¿Jugará Michel Rodríguez la próxima Serie Nacional tras su regreso de República Dominicana?

El Habanero Michel Rodríguez espera poder jugar nuevamente en Cuba.

Por Javier Rodríguez Perera.

«Es bueno ver, trabajar, conocer, pero estar con los tuyos dentro de tu casa es mejor que muchas cosas que uno pueda lograr», son las palabras de cierre de una entrevista con Michel Rodríguez López, un pelotero excesivamente familiar, cristiano, estudioso del béisbol y aspirante a retornar a las Series Nacionales cubanas con el conjunto de Artemisa, luego de más de un año en República Dominicana como parte de un contrato autogestionado.




Natural de San Antonio de los Baños, El Criollo, como popularmente se le conoce, es un hombre austero, tanto que disimula entre frases modestas su eterna ausencia de los equipos nacionales. Nunca fue invitado a una preselección patria, ni siquiera lo llamaron a conformar alguna de las cuatro ediciones de las desaparecidas Super Ligas. «Integrar un conjunto nacional siempre va a ser complejo. Con los números que yo tuve pude haber conformado quizás alguna preselección para luchar por un puesto en el equipo Cuba», explica quien madero en ristre en 19 contiendas domésticas promedió 309 de average, 1374 indiscutibles, 244 tubeyes, 78 cuadrangulares y un porcentaje de embasado de 40.2.

Tras una temporada involucrado con el béisbol dominicano, «entro a Cuba un 3 de septiembre de 2015, pues no iba a sacar a mi esposa y mis hijas porque en Dominicana existe mucho peligro en las calles, personas que andan con pistolas y no me pareció un buen país para que mis niñas tuvieran un futuro. El sistema educativo de Cuba me gusta mucho más para ellas. También llegó el momento en que me hizo falta regresar porque se me acercaban los dos años fuera de mi país y la idea no era abandonar mi residencia cubana, yo simplemente salí a trabajar», explica.

El 3 de septiembre cumplirá 39 años, pero considera que todavía le queda combustible para seguir transitando por los diamantes beisboleros de Cuba. Sin el físico musculoso e impresionante de grandes estrellas, entrena sistemáticamente en el estadio ariguanabense Julio Pérez y asesora a cuanto aficionado se le aproxima en busca de algún consejo, pues en San Antonio de los Baños siempre ha sido una especie de dios de pueblo. Es sensato sobre que su hipotético regreso a Artemisa significaría una inyección de experiencia a un plantel rejuvenecido, en él están las intenciones de aportar las mejores ideas y recomendaciones.

-¿Se acercaron a ti para que retornaras a las Series Nacionales o fue a la inversa?

«A los dos o tres meses de llegar a Cuba, Dany Valdespino, director de Artemisa con quien tengo buenas relaciones, conversó conmigo sobre cómo se entrena en Dominicana y entre tantos temas, caímos en el punto de volver a jugar y le dije que sí, pues me sentía en condiciones y aportaría mi esfuerzo por alcanzar un mejor lugar en la próxima temporada. Si los directivos y la Comisión Nacional no se oponen, estaré nuevamente con los Cazadores de Artemisa. Llevo el béisbol en las venas, desde que tengo uso de razón, y lo mío es jugar pelota».




-En 2014 te trasladas a Ecuador de manera legal, para después ir a República Dominicana. Un giro brusco a tu carrera deportiva.

«Yo tengo una amistad en el extranjero y me contactó para que trabajara en República Dominicana como entrenador y que también se podía hacer la gestión para participar como jugador en algún equipo de la Liga Mexicana. Yo acepté, pues consideré que llevaba muchas Series de entrega en la pelota cubana y deseaba probar una experiencia nueva. En Dominicana trabajé como preparador de bateo de jóvenes cubanos y locales, con los cuales me reclamaban, sobre todo, su progreso deportivo.

«En ese país hay una diferencia muy grande a lo que pensamos desde Cuba, que se puede firmar con gran facilidad y la realidad te demuestra que eso no es así. El mercado es muy complicado pues busca peloteros cubanos con mucho talento, como Héctor Olivera o Yasmany Thomás, por poner solo dos ejemplos. Entonces salen de la Isla muchos atletas desconocidos y sin números relevantes, por lo que les resulta bastante difícil poder firmar, ya que tienen que mostrarles a los equipos de las Grandes Ligas ese talento escondido. Además, existen otros factores que complican el proceso, como tener doble residencia, que la MLB conceda la famosa agencia libre, quién es tu representante, son vivencias muy extrañas que hay que experimentarlas.

«El cubano se enfrenta a una cultura distinta, a mucha presión de parte de los jefes, e incluso jugadores de la Isla con grandes potencialidades han firmado por contratos mínimos. Nos resulta difícil poder instalarnos en los diferentes circuitos profesionales, no por nuestra calidad, sino por cómo te contactas para poder llegar allí. A jugadores dominicanos, venezolanos, o de cualquier otra país, se les hace fácil porque están acostumbrados a eso, pero a nosotros no, vamos a un mundo diferente, donde nos falta la visión para dar los pasos correctos, países que no quieren darnos visas, la necesidad de alguien que nos ayude, etcétera».

-¿Qué ocurrió que no pudiste firmar con algún plantel de la Liga Mexicana?

«Llegué a conversar con un directivo de los Piratas de Campeche, pero necesitaba salir de Dominicana y en mi condición de cubano me era muy difícil incluir en mi pasaporte una visa mexicana y tenía que realizar una travesía que a mis 38 años era engorrosa. Hay varios cubanos que sí están desempeñándose en México, pero la mayoría son jóvenes y en mi caso tengo esposa y tres hijos. Por ello preferí quedarme como entrenador de bateo, con un buen sueldo y condiciones muy buenas en todos los sentidos. Hubiese querido participar en México porque yo estaba activo, pero no tuve el valor de someterme a una travesía en la que me podía ocurrir algo lamentable, como le ocurre a tantos paisanos».

Evocaciones de un Vaquero devenido Cazador

Su llegada al béisbol ocurrió con 11 años de edad mediante un proceso de captación que realizaban las PRE-EIDE para varios deportes y en su caso le interesaba la pelota. Luego pasó a la desaparecida EIDE de Cangrejera y posteriormente se trasladó a la ESPA Julio Díaz de Artemisa, donde cursó sus dos temporadas juveniles.

-Definitivamente tu suerte en los equipos Cubas se redujo a esas categorías…

«Mi primer equipo nacional lo hice en la categoría 13-14 a un evento celebrado en México, donde quedamos segundos, y en el 15-16 igualmente conformé un conjunto que participó en suelo azteca, donde nos situamos terceros.

«En el último año mío juvenil estuve en un Campeonato Mundial que se celebró en Boston, Estados Unidos, y entre otros, coincidí con Osvaldo Arias, Alexander Malleta, Minoel Heredia y Jonder Martínez. Fue un torneo difícil en el que obtuvimos el sexto lugar y por el pase a la semifinal caímos con un equipo asiático. Resultó una valiosa experiencia desde los puntos de vistas deportivo y personal, porque conocí la cultura y las habilidades de juego de atletas de otros países, además de observar la infraestructura necesaria para un evento de esa clase».




Tu llegada a las Series Nacionales no tardó mucho.

«Debuté con 17 años, después de regresar del Campeonato Mundial juvenil y en esa época el béisbol cubano tenía una calidad indiscutible, muchos lanzadores sobrepasaban las 90 millas, algo muy difícil de encontrar en la actualidad. Coincidí en mi equipo de los Vaqueros de La Habana con Oscar Macías, Pedro Luis Rodríguez, entre otros, y era la época de estrellas como Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Víctor Mesa. Había que entrenar muy fuerte para poder jugar, pues yo estuve alrededor de cinco contiendas para lograr la titularidad debido a la presencia de Armando Jiménez, Andy Morales y el propio Macías. Me mantuve más de 12 temporadas jugando como regular.

«Recuerdo en mis 19 temporadas la corona obtenida con mi equipo Habana en la Serie 44, fue el resultado satisfactorio luego de varias campañas participando en cuartos de finales o semifinales. Ese título, conseguido sin tanto sacrificio al derrotar en cinco juegos a Villa Clara, sirvió para demostrar que cuando un equipo juega armónicamente y se traza un objetivo sí puede alcanzar rendimientos relevantes. Siempre jugué con mucha disposición la fase de los play off, pues era el momento de lucir bien ofensiva y defensivamente por tu conjunto. Durante mi paso por las Series Nacionales, no fui un atleta que jugara para conseguir cifras, más bien era partidario del juego colectivo que favorecía los rendimientos positivos de mis equipos».

Es de dominio público, al menos en tu provincia, que tienes profundos conocimientos en la técnica de bateo.

«Eso lo adquirí dentro del trayecto de las Series Nacionales. Cada día, ante cada lanzador, tuve que estudiar cómo se adopta una mejor posición en home e irme conociendo. Analicé a los mejores bateadores cubanos, me fijé en su técnica de bateo y gracias a ello tengo mucho aprendizaje sobre ese tema, que me sirvió para compensar mi físico y para tener buenos frutos en República Dominicana como entrenador» 

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