Pedrito Pérez: “El mejor pelotero del mundo es el cubano”

Pedrito Pérez en la Academia de los Piratas de Campeche. Foto: Béisbol Campechano.

Por Michel Contreras

Desde que yo era niño, me acostumbré a ver a aquel señor de pelo cano que salía de la cueva del team Cuba a conversar con los lanzadores. “Allá va Pedrito”, decía Héctor Rodríguez con su voz inolvidablemente grave, y el hombre iba hasta el box, siempre sereno, daba unas cuantas instrucciones y emprendía el camino de regreso. Así fue, por espacio de 35 años. Una vida.

Por mucho, Pedro Pérez Delgado (Pedrito para todos) ha sido el entrenador de pitcheo que más tiempo ha trabajado con el equipo de las cuatro letras. Su dilatada hoja de servicios exhibe 30 Series Nacionales, 14 Selectivas, cinco Olimpiadas, un Clásico Mundial, 13 campeonatos universales, nueve Copas Intercontinentales, siete Panamericanos y seis Centroamericanos.

Encima, dirigió en nueve ocasiones a equipos del centro de la Isla, se coronó como manager en un Mundial Juvenil y participó en infinidad de topes, incluyendo los sostenidos contra profesionales de Japón, Venezuela, México, Puerto Rico y Estados Unidos.

De joven, Pérez hizo carrera en Norteamérica lanzando para las organizaciones de los Bravos de Milwaukee y Medias Rojas de Boston. Con las franelas de las novenas Wellsville, Sanford, Waterloo y Johnstown, el sitio Baseball-Reference da cuenta de que ganó 32 desafíos y perdió 30. Además, tuvo contrato con el Almendares de la Liga Profesional Cubana.

Después fue entrenador. Llegó a ser pieza inamovible en las selecciones insulares, ganó todo cuanto podía ganarse en el amateurismo, y en los años más recientes dejó su huella en México. “El entrenador cubano es un libro abierto para todos los que deseen llegar lejos en el pitcheo”, escribió un periodista de aquel país en la revista digital Béisbol Campechano.

Muchos años después de que su imagen se me hiciera familiar –televisor mediante-, he llegado a su casa en Santa Clara y le pido una entrevista a la que accede sin denotar fastidio ni entusiasmo. A los 79 abriles, tiene la misma faz tranquila de cuando iba al montículo para aconsejar a los Vinent, Rogelio, Lazo… Habla pausado, sin dejar que ninguna pregunta lo perturbe. Yo, que detesto los diminutivos, comienzo cada interrogante con un “Pedro”, y Pedrito responde.

¿Cómo ve usted el pitcheo cubano actual?

-En este momento está en baja, al igual que el béisbol en general. El desarrollo se ha estancado porque hay muchas dificultades de todo tipo. Aunque no creo que haya crisis. Llevo tiempo sin trabajar aquí porque he estado seis años en una academia de México, pero sé que hay jóvenes que tienen talento.

¿Y a qué cree que se debe esa baja?

-Ha habido muchos problemas: numerosas deserciones, falta de medios para trabajar, etcétera. Yo creo que los entrenadores cubanos son muy buenos, pero me parece que no están muy estimulados con el trabajo.

¿A qué se dedica hoy?

-Regresé hace poco de México y estoy descansando, pero siempre mantengo los vínculos con el pitcheo de Villa Clara.

¿Sigue la Serie Nacional desde México?

-Sí. Especialmente al equipo de mi provincia, por supuesto.

¿Qué peso considera que debe tener Freddy Asiel Álvarez en la rotación de pitcheo naranja para que el equipo avance?

-Eso está de parte de Freddy. Yo he oído decir que es el mejor pitcher cubano. Pero, ¿dónde está el rendimiento que lo avale? De Freddy para atrás, cada vez que se ha dicho: “este es el mejor pitcher cubano”, es porque tiene tremendo rendimiento en todos los eventos.

¿Cuáles son las principales deficiencias del lanzador cubano actual?

-El pitcheo es bastante complejo. La mecánica de lanzamiento lo es, al igual que el desarrollo técnico- táctico. En Cuba se trabaja mucho desde el punto de vista físico, pero poco con la mente de los muchachos. El mayor problema está en no intentar, por igual, perfeccionar la técnica del lanzador y preparlo mentalmente. Ahí es donde yo veo la mayor deficiencia, y no solo en el pitcheo cubano. En México eso es un desastre porque apenas se habla de la mente del pitcher. Al tirar la pelota el lanzador cumple tres funciones: una mental, una física y una que controla las emociones. Y de las tres, dos tienen que ver con la mente.

A mi juicio, fallamos sistemáticamente en el proceso de captación de talentos…

-Claro que la captación tiene que ver. Si captas bien, vas a desarrollar buenos lanzadores. Cuando vas a buscar un talento, miras primero el biotipo, y luego lo desarrollas. Eso es parte de las complejas acciones que hay que tomar.

A la vuelta del tiempo, la Serie Nacional se convirtió en un campeonato de 86 millas por hora…

-Hay algunos muchachos que tiran duro. No son muchos, pero los hay.

Si comparamos con la época en que usted estaba al frente del team Cuba, casi no los hay…


-Claro. Ya te dije que la pelota ha dado un bajón.

¿Qué es más importante, el control o la velocidad?

-El control. Puedes tirar 100 millas, pero si no dominas la pelota no eres buen pitcher. Puedes tirar 85 y si controlas la bola y tácticamente estás bien, vas a tener más resultados.

De los pitchers que usted dirigió en aquellos años, ¿cuáles lo impresionaron más?

-Pasaron un montón. Uno de los que más resultados internacionales tuvo fue Vinent. Y otros, como los de Pinar del Río: Rogelio García, Julio Romero, Jesús Guerra… También estuvo Changa Mederos, más atrás el Jabao Valdés, José Antonio Huelga… Fueron tremendos pitchers. No me vienen a la mente todos ahora, pero hubo muchos buenos.

¿Qué cantidad de lanzamientos se necesitan en el béisbol moderno para ser dominante?

-Cuando se empieza a trabajar con alguien hay que desarrollar dos lanzamientos: la bola rápida y el cambio. Ya cuando el muchacho tiene alrededor de 15 ó 16 años es que se empieza a introducir la curva, que es otro lanzamiento importante. Después se trabaja con la slider y otros como el sinker, que se mueve al lado contrario que la slider. También están los que rotan, como la screwball o la knuckleball. Mientras más tipos de pitcheos posean los lanzadores, más posibilidades tienen. Pero tienen que ser controlados. No haces nada con conocer muchos lanzamientos y que no puedas dominarlos.

¿Y no basta con tener unos pocos dominados a la perfección?

-Sí. Con tres lanzamientos es bastante. La mayoría de los pitchers en el béisbol grande te tiran tres lanzamientos bien dominados. Hay quien tiene cuatro o cinco, pero con controlar la recta, la curva y el cambio, tienen.

¿Es usted partidario de los lanzamientos especiales?

-Esas afectaciones se dan cuando no se sabe usar bien el lanzamiento. Pero si se le enseña la mecánica correcta, no tiene por qué haber problemas. Cualquier lanzamiento puede lastimarte el brazo, aunque hay algunos que lastiman más que otros. Por ejemplo, la slider lastima más que la curva. Y la recta también hace más daño que la curva, que es el lanzamiento más natural si se lanza bien. El cambio de velocidad tampoco lesiona el brazo.

¿Qué cree del trabajo con la especialización en el pitcheo cubano?

-Cuando tienes un equipo de béisbol que da para eso, puedes hacerlo. Es lo que debe ser, pero a veces no tienes cómo lograrla.

Antes, cuando usted dirigía, los abridores caminaban bastante, muchas veces el juego completo…

-Así es. Pero ha habido muchos cambios con el objetivo de proteger más el brazo del lanzador. No es lo mismo el que te tiraba antes 150 ó 160 lanzamientos, que el de ahora que te tira 100. El de ahora va a durar más. La especialización se usa para cuidar más a los lanzadores. Cuesta mucho tiempo y trabajo formar un pitcher y a veces, en un día, lo pierdes; en un lanzamiento, lo pierdes. Entonces, hay que trabajar para formar lanzadores que sean eficaces y eficientes. Hay quienes son eficaces, pero no eficientes. El eficiente usa los medios correctos, por eso tiene menos tendencia a lastimarse. Hay que lograr eso, tener lanzadores que duren muchos años.

¿Por qué cortó de golpe su carrera en Estados Unidos?

-Yo estaba jugando allá cuando triunfó la Revolución en 1959. Vinieron años en que pudimos ir y venir, pero llegó el momento en que nos dijeron: “o allá, o acá”. Y me hice entrenador. Empecé trabajando con niños en Caibarién, y luego con la Primera Categoría. Al segundo año de estar ahí me mandaron a buscar cuando empezaba la Academia en Santa Clara, para trabajar con Natilla Jiménez. Y a los cuatro o cinco años, cuando empezó Servio Borges como director, me fui al equipo nacional.

Y ahí se quedó…

-Así fue.

Pasaban los directores, pero el entrenador de pitcheo seguía siendo el mismo.

-Sí, yo estuve ininterrumpidamente 35 años, más que en el equipo provincial.

Y después de ver tanto, ¿cree que hoy hay mayor o menor entusiasmo en los peloteros?

-Yo creo que no hay mucha motivación. Ya te dije que no veía motivación ni en los entrenadores.

A pesar de que hoy tienen mejores salarios.

-Sí, a pesar de que ahora están mejorando las condiciones.

¿Qué le parece la contratación de peloteros cubanos en ligas como la japonesa o la mexicana?


-Yo creo que eso va a estimular un poco a los peloteros.

¿Y si se abrieran las puertas de las Grandes Ligas?

-Se estimularían mucho más.

¿Habría bastantes figuras en el pitcheo cubano para jugar allá?

-Sí.

Pero casi ningún pitcher cubano triunfa en Grandes Ligas.

-Siempre va a haber talento en Cuba. Tenemos más que los dominicanos, que los venezolanos… En la época en que yo jugaba había cientos de peloteros jugando en Grandes Ligas, y mexicano no había ninguno; dominicanos, cuatro o cinco; venezolanos, tres o cuatro. El cubano es el que más talento tiene para jugar béisbol en el mundo.

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