Higinio, Heriberto, la CNB y la Patria

La foto en cuestión/Fernando Medina
Por Alexei Samper

La Patria, ese muñeco medio abstracto que a veces se invoca y equivocan al aludirlo, ese varapalo constante y subjetivo, lleno de leyes y conceptos, jamás se vio tan depauperada como en estos días a raíz de la llegada de cuatro peloteros cubanos, glorias deportivas cubanas, referentes en la MLB, y de los cuales se habló el mínimo posible como para eso: minimizar su presencia.

Y si hablo de Patria, o más bien hablo de quienes durante mucho tiempo se han arropado el derecho de redefinirla, de redefinir a sus hijos, balancearlos, vestirlos y desvestirlos cual maniquí desnudo entre escombros, lo hago no para despertar seres rebeldes dormidos dentro de cada cual. Hay zonas, dentro del imaginario político ideológico nacional, que no pueden ser tocadas. Pensemos, por ejemplo, en alguien tan ridículo que, entiende la patria, y su filiación a ella, por lo que dice o diga, un alto funcionario; tan alto como qué no admite equivocaciones. Yo por ejemplo, crecí, creyendo que Fidel era de palo; o de hierro, o de concreto. Firme y duro. Sin flaquezas. Exacto. Preciso como un reloj. Después supe que no; que era humano y podía equivocarse. Como todos. Pero hay personas que aún piensan como yo pensaba hace 30 años. 

Ejemplos de personas así, tan hieráticas en la materia gris, hay miles. Durante muchos años “el proceso” pasó por un hilo fino, cortante y casi incurable que dividió a los cubanos de la manera más absurda posible, entre unos y otros atendiendo al ser o al estar. Hermanos, amigos, padre, hijos, fueron separados más que las noventa millas geográficas. Todo el que se va, o se fue, dejó de ser. De pertenecer. Así los vieron, así los ven muchos de los que hoy definen “La Patria y La Cubanía” desde conceptos inamovibles, obviando el concepto mismo: Revolución. 

Luego de las primeras deserciones – entremos ya en materia -, Sergio Oliva, Bárbaro Garbey, Roberto Urrutia, los deportistas cubanos dejaron de ser ese monolito inquebrantable de cubanía; dejaron de ser esa cerrazón pelada y pletórica de austeridades, y “La Patria”, contra ellos o en su defensa, enarboló un símbolo muy fuerte, Teófilo Stevenson, para enfrentar cada una de las levedades de los malignos espíritus. Teófilo, que había rechazado todos los millones del mundo, por los diez millones de cubanos, aun constituye para gloria nuestra quizás, el escalón más alto dentro de la pléyade de deportistas cubanos surgidos después del 1959. Y ahí quedó todo. No más. Los deportistas de “La Patria” dejaron de ser seres humanos para convertirse en otra cosa, más política y politizada que una guerrilla. 

Error primero y definitorio, convirtió las particularidades en músculos igualitarios; o lo que es lo mismo: el abismo en el intelecto, la mismísima mentira.

Los atletas que del 59 al 70 compitieron lo hicieron por tantas cosas distintas, que micrófonos delante una vez ganada la medalla, recitaban de carretilla el verso aprendido ya desde el viaje de ida; un verso dentro del cual no podía faltar un nombre. Toda la gloria, cupo, y cabría pues, en decir apenas un nombre. 

Del 70 al 80 igual. Del 80 al 90…

“La Patria” quizás se entendió del modo en que la entendía el héroe del verso. Cualquier otro pensamiento, en otra línea, no solo era antiético, si no antipatriótico. Por caprichos del destino, o por lógicas de este, tanta hermeticidad, terminó por cubrir de capas de barniz las entendederas. Una vez, cerrada la dirigencia al mundo exterior, cada cual entendió “el todo” como su Yo, más propio., y nacieron entonces pequeños “dictadorcillos” o despertaron “dictadorcillos dormidos” donde tiempos atrás había un atleta ídolo de pueblo. Uno tras uno fueron cayendo aquellos que servían de escalón, entre el héroe y el deporte (o los deportistas), y al mismo tiempo, todos los que una vez estuvieron entre lo más alto, ya en el suelo, fueron abandonados por el héroe. ¿Tan así? ¿O los lamentos terminaron en cualquier peldaño de la escalera?

Imaginemos un tablero de ajedrez en la jugada 19, y sin ajedrecistas sentados frente a él. Imaginemos a la Inglaterra por un lado, y a la Europa por el otro en el siglo XVIII. Perdido el referente, desequilibrada la brújula o no; cambiado y cambiante el mundo exterior, mientras unos se adaptaron forzosamente a la novedad, otros, por cerrados, se empeñaron en seguir pensando que, “a la antigua” y en navíos de palo podían salir ilesos de la tormenta.

Nada es peor que el anquilosamiento. Es malo per se, y es malo, porque una vez que te pones la armadura y arremetes contra el mundo, veinte años después la rueda de la historia te pasará por encima o te dará la razón del todo. Es un juego de azar 50 y 50. Algo tan malo como nacer y morir. Como hablar y callar. 

¿Quién diría que menos de cinco años después de haber recibido todos los epítetos peyorativos posibles, José Dariel Abreu, y Yasiel Puig iban a “sentarse” a la misma mesa, con su más férreo crítico? ¿Quién le iba a decir al crítico, que su discurso de victrola, debía ser mejorado de acorde a los nuevos tiempos? ¿Difícil? Para nada. Para quien más de una vez ha dicho DIGO y después ha dicho DIEGO, esto no representa un problema. Para el dirigente que en el más absoluto desparpajo reconoció delante de las cámaras de televisión haberle dado a un atleta un pasaporte falso, esto no es problema alguno. Lo más triste dentro de todo esto, es que este hombre ha sido, dentro del movimiento deportivo cubano, el más firme definidor del concepto de PATRIA, PAIS, DIGNIDAD y ha arrastrado, tras de sí, muchas cruces y santuarios; peleles de pensamiento, personajillos de ocasión, títeres, que no entienden nada. Lo más triste es que lleva tan poco dentro, y le importa un comino quienes están fuera, que tiene el inmenso descaro, un último instante, para largarse una broma delante de miles de ellos.

Ahí está la foto. Rostro recio; oportunismo puro. Brazo erguido ¿La victoria? ¿La razón? No hay sonrisa. Por dentro debe estar lamentando firmemente donde ha sido puesto. El cree que es LA PATRIA, y LA PATRIA no se regodea con sus traidores. A su lado, el atleta cubano que posiblemente ostente el record de más intentos de salidas ilegales del país. Un tipo que, desde niño, demostraba madera de grande: Yasiel Puig. Un tipo que no lo mira. No interactúa con él. Un tipo al cual no le importa. Un tipo diferente. Ya Puig no es víctima. Su victimario, cree que sí, pero ya no. 

Puig, mira al otro lado. Buscando quizás, en la distancia un consuelo o un consejo. ¿Qué hago con este lastre a mi lado? ¡¡Tony!! ¿Dónde estás Tony? ¡¡Quítame este fardo de encima!!

Afuera del estadio, sucede algo distinto. Es otra la imagen. Un viejo anciano, al cual llaman “Metecaña”, un asiduo “chocador de bola” en el Bar de la Primera de Tulipán, en Cienfuegos, deposita, cual niño de 7 años, su rostro en el pecho de otro héroe y comienza a llorar sin consuelo. Pero de esta y de otra foto, les hablaré mañana.


Fe de erratas: Donde decía Daniel Núñez se corrigió por Roberto Urrutia

Comentarios

  1. Cuanto daño le ha hecho este pelele al beisbol cubano!!! Es incalculable. Gracias al que escribió esto. Yo tambien un dia crei que Fidel no cometia errores. Al creerlo, el error lo cometí yo mismo

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  2. Coño, no conviertan esto en politica.... el texto es magistral!!!

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  3. Buen articulo Daniel, describes a la perfecion el momento para uno y otro lado. Solo una correccion si me permite. Cuando se refirio a los atletas que "desertaron" a inicios haces alusion a Daniel Nuñez' si te refieres al "FIÑÉ" de las pesas cubanas nunca deserto,' debio referirse a Urrutia, ambos muy amigos y muchos tienden a confundirlos. Un saludo Alioth Nuñez, sobrino del atleta en cuestion.,

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  4. Si Daniel, como siempre espectacular, ahhhh, y estoy loco por leer el artículo de las dos fotos, jajsja

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  5. Caballero!!!????, la gente no lee los pie de artículos. Esto fué escrito por Alexei Samper, Y NO por Daniel de malas...

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  6. Alguien tiene el comentario del Higinio o del gobierno cubano cuando Pito decidió irse? No lo encuentro. Gracias

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