Atados a la pista y mudos, con Dayron Robles en el Cotorro

Por cierto, ¿qué pasará ahora con el Lord del Guaso? ¿Continuará entrenando? ¿Retornará?
Por cierto, ¿qué pasará ahora con el Lord del Guaso? ¿Continuará entrenando? ¿Retornará? 
Por. Reynaldo Sánchez López.

Solo una medalla tributó el atletismo a la delegación cubana que compitió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. La villaclareña Denia Caballero, actual monarca mundial del lanzamiento del disco femenino, resultó la única que regresó a casa con una presea en su cuello.


Los vaticinios de especialistas y directivos se desplomaron en el Estadio olímpico Joao Havelange en la Ciudad Maravillosa. Los llamados grandes quedaron lejos de alcanzar una faena destacada. Lamentablemente Yarisley Silva tuvo una noche para el olvido, en la cual nada le salió bien a la pinareña. Pedro Pablo Pichardo ni tan siquiera logró competir y no ocurrió ningún milagro en el que algún eléctrico pasara del anonimato al estrellato.

Para colmo, Dayron Robles nunca regresó oficialmente después de los bombos y los platillos escuchados a comienzo de temporada.

Por cierto, ¿qué pasará ahora con el Lord del Guaso? ¿Continuará entrenando? ¿Retornará? De momento ya se sabe que vive en una nueva casa, una finquita de varias hectáreas, ubicada en el industrial municipio del Cotorro, en La Habana.

Ahora, ¿cómo encarará el deporte rey cubano el venidero ciclo olímpico? La respuesta no es muy difícil: lleno de dudas. Las principales figuras, que son pocas se mantienen, y no son muchos los jóvenes que pueden revertir la situación.


En el primer caso, los mencionados Caballero, Silva y Pichardo –ya recuperado de la lesión que lo alejó del cajón de saltos- se venden como las apuestas más seguras. 

Mientras que en el segundo, el triplista Lázaro Martínez, de 19 años de edad, y el saltador de longitud Maykel Masò, de 18, parecen las joyas más estables y de mayor proyección.

Existen otros casos que pueden pelear, aunque resultaría muy exagerado mencionar que tienen madera de campeones, ya hablando a nivel mundial. 

Los gladiadores de los eventos múltiples, Leonel Suárez y Yorgelis Rodríguez, nunca se cansaron en Río y rubricaron finales muy positivos. Yoandys Lescay, en los 400 metros planos, le pone la vida a cada zancada, y la también discóbola Yaimè Pérez siempre nos deja esa sensación de que puede más, aunque siempre se ha quedado corta.


La velocidad mantendrá a Roberto Skiers como su figura de renombre, aun cuando no podamos obviar al jovencito Reynier Mena. Y la doble vuelta al óvalo contará con tres muchachas que a ratos han dicho presente y luego no demuestran grandeza a la hora cero y se alejan de sus reales condiciones. Dos de ellas, Sahily Diago y Rose Mary Almanza serán las principales apuestas.

De ahí en fuera, no existe mucho más en los alrededores del Estadio Panamericano, en una matrícula del equipo nacional que supera los 100 exponentes. No por gusto las alarmas están conectadas y quien no cumpla con las expectativas y no mejore sus tiempos o marcas no tendrá cabida en la instalación, ubicada al este de la capital cubana.

El atletismo, deporte de figuras históricas, está advertido y tiene unos pocos años para revertir la situación. Río de Janeiro dejó sensaciones desfavorables y le puso una soga en el cuello tras viajar con más de 30 atletas y regresar, como dicen, con una mano delante y la otra detrás.

Comentarios

Síguenos en Facebook