Aquí los 21 peloteros que estarán jugando su 4to Clásico Mundial

Uno de ellos es Frederich Cepeda, que es considerado por muchos como uno de los mejores bateadores de la pelota cubana de todos los tiempos
Uno de ellos es Frederich Cepeda, que es considerado por muchos como uno de los mejores bateadores de la pelota cubana de todos los tiempos
Por Oscar Sánchez / oscar@granma.cu

¿Hasta dónde llegará el equipo cubano en el IV Clásico Mundial (CM) que comienza el 6 de marzo próximo? Todavía es temprano para sumergirnos en los vericuetos de los vaticinios. Aunque he escuchado de todo, es mejor no dejarnos provocar aún por ellos. Ni por los más optimistas ni por aquellos que dejan en solo tres encuentros al plantel nacional.


Por el momento, sugerimos auscultar los pasillos de esta cuarta versión, ejercicio que nos deja ver que 21 peloteros que jugaron las tres ediciones precedentes volverán a vestir los uniformes de sus selecciones.

Puerto Rico, con cuatro, es el pabellón con más fundadores. El jardinero Carlos Beltrán y el receptor Yadier Molina, están desde marzo del 2006. El guardabosque de Astros de Houston tiene 19 campañas en la MLB estadounidense y la mitad de sus jits en clásicos son extrabases, seis dobles y cuatro jonrones. El estelar máscara de Cardenales de San Luis, de la misma pelota, ha tenido menos juego, solo 38 turnos con 11 imparables. Los otros dos boricuas son lanzadores, el derecho Orlando Román, del Yakult japonés, y el zurdo J. C. Romero, que desde el 2012 salió de las grandes ligas.

Robbie Cordemans, Diegomar Markwell y Yurendell de Caster, le dan a Holanda el segundo puesto en más iniciadores. Los dos primeros son pitchers muy conocidos por los elencos cubanos, pues archivan más de un triunfo importante sobre las selecciones de la Mayor de las Antillas, incluyendo los CM. De Caster se desempeña en los jardines y en la antesala. Los tres actúan hoy en su país.


Australia, Sudcorea, Canadá, Venezuela y México, cuentan con dos cada uno que se estrenaron hace 11 años. Brad Harman, torpedero y segunda base, y el jugador de cuadro Luke Hughes, ambos miembros de la justa australiana, se mantienen con los canguros.

Sudcorea volverá con Oh Seung Hwan, serpentinero derecho que acaba de finalizar su primera temporada en MLB con Cardenales de San Luis. Relevista nato, en tres CM anteriores presenta un promedio de carreras limpias por desafío de 2.90. Mientras Tae Kyun Kim, que juega para las Águilas de Hanwha, en su país, firma un historial en CM como bateador designado y jardinero cuya credencial con el madero es de 333 con 11 empujadas y tres cuadrangulares. El canadiense Justin Morneau, cumplió en el 2016 con los Medias Blancas de Chicago su decimoquinta campaña en MLB y por cuarta vez estará en la fiesta mundialista. El otro es Peter Orr, que pasó por ocho contiendas de esa pelota, aunque está fuera de ella hace tres años.

Uno de los equipos de nómina más respetable en esta edición es Venezuela, la cual inscribió por cuarta ocasión a Miguel Cabrera, ganador de la triple corona en el 2012 en la MLB, donde milita hace 14 años con 321 de average y 446 cuadrangulares.


Fundador también es el derecho Francisco Rodríguez. Como Cabrera milita en Tigres de Detroit y llegó a 15 campañas en el béisbol de primer nivel de Estados Unidos con efectividad de 2.73. En tanto, el mexicano Adrián González es ahora duda, aunque está en el roster azteca. Si juega llegará a cuatro CM. En 13 temporadas de MLB posee 308 bambinazos. El otro de México es Oliver Pérez, monticulista zurdo ganador de 69 partidos en 14 años en grandes ligas.

Alex Maestri, lanzador italiano que se desempeña en los Búfalos de Orix de Japón; el chino Kun Chen, jugador de la liga de esa nación; José Reyes, torpedero dominicano, con 14 torneos en la MLB, hoy en los Mets de Nueva York, y el que es considerado por muchos como uno de los mejores bateadores de la pelota cubana, Frederich Cepeda, han tenido acción en las tres citas precedentes.

Aunque mayor participación es proporcional a más edad, no debe confundirse a estos precursores con abuelos. En todo caso, por su calidad y los atributos de la mayoría, habría que llamarles superabuelos.


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