Una pregunta vital para Guillermo Rigondeaux

GUILLERMO RIGONDEAUX durante su pelea contra Drian Francisco el 21 de noviembre en Las Vegas.
Foto: Isaac Brekken Getty Images

Por Marino Martínez

El boxeo es arte y ciencia. Técnica y movimiento. Inteligencia y defensa. Pegada y asimilación. Carisma y agresividad. En la combinación de estos elementos se encuentra la verdadera grandeza de este deporte.

Cuando analizamos estos factores estamos convencidos de que el cubano Guillermo Rigondeaux es un excelente boxeador.

Pero Rigo tiene un grave problema. Por su falta de agresividad no ha sabido cruzar la línea que divide a los campeones, de los grandes campeones en el boxeo profesional. No es fácil cruzarla, de hecho suman miles los nombres que podemos mencionar que han sido monarcas mundiales, pero solamente podemos señalar a un grupo de ellos que pueden ser considerados grandes.

Grandes campeones fueron Ray “Sugar’’ Robinson, Henry Amstrong, Benny Leonard, Joe Louis, Muhammad Ali, Roberto Durán, Salvador Sánchez, Wilfredo Gómez, Ray “Sugar’’ Leonard, José “Mantequilla’’ Nápoles, Luis Manuel Rodríguez, Kid Gavilán, Carlos Monzón, Alexis Arguello, Wilfredo Benitez, Thomas Hears y Marvin Hagler, entre otros que supieron subir ese peldaño.

Nadie debe dudar de que si Rigondeaux sigue peleando de la misma forma que lo ha hecho hasta el momento pudiera terminar su carrera invicto. En términos matemáticos su actuación sería loable. Pero su nombre pasaría a ser un campeón más de los muchos que han pasado sin mucha gloria.

Y aquí le hacemos dos preguntas a Rigondeaux. ¿Aspiras a ser un campeón mundial invicto, pero sin mucha gloria? ¿Deseas ser de esos campeones que dejaron huellas imborrables para la historia?

Si su respuesta tiene que ver con la primera pregunta, puede mantener sus peleas aburridas, pero si pertenece a la segunda, entonces debe incorporar dos cosas a su estilo: agresividad y espectáculo.

Lo que hace Rigondeaux siempre ha estado dentro del boxeo. Tratar de dar más con jabs y combinaciones, moverse en el ring, cuidar la defensa, salir con movimientos laterales de las esquinas en momentos peligrosos y hasta amarrar cuando la situación así lo requiera.

Para citar dos ejemplos: Ray Leonard en el momento cumbre de su carrera era rápido como un Cheeta, le marcaba a su oponente y salía de los instantes de peligro con sus excelsas cualidades. Pero a la hora de pelear se fajaba como un león sin importar quién estuviera al frente. Brindaba espectáculo. Le regalaba a la afición momentos inolvidables.

Muhammad Ali volaba como una mariposa y picaba como una abeja. Se movía por todo el ring utilizando jabs y combinaciones. Sí, pero a la hora de la batalla se fajaba con los más temibles para regalar combates que no se olvidan.

La excelencia boxística que tuvieron Leonard y Ali no fueron razones para que olvidaran la agresividad y el espectáculo. Por ello, son dos de los más grandes pugilistas de todos los tiempos.

El boxeo profesional además de deporte es negocio. La televisión pagada ha excluido al cubano por sus peleas aburridas, ya que los espectadores desean ver acción. Esto lo debe entender Rigondeaux o se lo debe aconsejar las personas que están al frente de su carrera.

Mi mensaje a Rigondeaux: “Talento te sobra. Sin dejar de utilizar las habilidades que te ayudan para la defensa y para marcar puntos, debes dar más pelea. Nadie te dice que no utilices tus herramientas naturales. Lo que se te pide es que brindes un mayor espectáculo.

De tí depende que a partir de estos momentos puedas cruzar la línea que divide a los campeones, de los grandes campeones.

Y aquí le hacemos dos preguntas a Rigondeaux. ¿Aspiras a ser un campeón mundial invicto, pero sin mucha gloria? ¿Deseas ser de esos campeones que dejaron huellas imborrables para la historia?

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