Prospecto cubano guarda silencio de su pasado (con Matanzas) y se enfoca en el futuro

Por su edad y con mínimas incursiones en dos Series Nacionales, Rivero es un agente libre con restricciones y el equipo que le firme pudiera pagar una penalidad fuerte si excede el monto asignado
Por su edad y con mínimas incursiones en dos Series Nacionales, Rivero es un agente libre con restricciones
y el equipo que le firme pudiera pagar una penalidad fuerte si excede el monto asignado
Foto: Jorge Ebro
Por Jorge Ebro / jebro@elnuevoherald.com

Alejandro Rivero no sabría definirlo, pero todavía recuerda qué lo impulsó a salir de Cuba con apenas 19 años de edad en busca de nuevos horizontes para su carrera y su vida: el mal de ojos.


El chico de Matanzas intenta armar una frase para explicarlo y prefiere guardar silencio ahora que se encuentra más cerca de firmar con algún equipo de Grandes Ligas, tras convertirse en agente libre.

"Mis opciones allá no eran muchas, pasaba muchos trabajos, no me sentía cómodo con los entrenadores'', explicó Rivero, quien puede jugar varias posiciones del cuadro, sobre todo el campocorto. "Algunos problemas me sacaron del equipo [Matanzas] y no pude continuar. Tenía muchos ojos encima y no eran buenos, sino malos''.

Por estos días Rivero trata de abrir otros ojos, los de los evaluadores de talento de Grandes Ligas que este sábado tuvieron la primera oportunidad de valorar las habilidades de este prospecto.

Por su edad y con mínimas incursiones en dos Series Nacionales, Rivero es un agente libre con restricciones y el equipo que le firme pudiera pagar una penalidad fuerte si excede el monto asignado para firmas en el mercado internacional.


"Sé que estos meses son decisivos para mi futuro, porque muchos scouts van a verme'', agregó Rivero, quien llegó hace cuatro meses a Estados Unidos. "Al principio me costó un poco de trabajo adaptarme a los entrenamientos, a otros pitcheos que no había visto en Cuba, pero ya me siento más adaptado''.

Rivero comenzó a jugar a los cinco años de edad en un parque muy conocido de su ciudad natal, el René Fraga, pero al quedarse sin entrenador, su padre decidió ponerlo en otro deporte: la natación.

Sin embargo, el muchacho no podía alejarse mentalmente del béisbol y entre brazada y brazada le parecía que estaba conectándole a una pelota, mientras la piscina se convertía en un terreno.

"Poco después volvía a otro equipo infantil y ahí comenzó todo lo mejor de aquellos tiempos'', apuntó Rivero, quien integró varios equipos nacionales en diferentes categorías, incluida la juvenil. "Creo que allá era eso que aquí llaman un prospecto y quizá material del equipo Cuba''.

Pero su destino estaba en otra parte y poco después seguía los caminos de sus dos ídolos en la pelota cubana, Yulieski Gurriel y Guillermo Heredia -otro matancero de pura cepa-, ambos actualmente en la mejor pelota del mundo.


Si logra llamar suficientemente la atención, Rivero también habrá de vestir un uniforme profesional, y esta vez sin la incertidumbre de esos malos ojos que tan profunda impresión dejaran en su trayectoria.

"Ahora como que todo es más limpio y fresco, dependo de mis esfuerzos y mi actitud'', recalcó Rivero, de 6.2 pies de estatura y 185 libras de peso. "Siento que lo peor ha quedado atrás y quiero que aquellos que me vean, pues observen a un muchacho dispuesto a trabajar duro por su sueño. Ni más ni menos''.

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