Slugger cubano llega a Estados Unidos para iniciar complejo viaje hacia Grandes Ligas.

Alexei Bell no se rinde y sigue empujando para llegar a la MLB.

Por Jorge Ebro.

Dicen que un viaje de mil millas comienza siempre con el primer paso, y Alexei Bell acaba de dar otro más en ruta hacia un recorrido que lo puede convertir en héroe o vestirlo de oscuridad.

El reconocido pelotero cubano se dirigía a la base primaveral de los Rangers en Surprise, Arizona, para iniciar el proceso de aclimatación hacia lo que él espera sea una prolongada estancia en Grandes Ligas.




Bell firmó un pacto con Texas bastante sui generis, que contiene altas dosis de riesgos y recompensas, pues se mantendría en la granja del club mientras dure la temporada de Ligas Menores hasta fines de agosto.

Según su la rapidez de su progreso, Bell podría ser llamado a los Rangers antes de que finalice la contienda de Grandes Ligas y al final de la temporada volvería a recuperar su estatus de agente libre.

Texas tendría siempre la primera ventana de oportunidad para firmarlo -se especula de una futura oferta cercana a los $20 millones- por más tiempo o podría dejarlo partir, de acuerdo con las valoraciones internas del equipo sobre la actuación del santiaguero.

En cualquier caso, el hecho de que un pelotero de la talla de Bell se vincule a un club de las Mayores con tan aparentemente escasa relación monetaria, a pesar de sus 32 años, revela cuan difícil se ha puesto el mercado de los cubanos.





De acuerdo con testigos presenciales, el pelotero nacido en Santiago de Cuba había lucido muy bien en sus showcases realizados en varios lugares de México, desde donde partió en horas de la mañana de este jueves.

Sin dudar de la capacidad y el talento de Bell, algunas fuentes consultadas por El Nuevo Herald dejaron entrever que el camino de uno de los mejores sluggers de Series Nacionales hacia las Mayores no sería fácil en un momento donde se premia la juventud, aunque si alguien puede hacerlo es él.

Convertido en agente libre el 26 de mayo, Bell llegó en enero a México por vía legal al pedir su liberación de la pelota cubana, donde brilló a lo largo de 13 campeonatos cubanos como uno de los bateadores más temibles, además de poseer el récord de impulsadas en una contienda con 111.

Formó parte del equipo olímpico de Beijing 2008, donde conquistó el título de bateo con .500 al terminar líder en extra bases -con tres dobles, cuatro triples y dos cuadrangulares- y fue el mejor en porcentaje de slugging.

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