Los Dodgers confian en el talento cubano


Por Ken Gurnick
SAN FRANCISCO - La gerencia de los Dodgers ha sido agresiva a la hora de buscar y firmar talento cubano listo para sustituir a algunos jugadores ya entrados en edad y a la vez reforzar su sistema de liga menor.

Animados por el impacto causado por Yasiel Puig (contrato de US$42 millones), Los Angeles se vio decidido a ofrecer más que cualquier otro club a los infielders Alexander Guerrero (US$28 millones) y Erisbel Arruebarrena (US$25 millones). En el horizonte se ven la llegada del infielder Héctor Olivera (US$62.5 millones) y la del lanzador Pablo Millán Fernández (US$8 millones), cuyas firmas con los Dodgers se hicieron oficiales el martes.
Olivera dijo que espera empezar a entrenar en las instalaciones primaverales de los Dodgers en Arizona en esta semana. Aspira a ser subido a Grandes Ligas en tres o cuatro semanas, pero afirma que quiere hacer lo que más le convenga al equipo.
"Este es un momento de mucho orgullo para mí y quiero demostrarles a todos la clase de jugador que soy", dijo Olivera. "Me siento muy bien y cómodo en la organización. Ahora me toca dar lo mejor de mí, enfocarme en el béisbol y ayudar a los Dodgers a ganar.
"Sé que voy a hacer un buen trabajo y seguir poniendo a brillar el béisbol cubano, como los otros que ya lo han hecho".
De su parte, Millán Fernández quiere premiarle la confianza a Los Angeles.
"Trabajé mucho y me pasé mucho tiempo en la República Dominicana preparándome para esto", dijo Millán Fernández. "Voy a entrenar y trabajar duro, darlo todo para ser un pelotero exitoso. Voy a ir a Arizona primero y de ahí depende de la organización mandarme a donde me manden".
Los Dodgers han aprendido que la firma de jugadores cubanos puede representar una serie de retos.
"Tenemos que entender que a nivel cultural, es un gran salto del ambiente cubano a los Estados Unidos", dijo el vicepresidente de escuchas internacionales de los Dodgers, Bob Engle, quien firmó a Guerrero y Arruebuena. "Es una enorme transición. Olvídense de la parte del béisbol. Estoy hablando de los otros aspectos".
Engle no quiere asumir todo el crédito por el progreso de Guerrero, sino que afirma que el mismo jugador merece ser reconocido por hacer el ajuste cultural y callar a los escépticos que lo criticaron después de que no pudo ganarse la titularidad en la segunda base de Los Angeles en el 2014. Eso fue después de no jugar durante todo un año.
"Estamos hablando de un jugador que estuvo fuera un año", dijo Engle sobre Guerrero. "No puedes esperar que alguien regrese en óptimas condiciones y sea lo que sabíamos que podía ser.
"Tenemos una tendencia de olvidar todo lo que tuvieron que pasar para llegar hasta aquí, cosas que nosotros ni pensamos. Él ha pasado por mucho. Ha sido frustrante".
La situación parece haber sido aun más frustrante para Arruebarrena, cuyos bonos dentro de la organización han caído mayormente por problemas de actitud. El año pasado estuvo ocasionalmente en el equipo grande, pero fue suspendido. Ahora ha sido enviado a los entrenamientos extendidos.
"(Arruebarrena tiene) otra personalidad y es una obra en progreso", dijo Engle. "Tenemos que seguir ayudándole, y así lo haremos".
Guerrero se coló como utility en el equipo grande para iniciar el 2015, pero su bate ha sido tan potente-seis jonrones y OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de 1.048 en 28 juegos-que el joven ha obligado al manager Don Mattingly a ponerlo a jugar de manera regular. Se ha ganado tiempo en la tercera base y, mientras esté lesionado Carl Crawford por lo menos, en el jardín izquierdo.
Cuando los estelares cubanos reciben enormes bonos al firmar con un equipo de Grandes Ligas, a veces se sorprenden al encontrarse en liga menor para empezar sus carreras en los Estados Unidos. Las organizaciones deben manejar esa clase de decepción de parte del jugador, además de las diferencias culturales dentro del juego.
En el caso de Olivera, a sus 30 años podría tener menos paciencia en liga menor. Su capacidad de jugar cada una de las posiciones del cuadro interior podría ameritarle un puesto en el equipo grande cuando vuelva a estar en forma para jugar béisbol.

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