquen carreras, sin llegar a los extremos de un nocao. Además, permite la posibilidad de seguir a un buen bateador ya veterano rindiendo con eficiencia en lugar de un serpentinero con muchas posibilidades de ser puesto out.

Pero, a pesar de todo esto, estoy convencido de que el designado seguirá generando polémicas entre jugadores y aficionados, dirigentes y periodistas. La controversia es la esencia del béisbol.

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