¿Estas de acuerdo con este "All Star" del beisbol cubano de todos los tiempos?

En este caso, los fanáticos tienen la última palabra
Antes de dejarlos con el plato fuerte, un par de consideraciones.



Víctor Mesa es el mejor center fielder cubano de la historia, pero si me voy con tres jardineros, serían Miñoso, Oliva y Casanova, sin pensarlo dos veces.


Kindelán una estrella, pero escogería a José Canseco como designado, con sus esteroides o no (el bate de aluminio es el esteroide de Cuba), Canseco fue un atleta de otra galaxia.

Y con los lanzadores ningun problema, pero incluiría a Norge Luis Vera y Adolfo Luque. Vera demostró un corazón y una calidad impresionante en cada una de sus salidas, mientras que Luque fue la primera super estrella latina de todos los tiempos en las Mayores y por meritos propios.

No los demoro.

Sin más por ahora,

Daniel de Malas Andreu.
Por Miguel Ernesto

¿Qué peloteros conformarían el “All Star” del béisbol cubano? Las respuestas a esa pregunta probablemente generen enormes polémicas entre fanáticos y especialistas, porque resulta muy complicado elegir tan pocos jugadores en un deporte que se ha practicado en Cuba por más de 140 años.

El contexto en el que se ha desarrollado el principal pasatiempo deportivo en el país también complejiza la elección. La primera temporada de la Liga profesional cubana se efectuó en 1878 y durante siete décadas ese fue el torneo más importante y seguido por los aficionados; aunque también existían competiciones amateurs de un altísimo nivel. Además, los mejores jugadores lograron insertarse en las Ligas Negras norteamericanas —la barrera racial impidió el salto a las Mayores hasta 1947—y también en la Liga venezolana y mexicana.




El triunfo de la Revolución, en enero de 1959, marcó un cambio significativo en el deporte. En 1962 quedó prohibido el profesionalismo y esto significó el final de la Liga cubana. Muchos de los peloteros más destacados de ese período decidieron continuar sus carreras en el extranjero, especialmente en Estados Unidos. Ese mismo año surgió la Serie Nacional, un evento que ya ha celebrado 53 ediciones.

Por tanto, la historia del béisbol cubano puede dividirse en dos períodos de marcadas diferencias que influyen a la hora de seleccionar el “Todos Estrellas”. La pelota es un deporte muy rico en estadísticas. Fanáticos y especialistas recurren, una y otra vez, a los “fríos números” para realizar comparaciones; pero, aunque los datos son importantes, en la elección deben tenerse en cuenta otros elementos, desde la etapa en que se desarrolló el jugador hasta el impacto que tuvo su rendimiento en el desarrollo del deporte.

Quizás una de las tendencias más preocupantes en la selección del “Todos Estrellas” sea no tener en cuenta uno de los dos períodos. Por ejemplo, Roberto González Echevarría, autor del libro “La Gloria de Cuba” (Editorial Colibrí, 2004), una de las obras más completas sobre la historia de la pelota cubana, al elegir su “All Star” incluyó solo a peloteros que brillaron en la Liga profesional y en Grandes Ligas.

Sus elegidos fueron: receptor Miguel Ángel González; primera base Rafael Palmeiro; segunda base Octavio Rojas; campo corto Silvio García; tercera base Atanasio “Tany” Pérez; jardineros Orestes Miñoso, Tony Oliva, José Canseco; lanzadores Martín Dihigo, José de la Caridad Méndez, Adolfo Luque, Camilo Pascual, Luis Tiant Jr., Mike Cuéllar, Conrado Marrero.




Mientras, en Cuba, el ya desaparecido cronista Enrique Capetillo, en un artículo publicado en la centenaria revista Bohemia, en marzo de 1999, optó por colocar en su “Todos Estrellas” únicamente a jugadores que brillaron en las Series Nacionales. Su listado quedó conformado por: receptor Juan Castro; primera base Antonio Muñoz; segunda base Antonio Pacheco; tercera base Omar Linares; campo corto Germán Mesa; jardineros Lourdes Gourriel, Víctor Mesa y Luis Giraldo Casanova; lanzador derecho Braudilio Vinent y zurdo Jorge Luis Valdés; bateador designado Orestes Kindelán.

El no reconocimiento a una de las etapas del béisbol cubano podría considerarse un error histórico, por lo que en Panamerican World proponemos un “Todos Estrellas” inclusivo, donde hay espacio para los jugadores que sobresalieron en cualquiera de los dos períodos. ¿Selección polémica? Indudablemente, pero encontrar consensos sobre cuáles han sido los mejores peloteros cubanos de todos los tiempos parece otra “misión imposible”.

Receptor
Juan Castro (31 de enero de 1954, Artemisa)
Reconocido como el receptor más defensivo en las Series Nacionales. Jugó con Pinar del Río en 16 campeonatos. Capturó al 47% de los hombres que intentaron robarle una base. Tiene el mejor promedio de menos passball cometidos en las Series (solo 157 en 9450,2 innings). Sobresalía por la elegancia en la recepción de los lanzamientos y sabía conducir muy bien a los pitchers. Con la selección nacional cubana ganó tres Copas del Mundo (1984, 1986, 1988) y dos Copas Intercontinentales (1985, 1987).




Primera base
Atanasio “Tany” Pérez (14 de mayo de 1942, Ciego de Ávila)
Fue uno de los jugadores más destacados de la Gran Maquinaria de los Rojos de Cincinnati, de los años setenta del siglo XX. Participó en seis Juegos de las Estrellas y en 1967 fue seleccionado como Jugador Más Valiosos de ese desafío.  Conectó 2732 hits, incluyendo 379 jonrones y empujó 1652 carreras. “Tany” fue uno de los principales líderes en impulsadas de su generación, pues remolcó 100 o más anotaciones siete veces en sus 23 años de carrera. En 2000 fue exaltado al Salón de la Fama en Cooperstown.






Segunda base
Antonio Pacheco (4 de junio de 1964, Palma Soriano, Santiago de Cuba)
Conocido como “Capitán de Capitanes”. Es el segundo pelotero con mayor cantidad de indiscutibles en Series Nacionales (2356), el quinto con más dobles (366) y el tercero en carreras impulsadas (1304). Ha sido el único jugador cubano que ha intervenido en todas las competiciones internacionales, desde la categoría infantil hasta la de mayores. Con la principal selección nacional cubana obtuvo  siete títulos en Copas Mundiales y dos en Juegos Olímpicos (Barcelona, 1992 y Atlanta, 1996).



Tercera base
Omar Linares (23 de octubre de 1968, San Juan y Martínez, Pinar del Río)
El “Niño” Linares es reconocido como el bateador más completo del béisbol cubano después de 1959. Entre sus hazañas deportivas resaltan: es el líder histórico de bateo en las Series Nacionales, con promedio de 368. Ganó en seis ocasiones el título de bateo en las Series. Ocupa la tercera posición como máximo jonronero, con 404. Con la selección nacional ganó cinco Campeonatos Mundiales, dos títulos Olímpicos (1992-1996) y seis Copas Intercontinentales. Después de su retiro jugó, durante tres temporadas, con los Dragones de Chunichi en la Liga profesional japonesa.



Campo corto
Silvio García (11 de octubre de 1914, en Limonar, Matanzas - 1977)
Excelente campo corto. Bateaba y tiraba a la derecha. Debutó en 1931 como jugador amateur y ese mismo año saltó al profesionalismo. En la Liga Cubana. jugó con los principales clubes (Habana, Almendares, Cienfuegos, Marianao, Santa Clara). En 19 temporadas en Cuba terminó con promedio de 282, 18 jonrones y 351 carreras impulsadas. También sobresalió como lanzador. En 1946 fue una de las opciones valoradas para romper la barrera racial en Grandes Ligas.  Además, entre 1940 y 1947 fue una gran una estrella de las Ligas Negras con los Cuban Stars y New York Cubans; también brilló en la Liga Mexicana y en la Liga Peninsular de Canadá.





Jardineros
Orestes Miñoso (29 de noviembre de 1922, Perico, Matanzas)
Fue un bateador formidable y longevo, a tal punto que jugó en el béisbol organizado estadounidense en ¡seis décadas! Es reconocido como el primer pelotero negro cubano y latinoamericano en actuar en las Grandes Ligas y el primero en aparecer en un Juego de las Estrellas. Participó entre 1945 y 1961  en diferentes competiciones en Cuba, sobre todo en la Liga Profesional. En estos eventos disparó 66 cuadrangulares y empujó 393 carreras. En 17 años en las Mayores jugó con los Indios de Cleveland, Cardenales de San Luis, Senadores de Washington y Medias Blancas de Chicago. Terminó con promedio ofensivo de 298, con 186 jonrones, 1023 carreras impulsadas y 205 bases robadas.



Tony Oliva (20 de julio de 1938, Pinar del Río)
Fue uno de los bateadores más consistentes entre 1964 y 1971 en las Grandes Ligas. Con los Mellizos de Minnesota ganó en tres ocasiones el título de bateo y en cinco oportunidades ganó el premio como líder en jits conectados. En 1964 fue reconocido como el Novato del Año. Finalizó su carrera de 15 años en las Mayores con promedio de 304, 220 cuadrangulares y 947 carreras impulsadas. Ganó un Guante de Oro y participó en seis Juegos de las Estrellas.



Víctor Mesa (20 de febrero de 1960, Sagua la Grande, Villa Clara)
Considerado el mejor jardinero central después de 1959 y uno de los jugadores más carismáticos de la historia. Lo llamaban la "Explosión Naranja". Fue el primer pelotero en superar la barrera de las 500 bases robadas en las Series Nacionales; además, realizó la hazaña de robarse el home ocho veces en su carrera. En 19 temporadas promedió para 318, con 273 cuadrangulares y 588 bases robadas (ocupa el segundo puesto en este departamento).  Con la selección nacional cubana ganó el título olímpico en Barcelona 1992, donde lideró a los bateadores; además, conquistó cinco títulos en Campeonatos mundiales y cuatro coronas en Juegos Panamericanos.





Bateador designado
Orestes Kindelán (1 de noviembre de 1964, Palma Soriano, Santiago de Cuba)
Reconocido como el mayor slugger de la pelota cubana. Kindelán disparó en total 487 cuadrangulares en 21 Series Nacionales. Además, impulsó en total 1511 carreras, por lo que es amplio líder en estos dos departamentos.  Debutó como receptor, luego pasó a desempeñarse como jardinero izquierdo y terminó su carrera como defensor de la primera base o como bateador designado. Con la selección nacional ganó dos títulos olímpicos (Barcelona 1992 y Atlanta 1996), 6 Campeonatos Mundiales, 5 Copas Intercontinentales y 4 Juegos Panamericanos.


Lanzadores
Martín Dihigo (25 de mayo 1906, Matanzas - 20 de mayo de 1971, Cruces, Cienfuegos)
Su portentoso talento lo convirtió en uno de los jugadores más versátiles de la historia del béisbol. Durante su carrera de 30 años, Dihigo jugó todas las posiciones del terreno. Sobresalió como un gran bateador y excelente lanzador. Su nombre está inscrito en el Salón de la Fama del béisbol en Estados Unidos, México, Venezuela y en el creado en Cuba, en 1939. En las 24 temporadas  en la Liga profesional cubana (1923–1947) tuvo un promedio ofensivo de 295 y como lanzador ganó 107 desafíos y perdió 56. En las Ligas Negras trabajó con los Cuban Stars, el Homestead Grays, Filadelfia Hilldale, Baltimore Black Sox y New York Cubans. Finalizó su labor en Estados Unidos con promedio de 307, conectó 64 jonrones y empujó 227 carreras. Como pitcher ganó 26 y perdió 21, con 2.92 de promedio de carreras limpias.



José de la Caridad Méndez (19 de marzo de 1887, Cárdenas, Matanzas – 31 de octubre de 1928, La Habana)
Conocido como “el Diamante Negro”. Brilló en la Liga profesional cubana y las Ligas Negras de Estados Unidos. Entre el 15 de noviembre y el 24 de diciembre de 1908 eslabonó una cadena de 45 ceros consecutivos, de ellos 25 frente a Cincinnati, de la Liga Nacional. En las Ligas Negras alcanzó 87 victorias y sufrió 31 fracasos. Allí también dirigió a los Monarcas de Kansas City, el equipo de mayor reputación del circuito. Fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en 2006.





Camilo Pascual (20 de enero de 1934, La Habana)
Ganó 174 partidos a lo largo de 18 temporadas en Grandes Ligas. Fue el primer lanzador latino en lograr 2000 ponches. Terminó como líder en ponches en la Liga Americana en tres campeonatos consecutivos (1961-1963). Su mejor lanzamiento era una curva pronunciada que lo hacía un pitcher imbateable. Participó en seis ocasiones en el Juego de las Estrellas.



Pedro Luis Lazo ( de mayo de 1973, Pinar del Río)
El “Rascacielos” Lazo, llamado así por sus 192 centímetros de estatura,  es el pitcher con más victorias en Series Nacionales (257). Además, es el único pelotero que ha jugado cuatro finales olímpicas, con tres coronas y un subtítulo. En 20 Series Nacionales, el pinareño trabajó para un promedio de carreras limpias de 3,22 y ponchó a 2426 bateadores, por lo que ocupa la segunda posición en este departamento. Con la selección nacional también obtuvo cuatro títulos mundiales y tres panamericanos.




Braudilio Vinent (10 de julio de 1947, Songo la Maya, Santiago de Cuba)
Vinent sobresalió siempre por la excelente velocidad y por eso lo llamaban “el meteoro”. Su recta se “movía” y eso lo convirtió en un pitcher difícil de conectar; también lanzaba algunas veces la curva y la slider la incorporó a su repertorio en 1977. Trabajó en 20 Series Nacionales, en las que inició 400 partidos. Logró 221 victorias, por lo que ocupa el tercer lugar en el listado histórico de ese departamento. Propinó 2134 ponches (quinto puesto de todos los tiempos). Con la selección nacional ganó 34 partidos y su promedio de carreras limpias fue inferior a 2.50. Ganó seis títulos mundiales, cuatro panamericanos, tres centroamericanos y dos Copas Intercontinentales.




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