De Melbourne a Cuba, la euforia de Roger Federer

Foto: AFP/Reuters
Por Reinaldo Sánchez López.

Lejos de sus mejores versiones y tocados por el implacable tiempo, Roger Federer y Rafael Nadal volvieron a tomar un bus juntos y alcanzaron asientos en una final de un Grand Slam. Era domingo 29 de enero de 2017 en Cuba, y mientras muchos se debatían entre las novedades del equipo Granma-Cuba (o viceversa) para la Serie del Caribe en México, y el empate y la victoria del FC Barcelona y el Real Madrid, respectivamente, en la Liga Santander, otros no disimulaban y le hacían swing a noticias llegadas desde Australia: el suizo y el español se aferraban a la historia.

En Cuba, donde lo más cercano al tenis en este momento es la raqueta del badmintonista habanero Osleni Guerrero, también se sigue cotidianamente el llamado “deporte blanco”. Hay varios preferidos, y entre ellos están tres de los cuatros finalistas en Melbourne. Federer, Nadal y Serena Willians.


El sábado, día 28, Serena sacó de paso a Venus, su hermana mayor. La morena de 35 años de edad derrotó a su rival, de 36, por 6-4 y 6-4 y alzó el trofeo. Un trofeo que le sirve de mucho, pues recuperó de golpe y porrazo el primer puesto del ranking mundial femenino al desplazar a la alemana Angelique Kerber y consiguió su 23º título de Grand Slam, superando a Steffi Graf y colocándose a uno de Margaret Court.

Williams, tan Serena como siempre, solo nos preparó el panorama, entre comentarios de fildeos y goles, para el duelo tenístico que más conocemos los cubanos. La final soñada - con el respeto a Djokovic y a Murray- entre los dueños de las pistas de la primera década del siglo XXI.

Tras cinco sets, Federer, mi preferido de siempre, ganó el decimoctavo Grand Slam de su carrera. Pero para ensalzar más el logro, cabe mencionar que el helvético obtuvo ¡su primer título en cinco años! Parciales de 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 fueron suficientes para que se convirtiera en el primer jugador que gana cinco títulos de tres diferentes Grand Slams.

Por demás, logró desbancar al recio Nadal, a quien no había logrado vencer en partidos de Grand Slam desde hacía 10 años, exactamente desde la final de Wimbledon de 2007.


Nadal, por su parte, tuvo sus beneficios, y aunque perdió, logró subir al sexto puesto del listado universal. Roger, en tanto, se instaló una vez más dentro del top ten, y ahora descansa en el puesto 10.

La victoria de Federer, el favorito de muchos en esta porción de tierra caribeña, llegó entre las críticas hacia un irreconocible Barcelona que, aún con la polémica incluida, no lució ante un Betis guapetón y algo falta de respeto; las rejuvenecidas sensaciones del team de Zidane ante el competitivo grupo de la Real Sociedad; y las continuas adivinanzas sobre la posible alineación del equipo Cuba en su debut ante República Dominicana, el primero de febrero, en Culiacán.

Federer también fue noticia. Demasiada grandeza encierra en su interior para que no fuese tomado en cuenta a pesar de los miles y miles de kilómetros de distancia.


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