Lo mejor, lo extraño y lo emotivo en las Grandes Ligas este 2016


Por Jayson Stark.

Así que aquí estamos, en la última semana de Diciembre. ¿Y saben qué es lo que no me puedo sacar de la cabeza? Aquel cuadrangular de Bartolo Colón. Si, en serio. ¿Qué diablos me sucede? Y luego me doy cuenta. No es que haya algo que yo esté haciendo mal, sino que ese jonrón me hace reír y a la misma vez me hace acordar de algo que yo nunca quiero olvidar: Que el béisbol es espectacular y que este jonrón totalmente exhilarante, inesperado y ridículo fue uno de esos momentos inolvidables que resumen a la belleza tan extraña como verdadera de este deporte tan increíble.

Todos los días y por seis meses al año nos preguntamos: ¿Cómo diablos sucedió eso? O: ¿Cuándo fue la última vez que pasó eso? O: ¿Acaso tú también acabas de ver lo que yo vi? O algo así. Bueno, ¿saben qué? Aún en Diciembre, cuando nos encontramos a mitad de camino durante la pretemporada tan, pero tan larga que al menos nos ofrece algo para celebrar.



¿Así que qué mejor momento hay para recordar esos momentos tan bellos que durante la última semana del 2016, cuando no hay béisbol de ningún tipo y lo único que nos queda son los recuerdos para sobrevivir al invierno? Vamos, alcen sus copas y brindemos por la locura 100 por ciento verdadera que convierte al béisbol en algo tan consistentemente alucinante.

Bartolo-manía

Propongo un brindis para Bartolo Colón, el factor ofensivo más extraño pero verdadero del planeta. ¿Quién hubiese apostado por que él conseguiría un cuadrangular este año antes que Jason Heyward, Justin Turner, Russell Martin, Nick Markakis o su propio catcher, Travis d'Arnaud? Pero eso fue lo que sucedió.

Hank Aaron obtuvo su último vuelacercas – el número 755—a los 42 años con 166 días de edad. Bartolo se lució con su PRIMERO a los 42 con 349 días. Nadie más en la historia había esperado por tantos años para conseguir su primer jonrón, pero este tipo era el candidato perfecto para lograrlo, ¿verdad?

“Tú podías darte cuenta de que ese era su primer jonrón”, bromeó Jimmy Fallon durante un episodio del “The Tonight Show”, “ya que él paraba en cada base para preguntar cómo se llegaba a la próxima”.

Bartolo tuvo 65 turnos al bate este año y ponchó en 40 de ellos. Así que lo increíble es que, cuando él no estaba errándole a la pelota con su bate, lograba algo todavía más impresionante como convertirse en el hombre más viejo en obtener su primer pase libre el 15 de agosto contra el lanzador Robbie Ray de Arizona. Durante el turno al bate número 281 de su trayectoria. Barry Bonds caminó 94 veces en 281 turnos para que eso te dé una idea sobre lo difícil que es no caminar ninguna vez. Pero eso no fue todo. Bartolo contó con un doble y un sencillo en dos entradas consecutivas el 26 de agosto. A eso, amigos, lo llaman un juego con múltiples hits. Y tú sabes que había pasado mucho tiempo desde la última vez que él contó con más de un imparable cuando su equipo aquella vez (los Expos del 2002) ya ni siquiera existe. Todos los otros lanzadores de las Grandes Ligas contaron con dos o más hits 982 veces desde aquel entonces. Solo pensaba que deberías saberlo.



De cero a héroe

Y aquí propongo otro brindis para Caleb Joseph, el catcher suplente de los Baltimore Orioles y un tipo tremendo. Tú no te habrás dado cuenta, pero nadie, ni siquiera Bartolo, tuvo un año tan extraño como genuino que él.

Nosotros contamos 678 peloteros que han impulsado al menos una carrera este año. Lo que hizo a la temporada de Joseph tan peculiar es que, bueno, él no fue uno de ellos. Su campaña contó con 141 turnos al bate y ninguna carrera impulsada. Espera, ¿qué?.

Cinco lanzadores de la Liga Americana impulsaron una carrera este año. Uno de ellos (Anthony Ranaudo) era un relevista. Un pitcher de la Liga Nacional (Adam Wainwright) impulsó 18. Sin embargo, de alguna manera, Caleb Joseph se las arregló para estancar a los 83 corredores que estaban en base con él al bate.

¿Qué tan difícil es para un hombre el atravesar una temporada entera impulsando la misma cantidad de carreras que Kim Kardashian? Gracias por preguntar. Ningún jugador que no sea un lanzador jamás ha arribado al plato 100 veces en una temporada sin haber encontrado la manera de impulsar al menos una carrera.

Sin embargo, este es mi mensaje de corazón de año nuevo para Caleb Joseph: Siempre es mejor hacer historia extraña pero genuina que quedar en el olvido.

El final más espectacular

También tenemos que alzar nuestras copas por el final increíble del séptimo juego de una Serie Mundial clásica. Ahora que has contado con un par de meses para dejarlo exhalar, intenta digerir lo difícil que fue que todas las locuras se alineen perfectamente para generar ese final que lo convirtió en un evento inolvidable.



Comencemos con Corey Kluber, el abridor de los Indios. El séptimo juego era el número 140 de su trayectoria en las Grandes Ligas, contando la postemporada. Él nunca había contado con uno en el que no ponchó a nadie así que, naturalmente, él no ponchó a ningún bateador rival aquella noche (camino a ir perdiendo por 5-1). Sin embargo, unas entradas después, llegó Jon Lester proveniente del bullpen de los Cubs para su primer turno como relevista en nueve años. Ningún pitcher de la Liga Nacional había lanzado un wild pitch de dos carreras durante toda la temporada regular, pero por supuesto que Lester lo hizo en este compromiso (cortando la ventaja de cuatro carreras de los Cubs a la mitad).

¿Y qué me dicen de David Ross, el catcher personal de Lester? Ningún pelotero había logrado contar con un cuadrangular en el séptimo juego de una serie durante lo que sería el último turno al bate de su carrera, pero Ross lo logró y puso a los Cachorros en ventaja nuevamente por tres. …Dos entradas más tarde, había llegado la hora de que Aroldis Chapman contribuya a la locura. Él había aparecido en la lomita en 244 ocasiones consecutivas (durante las últimas tres temporadas y media) sin permitir que sus primeros tres rivales cuenten con un imparable de forma consecutiva, pero de repente veíamos como Cleveland se despachaba con un doble, un jonrón y un sencillo para que la ventaja más importante que Chapman jamás se haya encargado de preservar se desvanezca.

Hablando de ese cuadrangular, habían pasado más de nueve semanas y 111 turnos al bate desde que Rajai Davis había podido practicar trotar por las bases tras un vuelacercas, ¡pero eso no importó! Él consiguió el ensordecedor batazo del empate contra Chapman en la octava entrada de este juego. …Eso significaba que los Cubs tendrían que hacer algo inédito si pretendían ganar la Serie Mundial: Desperdiciar una ventaja en los momentos finales del juego decisivo y luego encontrar la fortaleza necesaria para remontar y ganar. Aunque por supuesto que ahora nosotros ya sabemos que eso fue exactamente lo que ellos hicieron…gracias a la ayuda providencial de una carrera ganadora anotada por un hombre (Albert Almora) que no había cruzado el plato durante todos los playoffs en el 2016.

Así que todo eso nos llevó a lo que tuvo que haber sido el final más extraño y peculiar de cualquier Juego 7 de la Serie Mundial en la historia. El hombre en la lomita -- Mike Montgomery – nunca había salvado un juego. El hombre con el bate en sus manos -- Michael Martínez – no había obtenido un hit en más de siete semanas. Y el catcher detrás del plato -- Miguel Montero -- no había atrapado un lanzamiento desde hace más de dos semanas. ¿Pero cómo podías darte cuenta de que todo estaba destinado a suceder? Bueno, de una u otra manera, todos los involucrados contaban con las mismas iniciales (MM) ya que por supuesto que las tendrían.



El nombre del juego

Propongo un brindis para todos aquellos peloteros “por ser nombrados”. Hemos amado a todos ellos. Durante un choque entre Bravos y Cardenales el 5 de Agosto, Adonis García conectó un roletazo por tierra que se desvió en el lanzador, Jaime García, y le quedó servido al segunda base quien (por supuesto) se llamaba Greg García. Es una pena que Rich García no pudo volver del retiro y llegar a Atlanta a tiempo para llamar el out de uno de esos otros Garcías en primera base. En otras noticias, Tim Kurkjian todavía no puede creer que nadie haya sido anestesiado durante el encuentro entre Nova y Cain (Ivan vs. Matt, para ser exactos), y que alguien alerte a Jim Rome ya que Hale (David) se encontró con Szczur (Matt) en Wrigley. También te tengo que contar que Trea Turner contó con cuatro cuadrangulares en (sip) Turner Field este año. ¿Acaso crees que él en verdad quiere que los Braves se muden de allí? Y si tú disfrutas ese tipo de simetría, debes admitir que había algo especial en el aire cuando Chávez (Jesse) fue reemplazado por Ravin (Josh) en (¿Dónde más?) Chávez Ravine. ¿Así que qué significa un nombre? Nada más que diversión, eso es todo. Reprobando matemática

Y ahora, un brindis para las estadísticas extrañas pero reales del béisbol. Todas ellas tienen todo el sentido del mundo hasta que no lo tienen. Como estas, por ejemplo: Ningún pitcher en este milenio había obtenido seis ponches en un juego sin obtener seis outs a la misma vez. Sin embargo, un genio matemático como Ken Giles de los Astros lo logro con seis ponches en una entrada y dos tercios en agosto gracias a la magia del wild pitch tras un tercer strike…¿Y qué me dicen de Jon Gray, quien ponchó a seis bateadores consecutivos durante la segunda y tercera entrada del juego del 17 de septiembre contra los Padres pero aun así permitió un hit? Eso es difícil de lograr, ¡a menos que incluyas a un ponche durante el cual el balón pasó de largo al guante de su cátcher!

Mientras tanto, Maikel Franco hizo algo en la caja de bateo el 30 de agosto que nadie había emulado en los últimos 14 años: Cometer cinco outs en solo cuatro lanzamientos. ¿Cómo lo hizo? Fácil, tres outs consecutivos tras apenas un lanzamiento recibido y una doble matanza en el cuarto que le puso punto final al juego…y en primera base, Jonathan Villar de los Brewers se las arregló para ser emboscado tratando de robar una base en dos ocasiones distintas durante el mismo turno al bate por el lanzador mexicano Julio Urias el 28 de junio. Villar le puede agradecer a la tecnología moderna por ello. El primer intento fue revertido por la repetición instantánea, pero el segundo si contó.

Cómo presentarse con estilo

Uno solo cuenta con una sola oportunidad para debutar en las Grandes Ligas. Así que propongo un brindis para aquellos que lo convirtieron en algo extraordinario. Nadie tuvo una transición más fácil que David Dahl en los Rockies. ¿Qué hizo en sus primeros 17 juegos? Conseguir al menos un hit en todos y cada uno de ellos, naturalmente. Solo para que él sepa que eso es más difícil de lo que él lo hizo parecer, Sarah Langs del Departamento de Estadísticas e Información de ESPN nos dice que la lista de peloteros que nunca han contado con una racha semejante de 17 juegos son tipos como Mike Trout, Bryce Harper, Carlos Beltran, Jose Altuve, Joe Mauer y Manny Machado.



Luego está Hunter Renfroe, el fenómeno de los Padres que aparentemente es bastante intimidante, ya que los Diamondbacks le dieron un pase libre intencional en su primer turno al bate. ¿Te parece que a él le parecería gracioso que a Alex Rodríguez no le dieron uno de esos en toda la temporada? Eso sí, nadie tuvo un primer acto más alocado que Rio Ruiz, el tercera base de los Bravos. Es difícil debutar en las Grandes Ligas jugando en un encuentro que nunca disputaste, pero eso es lo que Ruiz le puede decir a sus hijos sobre su sublime introducción el 18 de septiembre.

Él enfiló hacia el plato para ser un bateador emergente en lugar del lanzador con dos outs en la séptima entrada y después…¡el juego se canceló por lluvia! Uno nunca pensaría que eso contaría, pero las estadísticas del partido nos dicen lo contrario.

¿Cómo pasó eso?

Para terminar, le ofrecemos un tributo a la ridícula, enigmática y bellísima esencia del béisbol -- un juego en el que todo es posible, hasta lo que estabas bastante seguro que era imposible. Hasta que sucedió.

¿Cómo no podrías amar a un deporte en el cual los Gigantes confían tanto en su as en la lomita, Madison Bumgarner, que hasta lo dejan ser su propio bateador designado en Oakland donde, naturalmente, él consigue un doble en la sexta entrada? ¿Y cómo no podrías amar a un deporte en el que solamente un bateador ha conseguido un jonrón contra el mejor lanzador vivo (Clayton Kershaw) en cada una de las últimas dos temporadas -- y ese bateador es un pitcher (el mismo Bumgarner)?

¿Cómo no podrías amar a un deporte en el que Harper llega a primera base siete veces distintas en un mismo partido sin haber intentado hacer contacto con un solo lanzamiento (gracias a seis pases libres y ser golpeado por un lanzamiento)? ¿Y cómo no podrías amar a un deporte en el que Shane Greene de los Tigers podría salvar un juego que él ni sabía que estaba cerrando (gracias a como 1,8 mil millones de gotas de lluvia que cayeron después de que él abandonó la lomita?



¿Cómo no podrías amar a un deporte en el que el rey de los lanzamientos impredecibles de los Medias Rojas, Steven Wright, fue capaz de contar con tres lanzamientos descontrolados y cuatro pasados en un mismo juego y ganarlo de todas formas? ¿Y cómo no podrías amar a un deporte que ve a un equipo (los Orioles) perder a pesar de haber contado con cuatro de sus cinco bateadores iniciales luciéndose con un cuadrangular para arrancar la primera entrada?

¿Cómo no podrías amar a un deporte en el que dos equipos distintos (los Bravos y Mellizos) pudieron empezar sus respectivas campañas con nueve derrotas al hilo para luego ganar cuatro juegos consecutivos? ¿Y cómo no podrías amar un deporte en el cual otro equipo (los Padres) no anotó una mísera carrera en sus tres compromisos iniciales de la temporada para luego despacharse con 13 y 16 en los próximos dos (con un poquito de ayuda de Coors Field)?

¿Cómo no podrías amar a un deporte en el que un manager (Clint Hurdle) se puede hacer expulsar antes del primer out de la parte alta de la primera entrada? ¿Y cómo no podrías amar a un deporte en el que otro manager (Joe Maddon) se hizo expulsar casi inmediatamente después de que uno de sus lanzadores (Kyle Hendricks) perdió su no-hitter en la novena entrada (con un poquito de ayuda del siempre innovador umpire Joe West)?

Pero en serio, amigos, ¿cómo no podrías amar a un deporte que ve a Dee Gordon comenzar el primer juego de los Marlins después de la trágica muerte de su amigo José Fernández con su primer cuadrangular en 358 días para luego trotar por las bases a puro llanto? ¿Y cómo no podrías amar a un deporte que nos regaló una Serie Mundial entre dos equipos que no la habían ganado en 176 años combinados para luego culminarla con un clásico de extra innings tras una demora por lluvia que estuvo en suspenso hasta el último lanzamiento?

Así que aquí va un brindis para el béisbol, el deporte más extraño, genuino y espectacular de la Tierra. Aun en la última semana de Diciembre.


Comentarios

Síguenos en Facebook