Pelotero cubano pasará días en prisión al ser encontrado culpable de violencia doméstica.


Por Jorge Ebro.

Tras una suspensión de 82 juegos de parte de las Grandes Ligas, Héctor Olivera estuvo muy cerca de pasar 90 días en prisión, luego de que una corte en Virginia lo hallara culpable de un cargo menor de violencia doméstica.



Sin embargo, un juez del Distrito General del Condado de Arlington suspendió 80 días de la sentencia y el pelotero cubano solo deberá estar unos 10 días retenido, según un reporte del diario USA Today.

Desde que fuera arrestado en abril, Héctor Olivera no ha visto acción en juegos de Grandes Ligas y se rumora que el jugador de Santiago de Cuba podría participar en alguna liga invernal del Caribe. 

Olivera fue detenido el 13 de abril después de que presuntamente agredió a una mujer en una habitación del hotel Ritz-Carlton en Pentagon City, Washington, y finalmente fue acusado de ataque y agresión, un delito menor, y se le fijó una fianza de $10.000.

Bowman on Olivera's suspension

La mujer, que de acuerdo con el reporte policial mostraba moretones, denunció que Olivera la había golpeado. La policía informó que el guardabosque cubano y la víctima eran conocidos.

A raíz de este suceso el jugador antillano fue colocado en licencia administrativa con sueldo por una semana, antes de recibir la suspensión bajo la nueva política implementada por las Mayores, cuando un pelotero está involucrado en un supuesto caso de violencia doméstica.




Con 31 años, Olivera abandonó Cuba y firmó un contrato por seis años y $62.5 millones con los Dodgers de Los Ángeles en mayo del año pasado, pero luego fue canjeado el 30 de julio a los Bravos.
Poco después Atlanta efectuaba un canje con los Padres, en el cual se enviaba a Olivera a la franquicia de California a cambio de Matt Kemp. San Diego dejó en libertad a mediados de agosto al cubano, ahora agente libre.

Al momento de su suspensión, el cubano bateaba para .211 con Atlanta y para .243 en 30 juegos de las Mayores.

Tomado de ElNuevoHerald.

Tres peloteros cubanos y las decisiones en tiempos difíciles
(Noticia en Swing Completo de 16 de agosto de 2016)
Por Jorge Ebro.


Dos están cerca, aquí mismo en Miami, y el otro donde el diablo dio las tres voces por Oklahoma, pero a los tres les vendría bien un cambio de ambiente deportivo, una bocanada de aire fresco con cierto sabor de redención. Y en tiempos desesperados todo debería ser posible, hasta los comienzos y los exorcismos.

Alexander Guerrero y Héctor Olivera deambulan por los terrenos de la ciudad en espera de esa oportunidad para demostrar que llevan dentro madera de Grandes Ligas, que si hubo errores ya son cosa del pasado y el orgullo de jugar entre los mejores aún palpita en el pecho.





Yasiel Puig hace lo mismo en un equipo de granja de los Dodgers, pero con el favor perdido y la puerta cerrada de un equipo en apariencias cansado de él, sin deseos de devolverlo a las luces de Los Ángeles o mejor dicho, los reflectores de Hollywood.

Los tres requieren de un cambio de timón, ese tirón brusco que te pega en el rostro para despertarte y darle un sentido a los días, al menos en el plano profesional…si solo los Marlins quisieran, si solo estuvieran deseosos de pensar fuera del cuadrado en que suelen moverse los clubes de las Mayores.

Los peces han perdido a su principal slugger, a su principal brazo en los jardines y andan como esos barcos escoriados, a punto de irse a la deriva. Giancarlo Stanton, admitámoslo o no, es imprescindible para la maquinaria mínima del club. Podemos criticarle su abultada cantidad de ponches. Jamás evadiremos su capacidad para remolcar carreras, cuando está saludable.

Nunca he sido de los que se pone la camiseta para abogar por que un jugador de este o aquel país vaya a un equipo en específico, pero en esta oportunidad la situación se ajusta como anillo al dedo: dos desempleados y un castigado. Un mes y medio de temporada con salarios prorrateados. El chance de redención. La potencial alegría de unos playoffs…





La leyenda, falsa o cierta, de que el manager Don Mattingly no querría a Puig ni a Guerrero por haberlos tenido bajo su mando en Los Ángeles, pudiera pesar. Pero Olivera viene con una hoja en blanco, una vez más, al menos en lo deportivo. Puede jugar el infield y los jardines. Tiene, de los tres, que trabajar más duro para restablecer su figura.

Miami se sobrepuso a muchos problemas en la primera mitad para abrirse camino en la batalla de los playoffs, pero la historia bonita no durará sin Stanton por el resto de la temporada y sin Bour por un par de semanas más. Decir lo contrario sería mentir descaradamente.

Ahí están sentados en el banquillo de la espera Guerrero, Puig y Olivera. ¿Cuánto cuesta llamar a sus agentes? ¿Qué toma hablar con ellos, preguntarles, conocer sus estados de ánimo? Peor sería no hacer nada. En tiempos desesperados todo debería ser posible. Hasta una contratación impensable.

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