Nuestro béisbol urge de cambios


Por Elio Menendez

El play off entre los reforzados equipos de Ciego de Ávila y Pinar del Río dirá el adiós de una pálida Serie Nacional de Béisbol que ha dejado mucho que desear y de cuyo desarrollo deben tomarse saludables experiencias que devuelvan a nuestra pelota el prestigio perdido en los últimos años, lo mismo en casa que en el plano internacional.

¿Cuáles factores han influido en este visible deterioro…? Muchos son los porqués, algunos de ellos factibles de enmendar. Cierto que muchos talentos, desarrollados unos, potenciales otros, dejaron nuestra pelota en busca de nuevos horizontes, pero ello no justifica, aunque afecta, el descenso del que sigue siendo nuestro deporte nacional.

Los estadios vacíos o casi vacíos a lo largo de la contienda que nos dice adiós son solo un reflejo harto elocuente de la inconformidad del “respetable” con la pelota que se juega.

Incorregible soñador, aliento la esperanza de que se dé un vuelco a la estructura actual de nuestra Serie Nacional con ajustes adecuados a la existente. Se imponen cambios que vayan desde la maltratada base hasta nuestro clásico mayor para devolver al beisbol cubano la reputación que siempre disfrutó.

¿Por qué aferrarnos entonces a mantener dieciséis equipos en la Serie Nacional en detrimento de su calidad y del espectáculo que se le ofrece a la afición? Hoy por hoy tenemos todavía material suficiente para ofrecer una buena Serie pero, insisto, no con dieciséis conjuntos.

¿Acaso, a razón de cuatro por equipo, contamos con 64 lanzadores abridores, cuando se nos hace difícil reunir esa cuarteta para una selección Cuba? Ello sin amarrarnos a la cacareada especialización de “caminadores” y “cerradores”, estrategia de pitcheo aplicable en otra pelota, pero no en la nuestra, por ahora. Ejemplo de ello es que en el presente play off hemos visto a lanzadores abridores trabajar en papeles de relevistas y a estos en rol de abridores, echando a un lado la machacada especialización. No olvidar que en la nómina de Ciego de Ávila, Pinar del Rio, Matanzas e Industriales han figurado lanzadores, refuerzos provenientes de otras provincias no finalistas.

Acepto como otros muchos aficionados que la calidad de nuestro béisbol ha disminuido en relación a la de años atrás cuando los equipos cubanos se hacían respetar en la arena internacional. Nuestro beisbol no es el mejor, pero no porque falten talentos, que sí tenemos, solo que a su paso por categorías inferiores no han recibido las enseñanzas para dominar elementos tan necesarios, por citar algunos, como el toque de bola, el corrido y robo de bases y otros aspectos esenciales para brillar en el béisbol.

Ya lo dijo alguien, "A la Universidad no se puede llegar con asignaturas pendientes", y la Serie Nacional no es otra cosa que la Universidad de nuestra pelota.

No es posible recoger en un comentario todos los males que aquejan al béisbol cubano. No solo en la ya obsoleta estructura sino en remover todo lo que haga falta de arriba a abajo y de abajo a arriba, sin paternalismo, ni padrinos, sin distinciones ni privilegios que por injustos solo hacen daño al deporte.

La pelota la llevamos los cubanos en los genes, es parte indisoluble de nuestra idiosincrasia. Pasión que se nos metió en el alma desde los lejanos días del Almendares Park. A todos nos corresponde no permitir que se extinga.

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