Víctor Mesa dice adiós a Matanzas, una era ha terminado

La película se repitió año tras año, pero el rodaje ya ha terminado y la cinta no tiene un final feliz. Víctor Mesa se marcha de Matanzas sin el título que tanto anheló
La película se repitió año tras año, pero el rodaje ya ha terminado y la cinta no tiene un final feliz. Víctor Mesa se marcha de Matanzas sin el título que tanto anheló
Foto: Ricardo López Hevia
Por Aliet Arzola / aliet@granma.cu

Escucharle a Víctor Mesa que quiere solo estar tranquilo y descansar puede parecer surrealista. Esas acciones no tienen mucho que ver con el sujeto de la oración, un hombre hiperactivo, que, aunque nos cueste creerlo, no dirigirá más a los Cocodrilos de Matanzas y, salvo alguna propuesta muy tentadora, tampoco volverá a ningún otro banquillo de las Series Nacionales de Béisbol.


Este es el fin de una era en nuestra pelota, y como suele suceder en el universo deportivo, ha llegado con un estrepitoso fracaso. En los clásicos de las bolas y los strikes, por ejemplo, Villa Clara ganó tres coronas seguidas a inicios de los noventa y después sufrió una maldición de 18 años sin saborear las mieles del éxito.

La «Aplanadora» santiaguera y los talentos de la generación siguiente en suelo indómito conquistaron seis títulos en una década, para luego sumirse en una crisis que los tiene en las colas de las clasificaciones, sin perspectivas inmediatas de rescatar los lauros de las gloriosas etapas pasadas.

La gran diferencia es que esas dinastías antes mencionadas coronaron sus campañas con trofeos, algo que no ha podido conseguir Matanzas en la cruzada de Víctor Mesa, a pesar de que en las últimas seis Series ningún elenco ha ganado más partidos. Un total de 373 victorias en 588 encuentros cosechó el mentor con los Cocodrilos, pero en postemporada se fue con balance negativo de 26-31.


La debacle tomó matices dramáticos en el Victoria de Girón, su feudo inexpugnable en fases clasificatorias (196 triunfos y solo 72 derrotas), donde en play off cayeron en un abismo de 13 victorias y 18 descalabros, con fatídico 3-8 en los últimos tres años.

Tres partidos en casa perdieron en la semifinal del año anterior contra Pinar del Río, y ahora los imponentes Alazanes granmenses les recetaron la misma dosis, enterrando al equipo que impuso récord de 70 sonrisas en campeonatos de 90 juegos.

¿Qué razones podríamos esgrimir para explicar este precipitado naufragio? En primer lugar, quisimos ver a Matanzas como un súper equipo y no lo era, básicamente porque estaba compuesto por nativos ya en la curva descendente de sus carreras y otros remiendos, descartes de otras provincias que encontraron allí una puerta de escape para seguir jugando en la máxima categoría del béisbol nacional.

Insisto, no creo que Matanzas haya sido un equipo reforzado desde el primer día. Jefferson Delgado llegó de la Liga Azucarera, descartado de las huestes villaclareñas, donde también dejaron «libres» a Yohandry Ruiz o Yosvany Pérez.


¿Quién quería y quién recuerda a Adrián Sosa en la capital? ¿Alguien se ha preguntado en dónde andaba Ramón Licor antes de volver a encaramarse en una lomita? ¿Contaban con Yasiel Santoya, Jarok Sandoval o William Luis en sus provincias? ¿Alguien demandaba a Alexander Rodríguez o Irandy Castro, quienes después de salir de sus terruños tampoco triunfaron con Industriales? Dudo que alguien se atreva a sacar una prueba de que esos jugadores fueron «robados» a sus territorios para reforzar a Matanzas.

Está también el caso de Yordanis Samón, la gran incorporación de los Cocodrilos para la Serie 56, quien llegó a los dominios matanceros por voluntad propia, y no precisamente por una petición u oferta de Víctor Mesa o las autoridades yumurinas.

Al margen de estos puntos endebles dentro de la novena, Víctor falló en decisiones de pequeños momentos que otra vez terminan costándole la gran celebración. Fue en ocasiones apresurado en el manejo de su cuerpo de lanzadores, incluso, con los jugadores de posición, a quienes sacaba antes de la mitad de cualquier pleito para aumentar las prestaciones defensivas.

Nos tomó un tiempo darnos cuenta, pero el 32 no tenía la completa confianza en sus hombres, sabía, a pesar de las 70 victorias y todos los halagos, que no disponía de una constelación de estrellas.


Pruebas hay muchas, pero tal vez la más clara es Yoanni Yera, ganador de 13 choques en la etapa regular y líder en ponches, quien tuvo que esperar al tercer desafío de la semifinal para realizar una apertura, y en el decisivo séptimo, tras retirar a nueve hombres en fila, fue sacado apresuradamente por permitir tres jits y una carrera en el cuarto inning.

La película se repitió año tras año, pero el rodaje ya ha terminado y la cinta no tiene un final feliz. Víctor Mesa se marcha de Matanzas sin el título que tanto anheló, él y todos los parciales de los Cocodrilos.

¿Se queda a deber? A mi entender, no. Revivió la pasión por el béisbol en toda la urbe yumurina y los llevó a seis podios consecutivos después de 14 años en el ostracismo. Eso tiene un valor, y tal vez solo seamos capaces de apreciarlo en toda su medida durante los próximos años.


Comentarios

  1. Bueno, le habrá tomado tiempo a aliet darse cuenta de la falta de confianza de Víctor. La mayoría que lo vio formar las primeras perretas a sus peloteros lo ha venido plasmando en estos foros desde hace rato.

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  2. Su caracter, no es compatible con un director de equipo. Es demasiado apasionado, eso hace que no medite las jugadas y solo se lleva por los impulsos. Cada vez que lo veo dirigiendo, pienso en Jorge Fuentes, el inverso de el. Ese si sabia ganar. Creo que Victor Mesa, en definitiva, hizo un buen trabajo en Matanzas, pero no supo coronarlo. Quizas el pueda ser un gran preparador fisico y seguir trabajando en ese sentido, pero lo mejor que puede hacer es dejar la direccion de equipos. Matanzas tiene peloteros para ganar, pero necesita otro manager.

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  3. En honor a la verdad, por rendimiento hay que reconocerle el trabajo que hizo VM32 en Matanzas. Él con su forma desagradable y todo lo que quieran, sacó un Equipo del sótano de la SN y le dió luz propia.

    A Víctor, como manager no lo admiro, por todo lo que todos sabemos, pero hay que dar al "César lo que es de el César".

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  4. Muchos hablan de lo positivo que Victor Mesa hizo en Matanzas y habria que preguntarle a los matanceros que opinan al respecto porque no es casual, que el estadio estuviera medio vacio en ese 7mo juego vs Granma, recuerden que en ese equipo Matanzas habian 24 peloteros de otras provincias. Donde estan los peloteros matanceros ??? Todos esos importandos permaneceran en la provincia o seguiran el camino del "profe" ?

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  5. Primero aclaro que no tengo intension alguna de defender a VM. Esto va para el anonimo 19.14. Si le quieres buscar la 5ta pata a la silla, bueno es tu derecho. Pero dejame decirte una cosa, no te guies por los q van al stadium, acuerdate siempre, que los cubanos o no llegan o se pasan. Lo mismo se desborda el stadium, hoy y manana se queda vacio. El perder es sexto juego y con la experiencia de anos anteriores, hizo q el stadium estuviera vacio. Pero eso no quiere decir que los matanceros no esten de acuerdo con el trabajo de VM. Una cosa es todo eso y otro es el tremendo fracaso de no ganar. VM no nacio para ganar campeonatos, porque sencillamente, no sabe hacerlo. Pero de que ha hecho un buen trabajo en Matanzas, no lo dudes.

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  6. Califico el trabajo de VM32 en Matanzas y en el béisbol todo de SOBERBIO, es el que mas ha hecho por el béisbol en Cuba, sino cual otro, no gano, pues ganan los peloteros en el terreno, pero su trabajo es excelente, si a la tercera se le cae un flay, si al campo corto se le va una bola, si un picher se desconcentra y le dan jonrón con bases llenas, eso pasa, los Cachorros estuvieron 108 años para ganar( y Maddon recibio muchas criticas al usar su picheo), el lleva solo 6 con Matanzas y a logrado algo inigualable, sacar un equipo del sótano y ponerlo en planos estelares, debe ser el director en el clásico, aunque si cuba pasa a la segunda fase es un logro

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