Foto: Ricardo López Hevia |
Por Aliet Arzola
No llevamos ni siquiera una semana de Serie Nacional, por lo que ningún equipo ha mostrado todo su potencial y tampoco son visibles cada una de sus carencias, pero siempre es interesante pronosticar quiénes serán las ocho escuadras que avanzarán a la segunda ronda, aunque, créanme, el reto es algo complejo dada la paridad existente en nuestro béisbol.
Como punto de partida tomemos a los campeones nacionales, Ciego de Ávila, favorito de la mayoría de los especialistas a la cima de la actual ronda, en la cual puede, incluso, ponerse en la mejor posición posible de cara a ser uno de los elegidos a la postemporada, siempre y cuando logre arrasar a los más débiles y salir airoso en los choques más espinosos.
No quiere decir esto que los Tigres barran a cuanto rival aparezca, pero el hecho de mantener la base de su nómina mientras el resto de los contrarios cambiaron múltiples piezas, los coloca en franca ventaja para dominar la etapa regular.
Fuerte resistencia les puede ofrecer Granma, que presenta también un elenco bastante parecido al del año anterior, por lo cual de seguro mantendrá el acecho contra los pitchers oponentes, que sufren con el poder de Samón, Avilés, Cedeño y Urmani, además del vertiginoso ritmo que imponen Roel Santos y Adrián Moreno, todo ello a la espera de la incorporación de Alfredo Despaigne.
SOLIDEZ VS. INCÓGNITAS
Además de Ciego de Ávila y Granma, no hay otro conjunto tan redondeado en el campeonato; algunos resaltan por el poder ofensivo o por la profundidad de su pitcheo, pero ninguno presenta alto nivel cualitativo en todas sus líneas.
En este grupo incluyo a Matanzas e Industriales, novenas que sobresalen por el despliegue de sus maderos, ya sea bateo de fuerza, tacto y velocidad. Sin embargo, el área de los lanzadores es una absoluta incertidumbre, aunque potencial tienen para clasificar.
Cocodrilos y Leones salen cada jornada con alineaciones competitivas, repletas de hombres experimentados; solo deben encontrar la tecla para producir carreras con eficiencia y suplir las debilidades en el montículo, donde más de la mitad de los hombres son una incógnita.
En este mismo grupo también pudiéramos incluir a Villa Clara y Las Tunas, los primeros deseosos de regresar al cuadro de honor, y los segundos esperanzados por conquistar finalmente una clasificación esquiva pese a tener un roster de consideración.
Los Naranjas vuelven con nuevo manager, el exlanzador Vladimir Hernández, quien tiene a su disposición una nómina apta para meterse entre los ocho grandes y discutir palmo a palmo su sitio en la postemporada. Experiencia de sobra en cada sector del campo y una inyección de sangre joven y talentosa en la ofensiva y el pitcheo deben ser sus claves de éxito.
Los Leñadores tuneros sustentan su candidatura en la carretera de sus efectivos, incluidos los guantanameros Vismay Santos y Yoennis Southerán, opciones interesantes madero en ristre y también a la defensa en el caso de Southerán, todo un guante de oro en la inicial.
CAMINANDO SOBRE UNA FINA CUERDA
Si bien hay pocas dudas sobre la probable clasificación de avileños, granmenses, matanceros y capitalinos; a Guantánamo, Holguín, Camagüey, Mayabeque y Cienfuegos, escuadras que trabajan con un material muy joven, no se le otorgan demasiadas opciones.
En un término medio encontramos entonces a Sancti Spíritus, Pinar del Río, Artemisa, Santiago de Cuba e Isla de la Juventud, escuadras con virtudes indudables, pero también llenas de carencias que no se pueden tapar con un dedo.
Si me preguntan, me voy con espirituanos y pinareños. En el caso de los Gallos, por su ímpetu juvenil y el talento de las nuevas figuras que pueden sorprender, y los vueltabajeros por la profundidad de su pitcheo, que al ser considerablemente superior a buena parte de los contendientes, les ayudará a cerrar fisuras en la línea central, renovada de punta a cabo.
El margen de error es enorme en este esbozo, corro el riesgo, incluso, de dejar fuera a los actuales subcampeones, Isla de la Juventud, escuadra aguerrida que no se rendirá, pero es uno de los peligros implícitos en la misión de pronosticar. Ya a finales de octubre regresaremos, y entonces veremos para cuánto promediamos en la aventura.
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