Señas captadas desde la Liga Can-Am

Julio Pablo Martínez debe aumentar su poder de embasamiento para explotar la velocidad en los senderos.
Julio Pablo Martínez debe aumentar su OBP para explotar la velocidad en los senderos.
Foto: Daniel de Malas
Por Aliet Arzola.

Cuba está a las puertas de cerrar su andadura por la Liga Inde­pen­diente Can-Am, interesante experiencia so­bre la cual conoceremos más interioridades cuando el plantel regrese a nues­tro país la próxima semana.

Emitir un criterio ahora sobre los pro y los contra de dicha participación, basado únicamente en los re­sultados y las frías estadísticas no guarda mucho sentido, porque se precisan de más elementos para va­lorar el impacto real que puede ha­ber tenido, o no, la confrontación con peloteros de nivel Clase A.

Hace una semana las alarmas es­taban en rojo intenso por el balance de tres victorias y siete descalabros, y luego ha cambiado el discurso con los siete triunfos en línea logrados ante dos de los mejores equipos del cir­cuito norteño. Creo que no se pue­de ver el vaso ni medio lleno ni me­dio vacío, la situación de este plan­tel en su recorrido por Canadá y Estados Unidos merece un análisis de mayor profundidad.


Desde allá solo hemos podido captar algunas señas demasiado evidentes, como el escaso poder (tres jon­rones en más de 600 turnos), el alentador rendimiento defensivo (pro­medio de 989 con diez errores) y las profundas diferencias entre abridores y relevistas, este último detalle despierta muchas dudas, porque los hombres que han fallado se supone carguen el peso del pitcheo.

La falta de bateo de largo alcance, en particular, no me sorprende, pues salvo Yosvani Alarcón y Osvaldo Váz­quez, el resto de los toleteros no se ha distinguido por sumar muchas conexiones más allá de los límites. En la última Serie Nacional, por ejemplo, entre los dos máscaras dispararon 33 vuelacercas y el resto de los 12 jugadores despacharon 64, un promedio de 5.3 por cada uno, cifra nada considerable.

En cambio, ha causado grata im­presión el salto de la defensa, al parecer muy beneficiada por jugar en terrenos de mayor calidad. De los diez errores cometidos, dos co­rresponden a Vázquez y uno al lanzador Dachel Duquesne, mientras los hombres del infield se han repartido siete entre Yasiel Santoya, Yu­nior Pa­umier, Yorbis Borroto, Jefferson Del­gado y Raúl González, este último con tres.

En los jardines no ha caído ninguna pifia, y quiero hacer especial én­fasis aquí. Desde hace mucho tiempo no se contaba con dos patrulleros de tan amplio recorrido y co­bertura como Julio Pablo Mar­tí­nez y Luis Robert Moirán, quienes ofrecen mu­cha tranquilidad a los lanzadores en las conexiones elevadas.

Lo mejor del asunto es que van a ser inmensamente superiores en el fu­turo, sobre todo cuando mejoren su sentido de ubicación y efectividad en los tiros.


Ambos, además, deben crecer muchísimo en cuestiones ofensivas, pues exhiben promedio de embasado de 263 (Robert) y 311 (Martínez), guarismos que no corresponden a las demandas del plantel, que necesita explotar su velocidad en las ba­ses y eso solo se puede hacer si en­tran en circulación.

Por lo demás, preocupa el ritmo inestable de los lanzadores, pero eso será tema de un próximo comentario.

Resultado del miércoles: Cuba 1, New Jersey Jackals 3. Los antillanos pegaron dos sencillos, ambos en el noveno inning, cuando fabricaron su única anotación. El abridor Lee Sosa estuvo a las puertas de conseguir un no hit no run, quebrado por inatrapable de Yosvani Alarcón. Por los caribeños, Vladimir García toleró tres limpias, una de ellas por jonrón de Johnny Bladel, mientras su relevo, el pinareño Frank Luis Medina, propinó seis ponches en tres capítulos.

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