Luis Giraldo Casanova: en Cuba se acabaron los jonroneros

Por Jorge Ebro

Ninguna leyenda urbana ha persistido tanto en la historia de la pelota cubana como la que ha rodeado a Luis Giraldo Casanova. No hay aficionado que se resista a la tentación de proclamar que el legendario pelotero de Pinar del Río conectaba jonrones pasado de tragos.


Así como miles de cubanos afirmaban de manera rotunda que estuvieron en el concierto de Billy Joel -ningún teatro aguantaba tanto público- a fines de los 70 en la Habana, son legiones los que aseguran haber visto a un tambaleante Casanova pararse en el plato y pegar un batazo de asombro.

Casanova, por su parte, disfruta del mito, pero es el primero en hacer la precisión.

"Realmente, pasado de tragos nunca me paré en la caja y jamás en un estado que no pudiera ver bien la pelota'', explicó el jugador, ahora con las canas de los 58 años. "Pero si en más de una ocasión me tomé dos o tres traguitos. Y con tiempo para recuperarme. No bebía cercano a la fecha de iniciar el juego. Borracho no batea nadie''.

Pero el hecho de que Casanova fuera capaz de darle a una bola rápida, no con tres, sino con un solo trago encima, resulta el mejor argumento para situarlo entre los mejores peloteros cubanos de las Series Nacionales, sino el mejor.

Debate por el mejor

Los números dirán que Omar Linares es el más fuerte candidato al trono, pero Casanova, quien se encuentra por estos días en su primera visita a Miami como parte del programa El Jonronazo que promueve el encuentro con estrellas cubanas, fue el más completo.

Algunos fueron mejores sluggers como Pedro José Rodríguez y Antonio Muñoz, otros más constantes como el propio Linares y Víctor Mesa, pero nadie podía jugar bien la mayoría de las posiciones.

No por gusto el inolvidable comentarista Bobby Salamanca lo bautizó como "El Señor Pelotero''.

"Bobby le ponía nombres a los jugadores y nunca se equivocó'', afirmó Casanova. "A mí venían los scouts de Grandes Ligas y me decían que yo era un pelotero de cinco herramientas. Que pusiera una cifra…Yo jugaba contra muchos que luego brillaron en las Mayores. Y mejor. Eran otros tiempos, otra mentalidad. No existían las posibilidades que tienen los muchachos de ahora''.

Su esplendor se produjo en la primera mitad de la década del 80, liderando en promedio de bateo y en slugging, desplegando una fortaleza de brazo que hoy es raro encontrar en la gran carpa y con un swing elegante, que cortaba el aire como una cuchilla suiza. Destrozaba la pelota sin que se diera cuenta.

Con Casanova pasaba lo mismo que con Marlon Brando, quien pasó a la historia no por sus icónicas interpretaciones en la gran pantalla, sino por lo que dejó de hacer por no aplicar el 100 por ciento de sus capacidades.

"La discusión sobre quién es el mejor pelotero me va a perseguir toda la vida'', apuntó Casanova, que este domingo 23 de agosto en el Doral Banquet Hall (10395 NW 41 ST, Suite 41) recibirá un homenaje como parte de El Jonronazo. "Yo siempre digo que Linares''.

¿Quién sabe adónde hubiera llegado sin esos traguitos o alguna que otra noche larga? Pero, especialmente, si no lo hubiesen retirado injustamente a los 34 años de edad, cuando todavía bateaba por encima de los .300.

Trago amargo

Ese ha sido el trago más amargo de su carrera, porque ni siquiera lo escucharon cuando argumentó su caso.

"Yo les dije a los responsables del béisbol que estaba bien, que me dejaran fuera del Cuba, pero que al menos me colocaran en Pinar del Río'', recordó Casanova. "Fueron más de 50 peloteros que pasaron al retiro de un plumazo. Gente en su mejor momento. La pelota cubana todavía anda sintiendo los efectos de aquel error''.

Un error que se ha extendido hasta un momento negro, donde Cuba ha perdido hegemonía y brillo por la partida de sus mejores exponentes y por los errores de quienes conducen los hilos de su pelota.

Para Casanova todo no está perdido, pero debe haber un cambio radical en la búsqueda de talento.

"A lo mejor es idea mía, pero fíjate que en mi etapa muchos veníamos del campo, de monte adentro y allí nos iban a buscar'', explicó. "Ahora los muchachos salen del centro de la ciudad y se ve el déficit. En Cuba se acabaron los jonroneros''.

Siga a Jorge Ebro en Twitter: @jorgeebro

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