Es poco probable que Canelo Álvarez y Erislandy Lara vuelvan a cruzar golpes sobre un cuadrilátero.
Por Damián L. Delgado Averhoff
La abdicación de Saúl 'Canelo' Álvarez al trono de las 160 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ha revuelto el hormiguero. Casi nada está claro en la división súper welter (154 libras) ni en la mediana, salvo que la última palabra está en el despacho de Oscar de La Hoya, mandamás de Golden Boy Promotions (GDP) y mecenas del mexicano.
Ser el púgil que en la actualidad genera más ingresos le permite todo tipo de prerrogativas. Canelo bien podría negociar la pelea contra el kazajo Gennady 'GGG' Golovkin o bajar a la división inmediata inferior (154 libras) y romper totalmente el orden de las cosas.
Apenas unos días después del anuncio de GDP, Erislandy 'The American Dream' Lara (22-2-2, 13 KOs) hará una defensa del cinturón welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) ante el armenio Vanes Martirosyan (36-2-1, 21 KOs) en Las Vegas, porque "fue lo mejor que pudimos encontrar", según dijo el promotor del cubano, Luis de Cubas Jr., a Jorge Ebro de El Nuevo Herald.
Si bien Lara no subestima a Martirosyan, una revancha contra Canelo, un combate contra GGG y un pleito ante Daniel Jacobs son sus principales objetivos. "Bueno sí, yo estoy tranquilo porque estoy haciendo lo mejor que puedo para seguir ganando, pero para nadie es un secreto que aquí hay alguien que no le tiene miedo a Gennady Golovkin, creo que es un peleador al que se le pueden complicar las cosas conmigo como se le complicaron a Canelo y se le complicarán a Daniel Jacobs, son esos los tres grandes nombres que quiero para mi carrera", comentó Lara al colega Salvador Rodríguez.
Querer no es poder
Siendo objetivos, Canelo parece estar fuera de la ecuación. De La Hoya fue enfático cuando aseguró que la Canelo-Lara II no se efectuará. "Después de ver el rival que tuvo (...), no creo que haya demasiada gente interesada en volver a ver otra pelea como esta", remarcó el promotor tras el pleito que sostuvieron ambos púgiles, el 12 de julio de 2014, en el MGM Grand de Las Vegas y que terminó con polémico triunfo por decisión dividida del azteca.
En el caso hipotético de que el mexicano descienda a peso welter, existe una sola opción de presionarlo para que al menos considere la revancha. Esa posibilidad dependería de que Lara destroce este sábado al peleador armenio y que después salga a la caza de los mellizos Jermell y Jermall Charlo, o de quien ostente los cinturones de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y el CMB.
Jermell y Jermall pelearán este sábado en la misma cartelera de Lara. Jermell defenderá su título súper welter de la FIB ante Austin Trout y Jermall disputará el cinturón vacante del CMB frente a John Jackson.
Con tres de los cuatro cinturones en su poder, Lara podría poner un poco de presión al Canelo, que se especula podría estar enfrentando al británico Liam Smith, titular súper welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Para llegar a este punto se necesitarían que se acoplaran muchas variables.
Primero convencer para pelear a los otros monarcas de las 154 libras; segundo, demostrar que sus virtudes boxísticas son superiores a sus habilidades para correr la maratón en un cuadrilátero, tal y como ocurrió en la Canelo-Lara I; tercero, tratar de tentar al cobrizo peleador de Guadalajara, que para colmo de males, no le interesan mucho los cinturones, al menos eso fue lo que dejó entrever con su decisión de renunciar a la faja mediana del CMB. Y cuarto, persuadir a Oscar de La Hoya de que una revancha llenará sus bolsillos de billetes verdes.
GGG es el reverso de la misma moneda. Lara lo retó, pero el europeo no tiene por qué tomarle en consideración. Si el cubano fuera un imán para el billete se justificaría considerar una pelea. Pero todos sabemos que no lo es. Para el subcampeón olímpico de Atenas 2004, una confrontación contra un púgil tan escurridizo conlleva muchos peligros y pocos beneficios.
Golovkin y su entorno simplemente están obrando con lógica. Si Lara quiere enfrentarlo pues que haga la fila entre los peleadores de las 160 libras. Una vez que ascienda en el escalafón de alguna de las cuatro organizaciones y se convierta en retador mandatorio, solo entonces, el kazajo debería tomarlo en serio.
El tercer nombre de la ecuación es Daniel Jacobs, monarca mediano de la AMB, y sucede exactamente lo mismo que en el caso de GGG.
A todas luces, acceder a Canelo, Golovkin o Jacobs luce más complicado que los 12 trabajos de Hércules. Aparentemente a Lara no le queda más remedio que saldar sus deudas pendientes con Martirosyan, luego sentarse a esperar a ver qué decide Canelo y entonces buscar la mejor opción para su futuro.
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