Las reglas de una nueva dinastía


Por Aliet Arzola

Todo Ciego de Ávila se quedó en vela. En el final de una tarde fresca, con fuertes vientos que sofocaron el penetrante calor dominical, miles de aficionados beisboleros y otros no tan­to, solo arrastrados por la contagiosa marea triun­fal, se lanzaron a las arterias de una ciudad que respira orgullosa como la capital de la pelota cu­bana.

Cuatro finales en seis temporadas, tres títulos en cinco años y dos coronas en fila validan el poderío de los Tigres, capaces de enterrar por completo en el último lustro el estigma de equipo perdedor y sin poder resolutivo que los persiguió en los partidos importantes.

Muchos tragos amargos se digirieron en el parque José Ramón Cepero, feudo de los avileños, hasta que un cruce de dos generaciones cambió el rumbo del destino y lanzó definitivamente al territorio hacia la cúspide. La línea central de esos jugadores todavía se mantiene, ahora más maduros, arma principal de la novena, combinada con la irrupción de talentos que marchan camino al estrellato.

“No son muchos los equipos en la historia con tres campeonatos en cinco años, por lo que representa un tremendo orgullo comandar a este grupo de jugadores. Pero hay un colectivo grande de personas vinculadas con las victorias, desde los entrenadores en las categorías pequeñas, y merecen el reconocimiento por el trabajo tan serio realizado”, nos confesó el mánager Roger Machado, horas después de enfundarse por segunda campaña consecutiva la casaca de monarca.

“Para nadie es un secreto, las deserciones y bajas de peloteros por salidas del país nos han puesto en un momento crítico, a todo el béisbol cubano, y Ciego de Ávila no escapa de ello, pero nos hemos mantenido en la cima gracias a la formación en la base, que ha dado la posibilidad de tener el relevo listo, en nuestras manos, sin la necesidad de improvisar con hombres sin la calidad para afrontar una Serie Nacional”, añadió el timonel, eufórico por la superioridad de su escuadra.

Ya lo advertía el diestro pinareño Yosvani Torres antes de comenzar la final: “Son un equipo mucho más hecho, nos será más difícil ganar que en la Serie 50”. No se equivocó, los suyos, pese a protagonizar una recuperación de leyenda, no pudieron destronar a los Tigres, con una inyección de sangre fría en los trances más complicados.

Ahora los avileños manejan como nadie los tiempos de cada partido, y de las series en sentido general. No juegan a la desesperada, las improvisaciones, muy características del béisbol cubano, las han minimizado y cada cual cumple al pie de la letra su función en el diamante, sin complejos ni egos encontrados.

“Hemos aprendido mucho a jugar en los play off, tenemos una mezcla de juventud y veteranía, pero esos jóvenes llevan ya algún tiempo en Series Nacionales y se han nutrido de las experiencias vividas y los consejos. Creo que eso nos permite salir y jugar con calma”, precisó el torpedero Yorbis Borroto, eje de la línea central.
“Ganamos dos títulos seguidos, nuestra mentalidad ha cambiado ya con tres campeonatos, ahora todo el mundo nos teme. Hemos madurado, incluyendo a los lanzadores, se ve con las actuaciones de Dachel Duquesne y Yennier Cano, por ejemplo, sin olvidar el apoyo de los refuerzos”, destacó el puntero de la rotación de los Tigres, Vladimir García, ganador de 13 desa­fíos esta temporada.

RUGIDOS DE TIGRE

Cuando se habla de Ciego de Ávila uno puede aventurarse a elegir su estrella, el jugador más determinante, pero corre el riesgo de obviar el aporte parejo de casi toda la novena. Aquí hay más de un hombre crucial, desde el bisoño Luis Robert Moirán o el experimentado Yoelvis Fiss, a quienes cuesta sacarles las palabras, hasta otros nativos y los refuerzos.

Algunos de ellos ofrecieron sus impresiones a Granma.

Yorelvis Charles: “Me preparé bien, durante largo tiempo, y estoy contento con el resultado en el plano personal y colectivo, trabajamos muy unidos, con muchas ganas de triunfar. Ya tengo 20 temporadas, y quiero transmitirles mis experiencias a los más jóvenes, pero no puedo decir que me voy a retirar, eso lleva un análisis”.

Osvaldo Vázquez: “Este es un trabajo de años con los muchachos jóvenes que se han incorporado al equipo y han crecido aquí. En mi caso, debo decir que la receptoría es bastante difícil, Roger me ha dado la responsabilidad de estar la mayor parte del tiempo ahí, me he superado con su propia ayuda, además de los consejos de Lisdey Díaz y Juan Norge Carrasco, otros entrenadores de Ciego”.

Ariel Borrero: “Me voy con la autoestima muy elevada, he terminado por todo lo alto con Ciego. Aquí he vivido una tremenda experiencia, con una atención especial de la provincia. Solo me queda dar gracias a la afición por el apoyo”.

Yander Guevara: “Es un gran orgullo ser campeón dos años consecutivos, agradezco a Machado por la confianza y la oportunidad de quedarme con el equipo a pesar de no poder lanzar por una lesión en el codo. Después de ser el Jugador Más Valioso de la final pasada, ahora tenía muchas ganas de salir, pero intenté transmitir la poca experiencia que tengo a los más nuevos. Hay mucha química y una gran amistad en este grupo, eso también nos ha llevado a la elite. Ya somos de los grandes en la historia del béisbol cubano”.

Tomado de Granma

Comentarios

  1. clasico, tenia que ser del granma. ciego solo esta pescando en las aguas turbias del beisbol nacional....

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  2. Es verdad, cuando la cosa estaba fuerte no cogían ni para el chicle , deja que unos cuantos levanten el pie , ahí mismo se derrumbó la " falsa dinastía " ni los avileños comentan porque saben que están cogiendo mangos bajitos

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  3. Seguro lo que hablan de ciego son industrialista pero industriale antes y despues siempre a sido la puta de ciego

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