Por Jorge Ebro.
Yanio Pérez no tiene pelos en la lengua al decir que la vida le ha dado algunos palos, pero solo hay que esperar un poco para ver cómo este chico cubano comienza a darle palos a todos los lanzadores que le pongan por delante.
Tomados algunos de los mejores prospectos del impredecible mercado de peloteros de la mayor de las Antillas, posiblemente no quede otro jugador de posición más completo ni prometedor que Pérez, quien posee esa rara mezcla de velocidad y poder solo vista cada cierto tiempo en el béisbol.
"Siento que se acerca mi momento y agradezco el interés que hay en mí de parte de algunos equipos'', expresó Pérez, de 21 años. "Trato de no pensar mucho en un futuro contrato, sino de concentrarme en mis entrenamientos, de ser mejor de showcase en showcase. Lo demás vendrá a su tiempo''.
Al parecer, el tiempo de Pérez ha llegado y basta leer los reportes de los scouts para comprender que este chico posee las cinco herramientas y el potencial para convertirse en un futuro miembro de la cofradía de las Mayores.
Pero mejor que verlo, aquel que haya podido ver a Pérez en acción -va a jugar a partir de este domingo en la Liga Nica como parte de un club de prospectos- sabe que no hay manera de esconder su talento.
En su caso vale aquello que una imagen vale más que mil reportes.
"Creo que mis principales herramientas son el corrido de bases, la defensa y el bateo'', agregó Pérez, quien nació en Bauta y jugó un par de temporadas con el equipo de Artemisa. "Cuando salí de Cuba, lo hice con la meta de llegar a Grandes Ligas. No me he apartado de ella ni un milímetro''.
Pérez comenzó a jugar béisbol a los 8 años, cuando su papá lo llevó a un terreno para ver, como dicen en la isla, "si daba pelotero o no'', una pregunta respondida de inmediato y con un añadido: "y estelar''.
Con un físico impresionante y una sonrisa a prueba de bala, Pérez comenzó a hacer equipos nacionales infantiles y juveniles, hasta llegar a Series Nacionales, donde debutó con apenas 18 años.
Sin embargo, para ese momento ya le había picado el interés por las Grandes Ligas y tras su segunda temporada con Artemisa decidió irse de su tierra para iniciar un camino que le llevó primero a República Dominicana y luego a México.
"No es fácil vivir lejos de la familia de uno, y no te voy a negar que extraño tanto a mis padres, que duele'', recalcó Pérez, quien puede jugar los jardines y la inicial, pero se siente más cómodo en la tercera base. "A pesar de todo no me arrepiento de nada. El futuro que venga para mí, también será para ellos''.
¿Y cuál es la primera parte de ese futuro? Firmar, algo que puede suceder en las próximas semanas a juzgar por el interés mostrado por varios clubes que, además de ponderar sus habilidades -especialmente su poder-, quedan asombrados por su madurez.
Cada vez que Pérez saca pelotas del parque en las demostraciones, los scouts dejan escapar un sonido simultáneo de aceptación, pero es después, cuando conversan con él de manera privada, que reconocen su valor humano, algo que no poseen todos los prospectos.
"Admiro a todos los peloteros cubanos que han llegado a las Mayores, creo que eso de por sí es motivo de elogio'', apuntó Pérez. "Pero me quedo con José Abreu. Un gran jugador, una gran persona. Es el talento unido al sentimiento. Quiero usar su molde''.
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