Por Aliet Arzola
Ciego de Ávila. Pinar del Río. Esas serán las dos caras de la moneda que se lanzará al aire el próximo miércoles, a fin de conocer cuál sale victoriosa en la pugna beisbolera de la 55 Serie Nacional. No es un duelo de fácil pronóstico, con todo y que muchos pueden pensar en la supremacía de los Vegueros, teniendo en cuenta los antecedentes.
En la actual justa doméstica, los pupilos de Jorge Ricardo Gallardo ganaron siete de los nueve desafíos contra los Tigres, y el duelo particular, desde la Serie 50 hasta la fecha, marcha con ventaja para los vueltabajeros, victoriosos en 27 salidas, por 21 sonrisas del elenco que comanda Roger Machado.
Al margen de estos resultados, ambas escuadras han sido bien consistentes en el lustro de referencia, con par de títulos cada una, dejando escapar solo la corona de Villa Clara en el 2013. Por tal motivo, es presumible una despiadada lucha, mucho más si tenemos en cuenta la forma en que consiguieron su pase a la final.
Los avileños pasaron como una aplanadora sobre Industriales, novena que, a pesar sus múltiples lagunas, siempre es muy complicada de superar en instancias decisivas. Sustentados en un equilibrio significativo en todas sus líneas, los Tigres no creyeron en la trayectoria histórica de los Leones, y los mandaron a casa en cuatro capítulos.
Pinar del Río, por su parte, tuvo que sudar un poco más para enterrar en siete juegos el sueño de Matanzas. Cuando ya muchos los daban por muertos, los Vegueros ganaron los dos últimos desafíos en el Victoria de Girón, lo que constituye una de las remontadas más significativas de los últimos años en la pelota cubana.
Justamente, la extensión de ese play off hasta el séptimo episodio provocará que los vueltabajeros lleguen a suelo avileño con mayor desgaste, aunque los Tigres no deben confiarse, pues tantos días de inactividad pueden causar efectos negativos.
Además, Ciego de Ávila tiene todavía fresco en la mente aquella final del 2011 que perdieron ante Pinar del Río en seis rounds. Por si fuera poco, en los partidos de la actual campaña fueron golpeados una y otra vez por el pitcheo de los más occidentales, quienes les propinaron cuatro lechadas, y en otros dos encuentros solo les permitieron anotar una carrera.
Toda la rotación de los Vegueros mejoró sus números contra la tanda avileña, aunque es válido reconocer que los tres últimos juegos se produjeron después de la Serie del Caribe, cuando los Tigres estaban sumidos en una profunda plaga de lesiones.
Por supuesto, ahora todo parte de cero y las circunstancias de ambos son muy diferentes. Con el pleno de efectivos listos para saltar a la grama en pos de la corona, solo puedo vaticinar una lucha cerrada, en la cual no deben abundar marcadores desproporcionados ni dominio absoluto de ninguno de los dos. Esta vez, prefiero apegarme a una frase manida pero de mucho valor: “¡Que el terreno diga la última palabra!”.
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