CRÓNICAS DESDE CUBA: El beisbol cubano se fue en balsa y nuestra prensa no ayuda

Con una prensa deportiva tímida, silenciosa, llena de compromisos, que pide permisos o camina con la cabeza baja, se nos va el momento  Caricatura basada en original de Gerardo Hernández Nordelo (Uno de los 5 héroes/espías)
Con una prensa deportiva tímida, silenciosa, llena de compromisos,
que pide permisos o camina con la cabeza baja, se nos va el momento
Caricatura basada en original de Gerardo Hernández Nordelo
(Uno de los 5 héroes/espías (Como usted lo vea)), tomada de la Joven Cuba

Por Boris Cabrera.

No es un secreto, el beisbol en Cuba se fue en una balsa, aquí solo quedaron los restos de glorias pasadas, migajas esparcidas por los rincones, un desorden solo comparado a los amaneceres de año nuevo, las botellas media vacías, los platos sucios y el eco de una música muy baja que agoniza en una habitación lejana.


El beisbol quedo desnudo, avergonzado y triste en medio de calles y avenidas, suplicante y ojeroso, huérfano de grandes multitudes, de héroes épicos y de grandes victorias. Los aficionados buscan como mendigos dentro de los desperdicios, en las esquinas, en los tanques de basura, las emociones de antaño, el color de sus uniformes favoritos, la calidad y la entrega, las rivalidades y los derbys perdidos. 

El beisbol en Cuba se fue en una balsa y los directivos se quedaron mirando atónicos como se perdía en el horizonte, inmóviles, convertidos en estatuas de piedra, callados y sudorosos.

Dando tumbos la serie llega a su climax, los play off son una especie de brebaje misterioso que de la noche a la mañana rejuvenece a las masas, aflora los parques y jardines, ilumina oscuros callejones, llena estadios y nos engaña a todos. El futbol se estremece, se congela por instantes y las oxidadas puertas de nuestro deporte nacional se abren para anunciarnos su minuto de gloria.


Que justificación perfecta se nos pinta en las narices para que no cierren más. Mientras busco soluciones y resuelvo acertijos, todas mis esperanzas llegan siempre al mismo lugar, todos los caminos conducen al mismo sitio: La prensa deportiva.

La prensa deportiva, es la encargada de levantar las banderas que han caído al fango, de agarrar emociones en el aire y convertirlas en altares eternos, puede sacar conejos de sombreros viejos, perpetuar las fanfarrias y los gritos eufóricos de los graderíos, puede ser un ojo mágico, una especie de dios omnipresente en las butacas de los coliseos o en los asientos de nuestras casas. 

La prensa deportiva tiene que estar en los camerinos de los peloteros, tiene que ser una espada de Damocles encima de la cabeza de directores de equipo, de federativos y directivos deportivos. Es un ente motivador, puede robar adeptos, halar por los pelos a las emociones más fuertes, sentar en una silla a la pasión de los cubanos, amarrarle los pies y las manos, alimentarla e inyectarla otra vez en la sangre de los apáticos o de aficionados desilusionados e incomprendidos. 


Con una prensa deportiva tímida, silenciosa, que duerme en mares calmos, llena de compromisos, que pide permisos o camina con la cabeza baja, se nos va el momento, se nos pierde una vez más esta primavera que ahora llega, perdemos el tren que milagrosamente todos los años vuelve, el perseverante, el de los play off de la pelota cubana.

Esto es un boca a boca, un bendito soplo para nuestros pulmones, por un momento los niños correrán al parque a batear jonrones, las amas de casa inundaran las habitaciones con preguntas, los abuelos serán el centro de las reuniones familiares, por un momento se pospondrán las citas amorosas y las novelas de televisión quedaran inconclusas. Ahora es el momento que estábamos esperando. Que la prensa deportiva salga a la arena como caballo salvaje y lo diga todo, lo descubra todo, lo desnude todo, lo mire todo y convierta el milagro en barro. 

Saludos amigos

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