La otra invasión cubana a Venezuela

Al menos 135 jugadores cubanos han jugado en Venezuela (PINILLA)

Por Ignacio Serrano

CARACAS. Félix Pérez llegó a la primera base y saludó a Rangel Ravelo, el inicialista rival. Sobre el montículo estaba Yoanner Negrín. En el plato, ya con el bate en sus manos, esperaba Henry Urrutia.

“Me di cuenta en ese momento y se lo dije a Ravelo”, rió Pérez. “Parecía que estábamos jugando en Cuba”.

Los cuatro peloteros nacieron en la isla. También Rubi Silva, que patrullaba los jardines del estadio Universitario, alerta ante la posibilidad de un tablazo de Urrutia.

El encuentro entre los Leones del Caracas y los Cardenales de Lara, el pasado lunes, fue una muestra más de cómo los peloteros cubanos han poblado últimamente la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.

Ya siete se han estrenado en la temporada 2015-2016, que acaba de comenzar. Además de aquellos cuatro, lo hicieron Ronnier Mustelier con los Tiburones de La Guaira, Miguel González con las Águilas del Zulia y Hassan Pena con los Navegantes del Magallanes.

Vienen más en camino. Acaba de firmar Adonis García, una estrella magallanera desde que llegó a Venezuela en busca de un contrato en el béisbol profesional, hace casi un lustro. Y otros varios procedentes de la Florida traen consigo la raíz y el acento de sus padres.

En un circuito donde actúan peloteros de Panamá, Colombia, Japón, Brasil, Canadá y Estados Unidos, Cuba posee la legión extranjera más grande, después de la tropa estadounidense.

Es la última invasión cubana.

El origen de todo

Ya en los años 60, con la llegada de Fidel Castro al poder y la desaparición del profesionalismo en la isla, una brillante generación de peloteros se repartió en el Caribe.

Muchos dejaron huella perenne. Luis Tiant logró un sitial en el Salón de la Fama del Béisbol en Venezuela. También Diego Seguí, que tiene la segunda cantidad más alta de victorias para un lanzador en la historia de la LVBP.

José Tartabull, Paulino Casanova, José Cardenal y tantos otros más continuaron sus carreras en el país suramericano, convirtiéndose en figuras veneradas.

“Fueron tantos y con tanta calidad, que contribuyeron de manera importante con la primera expansión de la liga”, aseguró Javier González, historiador, autor junto a Carlos Figueroa Ruiz del libro Venezuela y Cuba, 80 años de rivalidad beisbolera.

Muchos adoptaron como propia la nueva tierra. Aurelio Monteagudo, el más célebre, lanzó en las mayores primero como cubano y posteriormente como venezolano. Es grandeliga en dos expediciones diferentes.

El clima, la música, el desenvuelto modo de ser de los locales, ayudaron y siguen ayudando a hacer la transición.

“El béisbol en Venezuela, en Dominicana y en México es caliente, como el de Cuba”, aseguró Silva.

“Este es un béisbol rentado, profesional”, agregó Urrutia. “El béisbol en Cuba está más politizado, porque es del estado. Pero en términos puramente beisbolísticos, me gusta mucho la pelota en Venezuela, porque es muy parecida, por la pasión, la emoción. El pelotero se desvive por lo que hace. Y los fanáticos, igualmente”.

Esta invasión, como aquella de los años 60, tiene antecedentes en el origen mismo de este deporte en la tierra de Miguel Cabrera.

“Eran cubanos cuatro de los pioneros que por primera vez empiezan a jugar béisbol en Caracas, en 1895”, rememoró González. “Nuestro béisbol ayudó a recaudar dinero para apoyar las causas independentistas de Cuba y Puerto Rico. Y el cubano Emérito Argudín fue la primera persona en el país que tradujo las reglas al castellano, y el primero en editar una publicación especializada, que se llamó Base Ball”.

Los tiempos fundacionales dieron paso a la pelota semi profesional y a la Primera División de los años 20, 30 y 40. Astros legendarios, como Manuel “Cocaína” García y Martín DiHigo, dieron realce a esa época.

“Cocaína” incluso se nacionalizó y vivió en el puerto de La Guaira hasta sus últimos días. DiHigo regresó, ya retirado, para ser el primer mánager de los Leones del Caracas.

“Nuestros antepasados son nuestro orgullo, como lo es el saber que fueron ídolos no sólo en el béisbol cubano, sino internacionalmente”, subrayó Urrutia.

Competencia y nostalgia

Al menos 135 jugadores nacidos en la isla han jugado en la LVBP desde su creación, hace 70 años.

“Para mí, el béisbol venezolano está en el tope de toda Latinoamérica”, afirmó Pérez. “He podido jugar en todas las ligas del Caribe. Además, el béisbol cubano ha perdido nivel. Han salido muchos peloteros con calidad y eso lo puedes ver internacionalmente: ya Cuba no es ese campeón olímpico o mundial que era antes”.

“Ha decaído en el pitcheo, pero siempre hay chicos con un tremendo potencial”, intervino Ravelo. “Lo que falta es que el país se abra, para que lo puedan demostrar”.

Los peloteros antillanos no ocultan su nostalgia por lo que dejaron atrás y el sueño que muchos todavía no pueden compartir.

Urrutia se encontró en la ciudad de Puerto La Cruz con un tío a quien no veía desde hacía seis años, de paso en misión por esa urbe, como médico deportivo.

Silva recuerda cómo coincidieron hasta 14 compatriotas en la organización de los Cachorros, lo que les sirvió de apoyo y ayuda para sobrellevar la distancia.

“La gran mayoría nos conocemos, porque allá jugamos en la Serie Nacional”, apuntó Urrutia. “Pero la realidad es que existe un vínculo, aunque no nos conozcamos. Se crea una relación única”.

Ese vínculo nace de la particular forma en que se inician sus carreras en el campo rentado.

“El cubano muchas veces tiene que bregar muy duro para salir a jugar béisbol profesional”, precisó Pérez. “Diariamente salen cinco o seis peloteros en lancha, arriesgando la vida. No es fácil. Muchos fallecen. Otros triunfan. Todos quieren jugar béisbol profesional y triunfar. Pero no es fácil”.

La afición en la LVBP aplaude a los miembros de esta nueva invasión cubana, ajena a veces a esas vicisitudes, que van desde la lejanía hasta la mesa; no es lo mismo comer una venezolanísima arepa de pernil que un arroz con puerco y habichuelas.

“Pero el cubano está preparado para pasar trabajo”, sonrió Pérez. “Y nos encanta hacer lo que hacemos”.
 
Tomado de DiarioLasAmericas

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