Foto: C.M. GUERRERO CMGuerrero@elNuevoHerald.com |
Por Jorge Ebro
Con su doble movimiento vertical de mano izquierda, Fernando Sánchez apuntaba con su bate hacia el cielo, como avisando que hacia allí deseaba pegarle a la pelota con toda la fuerza del mundo.
Sin duda, cuando se habla de los peloteros cubanos más completos en Series Nacionales no se puede sacar a Sánchez de ninguna lista, y mucho menos se le podía dejar de invitar al Juego de las Estrellas Cubanas que tendrá lugar el 10 de enero en el terreno de la Universidad Internacional de la Florida.
El más grande de todos los hermanos Sánchez -el otro era Wilfredo, pero cinco jugaron con equipos matanceros- y uno de los mejores de la pelota de su tierra, está en Miami invitado por la compañía El Reencuentro, encargada de promover la visita de los astros del pasado con un público que les quiere y no les olvida.
¿Dónde están los peloteros de cinco herramientas en Cuba?
"Los poco que habían se han marchado, pero tampoco se producen ahora. No existe un Casanova, un Linares un Pacheco. El béisbol cubano no está a la altura de lo que era, incluso si volvieran los que juegan en Grandes Ligas. Hablo de una generación, de una época''.
¿Cómo arreglaría este desastre?
"Hay que acabar con esa serie de 16 equipos y dejarla en seis u ocho. Para lo masivo hay otras cosas. El poco talento que hay se diluye con el gigantismo y el querer que todos estén representados. Nos estamos engañando nosotros mismos''.
Usted trabaja con jóvenes, ¿ve en ellos la esperanza?
"Sí, pero en estos tiempos cuesta mucho trabajo que aprendan los fundamentos, que se enfoquen en el béisbol como algo más allá de un juego. A mí no había que decirme las cosas dos veces para aprenderlas''.
"No voy a decir que no. Todo atleta que llega a cierto nivel quiere aumentar su techo, tener mayores pruebas. Creo que tenía las herramientas para sobrevivir aquí, pero nuestra etapa era diferente y el tiempo pasó''.
¿Cree en la posibilidad de un pacto con las Grandes Ligas?
"Me parece más que necesario, imprescindible. Las autoridades de ambos países deben ponerse de acuerdo. El pueblo cubano lo espera y sabe que eso le dará a nuestro béisbol otros horizontes''.
Cuando se retiró todavía era uno de los mejores bateadores del país.
"A mí me obligaron a retirarme. Yo tenía 42 años pero todavía conectaba fácilmente por encima de .300 y era líder en cinco departamentos ofensivos. Cada turno mío era un potencial récord. El día en que me fui del béisbol mi vida se derrumbó para mí y mi familia. ¿Quién sabe cuantos hits más hubiera pegado?''.
Siempre ha dicho que el día más duro de su carrera fue cuando rebasó en hits a su hermano Wilfredo.
"Hasta pensé en no jugar más y dejar la marca un hit por debajo de mi hermano, pero mi familia se reunió conmigo y me dijo que era mejor que yo rompiera el record para que siguiera en la familia. Por esos días no podía mirar a la cara de Wilfredo''.
Si tuviera que conformar un outfield para un equipo cubano, ¿a quienes escogería?
"A Casanova, a Armando Capiró y a mi hermano Wilfredo''.
¿Y usted donde se ubica?
"De designado, esperando que uno de ellos se lesiones para salir a jugar''.
Un pelotero completo
Desde que debutara en 1972, Fernando Sásnchez dejó entrever que se estaba en presencia de un pelotero que no solo bateaba con poder y con tacto, sino que corría bien las bases y defendía con soltura los jardines.
Solamente cuatro jugadores conectaron más de 2,000 hits; 300 dobles; 200 jonrones; impulsaron 1,000 carreras; pisaron 1,000 veces el plato, robaron al menos 100 bases y conectaron para .300 o más: ellos son Omar Linares, Lourdes Gourriel, Víctor Mesa y Fernando Sánchez.
Si al principio vivió a la sombra de su hermano Wilfredo, quien era reconocido como el Rey del Hit y se le recordará por ser quien inauguró el club de los 2,000 indiscutibles, poco a poco Fernando fue estableciendo su identidad propia en el terreno y llegó el momento en que llegó a ser una figura importante en el equipo nacional, donde se mantuvo por espacio de 10 años.
De acuerdo con el propio Fernando, su momento más importante fue cuando igualó a Wilfredo con 2,174 imparables, y eventualmente no solo sería el número uno en ese departamento, sino en varios.
Al momento de su retiro, luego de 23 temporadas, Fernando estaba en la cima o entre los 10 primeros en casi todos los casilleros ofensivos y en su provincia de Matanzas alcanzaba un estatus casi mítico.
Tremendo pelotero por sus cualidades para jugar beisbol, pero además era tranquilo, discreto, disciplinado. Un grande del beisbol cubano de todos los tiempos, sin duda.
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