Alexeis Bell: 'Estoy seguro que otros seguirán mi camino'


Por Jorge Ebro

Después de haber dejado atrás los temores y las dudas, Alexei Bell se paró como un hombre delante de todos los que debían estampar cuños y firmas para decirles una simple frase: "me voy, y quiero hacerlo de manera legal''.

Al principio lo miraron con cierto aire de incredulidad, pues no todos los días un pelotero de su calibre, de 14 Series Nacionales y con números tremendos -además de ser un ídolo de los fanáticos-, les dice a los que deciden que ya no lo verán más en los terrenos de béisbol del país.

"Cuando yo llego a pedir la liberación, ya había pasado la fase de las debilidades personales y estaba la del valor'', comentó desde México el jugador oriental, que el 15 de febrero tendrá su demostración ante los evaluadores de talento de las Mayores en el estadio Foro Sol de la capital azteca. "Sabía que no le debía nada a nadie, que siempre lo hice todo de manera correcta, limpia. Nadie podía decirme que no''.

A Bell nunca le faltaron ofertas para jugar profesional, pero el jardinero de Santiago solía escuchar cada solicitud de una manera calmada antes de poner sobre la mesa un único requisito: irse de una manera segura, sin los sobresaltos de las fugas marítimas y las presiones de algunos truhanes disfrazados de empresarios.

De sobra sabía Bell de las fuertes tajadas -puede ser hasta un 30 por ciento- que suelen exprimir estos individuos oscuros de los contratos de peloteros inexpertos, para no hablar de los riesgos para la propia vida.

"Siempre creí en Dios que mi momento iba a llegar y mira, ya estoy muy cerca de cumplir mi sueño'', explicó el jugador, de 32 años. "Ofertas del pasado se están renovando ahora. Creo que puedo establecer un ejemplo para mis compatriotas por mi manera de hacer las cosas. Firmar en Grandes Ligas por un método seguro. Estoy seguro que otros seguirán mi camino''.

Su última presentación en un terreno de pelota se produjo con los Capitales de Quebec, un equipo de liga independiente en Canadá, donde tomó cuerpo la idea de pedir lo que en Cuba se conoce ya popularmente como "la baja'' de toda actividad deportiva en la isla.

Su decisión tomó forma al no tomársele en cuenta para los compromisos internacionales de la escuadra nacional en el 2015, especialmente los Panamericanos de Toronto y el torneo Premier 12.

"Conocía de las injusticias que se cometían al hacer el equipo Cuba, de los jugadores que van una y otra vez sin habérselo ganado, mientras otros que rinden son ignorados'', explicó Bell. "A mí me trataban como si fuera un muchacho nuevo. Constantemente tenía que demostrarles desde cero que poseía el talento suficiente para brillar en la arena extranjera''.

Bell había formado parte del equipo que conquistó medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Beijing, donde conquistó el título de bateo (.500) al terminar líder en extra bases -con tres dobles, cuatro triples y dos jonrones- y en porcentaje de slugging.

Pero estaba cansado de probarle a otros lo que ya estaba cansado de demostrar. No por gusto era considerado uno de los terrores ofensivos de los últimos tiempos, y su promedio de .320 con 158 cuadrangulares hablaban por él.

Ahora, sin embargo, enfrenta una prueba que definirá su futuro y fijaría un nuevo escenario, pues si bien otros peloteros como Yoan Moncada y Andy Ibáñez se marcharon de manera legal, ninguno llevaba sobre sus espaldas el peso histórico de un Bell.

"Estoy seguro de que el 15 de febrero voy a demostrar que me quedan energías y reflejos para jugar en Grandes Ligas'', afirmó Bell. "Sé que algunos dudan, pero eso no me preocupa. Siempre he nadado en un mar de dudas, pero jamás me he ahogado. Yo soy un sobreviviente y sé que Dios va a mi lado''.



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