A pesar del triunfo de los cubanos, Fidel Castro satanizó la MLB

La interrogante ahora es saber si con el fallecimiento de Castro, el beisbol de las Grandes Ligas deja de estar 'satanizado' en Cuba y vuelve a ser el deporte pasatiempo nacional que una a ambos países en una nueva realidad.
La interrogante ahora es saber si con el fallecimiento de Castro, el beisbol de las Grandes Ligas deja de estar 'satanizado' en Cuba y vuelve a ser el deporte pasatiempo nacional que una a ambos países en una nueva realidad.
EFE

El fallecido ex presidente cubano Fidel Castro vio cómo uno de sus sueños deportivos, convertir al beisbol aficionado de su país, considerado deporte nacional, superior al de las Grandes Ligas, nunca se realizó. Por el contrario, los mejores peloteros antillanos fueron los primeros en desertar y renegar del sistema político en el que vivían.



Casi ninguna de las figuras y prospectos cubanos querían quedarse en la isla caribeña y buscaron siempre la manera de abandonar el país y tener la oportunidad de alcanzar su mejor rendimiento, aun a costa de poner en peligro su vida, dejar a sus familiares y de no poder regresar más.

A pesar del embargo económico, también a través de terceros países lograron superar las trabas legales que les permitieron hacerse profesionales, estrellas y millonarios.

El lanzador derecho Liván Hernández fue el primero de las grandes estrellas del béisbol cubano que llegó a las mayores y lo hizo para jugar con los Marlins de Miami a los que les dio un título de la Serie Mundial en 1997, cuando recibió el premio de Jugador Más Valioso (MVP), además de ser llamado dos veces al Juego de Estrellas.

Hernández además ganó el MVP por el Campeonato de la Liga Nacional en 1997 y el Bate de Plata en el 2004, de una carrera que duró 17 temporadas.

Pero si Liván triunfó, mejor estuvo todavía su hermanastro Orlando 'El Duque' Hernández, que siguió sus pasos y desertó de Cuba cuando era lanzador de lujo del béisbol de su país.



'El Duque' jugó con los históricos Yanquis de Nueva York con los que consiguió cuatro títulos de la Serie Mundial desde 1998 hasta el 2000 y luego en 2005 con los Medias Blancas de Chicago, además de recibir el premio de MVP por el Campeonato de la Liga Americana en 1999.

Luego llegaría en 2003 otro lanzador espectacular y ganador el también derecho José Contreras, que fue fichado por los Yankees para luego irse con los Medias Blancas de Chicago con quienes en 2005 consiguió el título de la Serie Mundial.

A partir de ese momento la salida del talento del beisbol cubano hacia las Grandes Ligas ha sido permanente y en la actualidad, a pesar del embargo, ya hay más de 20 peloteros antillanos en las mayores.

Lo que significa la decadencia permanente del sistema aficionado de competición del béisbol y del resto de los deportes que existe en Cuba bajo el régimen comunista, donde no pueden desarrollar su mejor talento.



A pesar de que el ex presidente Castro siempre fue un defensor acérrimo del béisbol, que llegó a jugar en su juventud, lo utilizó como imagen de las 'bondades' que tenía su régimen en el apartado del desarrollo deportivo y de intercambio de buena voluntad en las relaciones con Estados Unidos.

De ahí que fuese precisamente a través del deporte del béisbol cuando un equipo de las Grandes Ligas, los Orioles de Baltimore, fuesen a competir por primera vez en territorio cubano, el 28 de abril de 1999.

Se trató de algo inolvidable en Cuba, con el país paralizado para ver si su selección nacional podía ganar a un equipo de las Grandes Ligas, algo que no sucedió con Fidel Castro presente en el partido junto al comisionado de las Mayores, Bud Selig, y el dueño de los Orioles, Peter Angelos.

El suceso era inédito y abría una ventana de esperanza en el complejo escenario político-deportivo entre dos países antagónicos.

La prestigiosa selección nacional cubana, doble campeona olímpica y más de 20 veces titular mundial, jugaría por primera vez contra una novena de las 'satanizadas' Grandes Ligas desde el triunfo político de Fidel Castro en enero de 1959.



Castro, el mismo que había declarado el 14 de enero de 1962 durante el inicio de la I Serie Nacional (Aficionada) que la renuncia al profesionalismo "era el triunfo de la pelota libre sobre la esclava", se sentó de manera afable junto a Selig y Angelos.

Los más expertos en política creyeron ver la diplomacia del 'ping pong' --utilizada por los Estados Unidos a comienzos de la década del 70 para fomentar el deshielo en las relaciones con China--, ahora con el deporte del béisbol por medio.

Como siempre sucedió con Fidel Castro, todos se equivocaron, en cuanto a ese gesto de cara a la venta de imagen de la calidad del equipo nacional internacionalmente, generase cambios en el sistema político de la isla y permitiese a los peloteros llegar al mejor béisbol del mundo sin tener que renunciar a su país.

Los peloteros cubanos demostraron que podrían competir como un equipo de las Grandes Ligas, pero del resto nada cambió porque todo siguió igual para los ciudadanos de a pie y de los deportistas que no podrían competir en el exterior como profesionales.

Los enfrentamientos deportivos dejaron también un empate con triunfo de los Orioles por 3-2 en 11 entradas disputado en el estadio Latinoamericano, el 28 de marzo, y derrota del equipo estadounidense en su campo del Camden Yard de Baltimore (12-6), el 3 de abril.



Tuvieron que transcurrir 17 años para que la competición de las Grandes Ligas volviese a Cuba, el pasado 22 de marzo, y esta vez con los Rays de Tampa Bay y el presidente estadounidense Barack Obama de espectador de lujo, en la Habana, junto con el actual mandatario cubano Raúl Castro.

Tampoco ha cambiado nada en Cuba en el apartado político, ni en el deportivo, pero sí se ha dado ya el reconocimiento por parte de Tony Castro, vicepresidente de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, por sus siglas en inglés) e hijo del expresidente Castro, que el modelo actual "no sirve" y aboga por lo que todos piden dentro del deporte del béisbol nacional como es tener la libertad de jugar en las ligas extranjeras que deseen.

La interrogante ahora es saber si de verdad, con el fallecimiento de Fidel Castro, el beisbol de las Grandes Ligas deja de estar 'satanizado' en Cuba y vuelve a ser el deporte pasatiempo nacional que una a ambos países en una nueva realidad histórica.


   

Comentarios

  1. Creo que al artículo le falta bastante rigor. El que lo hizo se vé que no se tomó el trabajo de investigar más a fondo sobre el beisbol cubano.
    En primer lugar no es cierto que Fidel quisiera convertir al beisbol amateur en algo superior a Grandes Ligas deportivamente hablando, más bien lo utilizó como arma política en su enfrentamiento con USA, eso es lo que realmente le interesaba, la propaganda para poner a un sistema superior al otro a tráves del deporte. Si hubiera sido de la otra manera, creo que él mismo habría autorizado y gestionado encuentros con las Grandes Ligas, pero o no quiso o no le convenía o simplemente esa idea no se le pasó por la cabeza. Lo cierto es que a pesar de su tan cacareado asco por la pelota profesional, los equipos Cuba sin embargo efectuaron topes contra equipos profesionales, muy coherente con sus ideas ¿no creen?
    En segundo lugar el autor del artículo pone y absolutiza la fuga de peloteros como si hubiera sido de toda la vida y eso no es así. No fué hasta los finales de los noventa que las salidas comenzaron a ser por decenas alcanzando su pico más elevado en el 2015 cuando abandonaron Cuba más de 150 jugadores.
    Una de las mentiras del artículo es lo de Liván Hernández. Liván no fue la primera gran estrella del beisbol cubano despues del 59 en llegar. El primero fué Arocha, que era uno de los 3 mejores lanzadores de Cuba cuando se quedó en USA. Liván apenas jugó 3 Series Nacionales y era uno de los mejores prospectos que tenía Cuba camino de convertirse probablemente en uno de los mejores. Incluso se podría hablar de Bárbaro Garbey, otro de los excelentes jugadores del Cuba que se fué en 1980 y ganó un anillo con los Tigres de Detroit, pero Bárbaro solo jugó 5 Series en Cuba y existían en ese momento una gran cantidad de jugadores consagrados que pudieran haber jugado en las Mayores sin ningún problema.
    Por último sí le doy crédito a lo que dice sobre Tony Castro, que parece que no piensa igual que el padre en estos temas del beisbol, pero del dicho al hecho va un trecho y habría que ver si el tío le dá carta libre para hacer cambios en la actual política que es lo que todos los aficionados demandamos. De momento, como siempre, no hay nada en el horizonte. Un saludo

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  2. La idea de realizar un tope entre un equipo Cuba y equipos de las Grandes Ligas se trató desde 1975. Dejo un artículo tomado del diario Trabajadores. Lo pongo en dos partes porque el recuadro para comentarios no admite el texto en su totalidad.


    http://www.trabajadores.cu/20130707/beisbol-y-guerra-fria-el-juego-que-nunca-sucedio/

    Beisbol y guerra fría: El juego que nunca sucedió.

    A raíz de la celebración en 1999 del tope amistoso entre los equipos de Cuba y Orioles de Baltimore, el Archivo de Se­guridad Nacional de los Estados Unidos desclasificó 18 documentos que mostraban las ne­gociaciones sostenidas en 1975 entre el INDER y la Oficina del Comisionado de Béisbol de Grandes Ligas, con el fin de concretar juegos de exhibición entre elencos de ambos países.

    El contenido de tales archivos fue analizado recientemente por el investigador cubano Félix Julio Alfonso, quien sintetiza los hechos y valo­raciones fundamentales en su ponencia Béisbol y Guerra Fría: El juego Cuba-Estados Unidos que nunca sucedió (1975).

    Según los textos revelados, para el comisio­nado estadounidense Bowie Kent Kuhn los diálo­gos con la parte cubana se ceñían al aspecto de­portivo, sin desconocer que el intercambio podría tener efectos favorables para las relaciones entre las dos naciones. Por el contrario, los funcionarios del Departamento de Estado (DE)— encabezados por su secretario Henry Kissinger— manejaron el tema con reticencia y dilaciones, que derivaron en negativa, en sintonía con la lógica de la guerra fría y la política de bloqueo imperante contra Cuba.

    El DE consideró, por supuesto, que una victo­ria sobre el plantel caribeño demostraría la supre­macía del deporte profesional en oposición a los éxitos del campo socialista. Y además ofrecería a la afición cubana un lado positivo de la realidad nor­teña, máxime sabiendo que el béisbol de las Gran­des Ligas gozaba de gran popularidad en ,nuestro país desde inicios de siglo.

    Continúa....

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  3. Segunda parte del artículo anterior.

    Las peripecias del diálogo

    El 14 de enero de 1975 Kuhn envió una carta a Kissinger en la cual comentaba cuestiones rela­tivas a un posible tope de béisbol frente a Cuba a finales de marzo, alrededor de lo cual existía una posición favorable en La Habana. La misiva suge­ría también la realización de una serie posterior en territorio norteño. Kuhn quería tener el con­sejo del Secretario de Estado antes de confirmar una entrevista con las autoridades del INDER.

    El DE encargó a William Rogers, secretario asistente para asuntos interamericanos, ponerse en contacto con Kuhn, pues Kissinger no podía ocuparse del tema. El 18 de enero aquel recordó a su superior la nota recibida días antes, con el comentario de que la visita podría resolverse me­diante la política de ofrecer visas a atletas olímpi­cos. Junto a tal recomendación, Kissinger anotó la palabra “NO”.

    El 21 de enero, Rogers escribió otra vez al Se­cretario de Estado, para hacerle saber que Kuhn había ratificado el mes de marzo como la única fecha posible para que un equipo de la Major Lea­gue Baseball (MLB) viajara a Cuba. También ex­plicaba que para ajustar la transmisión televisiva y el calendario de las Grandes Ligas se requería el visto bueno del DE antes del 15 de febrero.

    Con posterioridad, Rogers hizo saber a Kuhn —siguiendo instrucciones— que “no estaban da­das las condiciones para que se produjera la emba­jada deportiva”, a lo cual este apuntó que la MLB siempre había sido colaborativa con el Gobierno.

    El comisionado prosiguió las comunicaciones con la parte cubana hasta acordar un encuentro en México el 8 de febrero. Nuestros directivos se habían mostrado reticentes a la reunión mientras Kuhn no estuviera facultado para cerrar trato, algo que él les aseguró sin ser un hecho todavía, y de lo cual dio cuenta a Rogers en carta del 30 de enero, en la que de nuevo solicitaba la aprobación del DE.

    El 13 de febrero Kissinger recibió un memo sobre los resultados del contacto entre Kuhn y los funcionarios del INDER. En esencia, Cuba rati­ficaba su aceptación para recibir un equipo de la MLB con el fin de disputar un partido el 29 de marzo. Rogers adicionó al mensaje su criterio de que el encuentro poseía una connotación simbóli­ca y proyectaría hacia América Latina una ima­gen de acercamiento a Cuba.

    Sin embargo, un memorándum del día si­guiente llamó la atención de que si se daba luz al proyecto, el presidente Gerald Ford debería anun­ciar que los deportes eran un asunto separado de la política. En su respuesta Kissinger dejó clara su oposición y preguntó a Rogers por qué estaba de acuerdo.

    La contesta de este último fue realizada de conjunto con Culver Gleysteen, de la Oficina de Asuntos Cubanos. Insistieron en el significado del tope de cara al mejoramiento de las relaciones en­tre los dos países; y en lo referido al efecto positi­vo de una victoria en la población de los EE.UU., afectada por los triunfos del campo socialista. Añadieron que el béisbol formaba parte del “imagi­nario proestadounidense” de los cubanos y que con­tribuiría a socavar la propaganda antinorteamerica­na que según ellos se hacía acá.

    La postura de Rogers cambió drásticamente en días sucesivos, al punto de manifestarle a Kuhn su desaprobación respecto al evento, pues se trata­ba de “un problema que sobrepasaba al béisbol”.

    El 17 de marzo Kuhn escribió a Fabio Ruiz, vi­cepresidente primero del INDER, disculpándose por no poder cumplir el acuerdo tomado en Méxi­co y le aseveró que estudiaría otras alternativas para concretar el encuentro en marzo de 1976.

    En verdad sus esfuerzos se mantuvieron al menos hasta julio de 1975, pero Kissinger conti­nuó recomendando un perfil bajo para el tema, y asegurando que comunicaría a la MLB el momen­to adecuado para la celebración de aquel ansiado juego de pelota.

    Ya sabemos que millones de aficionados debie­ron aguardar hasta 1999 para que un equipo de las Grandes Ligas se midiera a la selección cubana de béisbol tras el triunfo revolucionario de 1959.

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    1. Muchas gracias amigo, es invaluable esa información. No tenía la menor idea de esos contactos. Esto quiere decir que Fidel debió interesarse en ese tema. Lo que no me queda claro es de que parte surgió la idea del tope, es decir, ¿Quién lo propuso inicialmente y en que circunstancias?. No obstante reitero la importancia de ese artículo, algo para guardar cosa que ya he hecho. Los topes contra Venezuela fueron en 1977 tengo entendido, así que ya el INDER o la máxima dirigencia del país en los 70´s se estaban moviendo para topar contra los profesionales y al final se dió, no sé si fué el primer tope el de los venezolanos o hubo alguno antes, hay poca información al respecto, es difícil de encontrar. Un saludo

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  4. Para saber de que parte surgió la idea del tope me imagino que habría que desclasificar y revisar en sus totalidad los documentos de la administración estadounidense, así como los documentos que obren en poder del gobierno cubano.

    Respecto a la respuesta negativa que asegura el investigador cubano dió el Departamento de Estado encabezado por Henry Kissinger en aquella época, habría que ver que dicen los documentos del gobierno cubano. Este artículo es de mucho valor, pero nos da el punto de vista de la parte "oficial", por así decirlo, de Cuba.

    No tenemos fotos, ni textos convertidos en cualquier formato que nos permitan, hasta ahora, leer esos documentos (E.E.U.U.) y lo mismo digo respecto a los documentos que reflejan la posición del gobierno cubano.

    Por último, cito textualmente un breve párrafo de este artículo: La postura de Rogers cambió drásticamente en días sucesivos, al punto de manifestarle a Kuhn su desaprobación respecto al evento, pues se trata­ba de “un problema que sobrepasaba al béisbol”.

    Es muy significativo lo de "un problema que sobrepasaba el beisbol", recuerda que ese mismo año de 1975, Cuba comienza a enviar masivamente contingentes militares para intervenir en la guerra de Angola, creo que este hecho tuvo mucho que ver en la negativa por parte de Kissinger, pues las tropas cubanas representaban (megalomanía de Fidel aparte) una pieza más de la confrontación entre los dos bloques político-ideológicos en los que se dividía el mundo entonces y escenario de la Guerra Fría.

    PD: La serie contra profesionales de Venezuela fue en 1977, el equipo venezolano vino encabezado por David Concepción, short stop estrella en Grandes Ligas, además de otros peloteros que militaban en equipos de la Gran Carpa en ese momento. De cinco juegos Cuba ganó cuatro, tres de esos juegos con amplio marcador incluida una lechada de 6 x 0.

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