El premio de la popularidad fue para los Alazanes de Granma

Cuba, ahora mismo, habla de béisbol, como antes.
Cuba, ahora mismo, habla de béisbol, como antes.
Por Reynaldo Sánchez López.

Cuba, ahora mismo, habla de béisbol, como antes. Si algo logró el equipo Granma en la 59 Serie del Caribe fue reavivar el éxtasis de los comentarios y, con ellos, las discusiones. Sí, como lee, porque los cubanos, cuando se trata de pelota polemizan, discrepan, a la vez que se gritan y se lanzan improperios; eso siempre entre amigos o conocidos.


Ha sido satisfactorio escuchar análisis por doquier. En las esquinas, en los parques, en los trabajos… y todo porque, aún después de la derrota el público quedó bastante complacido. Y es que si la sinceridad existe, muy pocos deben admitir que le auguraron a los Alazanes un papel tan meritorio y exquisito como el que lograron en Culiacán.

Sí, también es cierto, no se ganó, pero se dejó un semblante –en un certamen no tan exigente, es válido mencionarlo-, que hacía muchísimo tiempo no se admiraba. No temo decir que este grupo de Carlos Martí nos brindó una de las mejores actuaciones colectivas de esta segunda década del siglo XXI, incluso sin haber discutido la corona.

Antes de la semifinal, mis conclusiones fueron las siguientes: excelente pitcheo, excelente ofensiva, excelente defensa. Los tres acápites fueron cumplidos positivamente, algo que nadie imaginó ni auguró.


Claro, esto no significa que estemos bien para el IV Clásico Mundial. Nada más lejos de la verdad. El Clásico es un torneo completamente diferente y la situación puede ser revertida –como creo -, pero los detractores de Martí deben callar por ahora. Si bien Vegueros de Pinar del Río ganó, este equipo lo hizo mucho, pero mucho mejor. ¿Difiere?

En el deporte, como en la vida, suceden cosas así: a veces mal ganas, y a veces bien pierdes. Sin embargo, más importante que el trofeo es saber que todavía el béisbol cubano respira –tal vez con ayuda artificial-, y que solo no tenemos que remitirnos a los títulos en las categorías inferiores para rememorar una actuación positiva de los últimos tiempos.

Entonces, queda para la historia un team Granma-Cuba que sorprendió a la mayoría, que pasó de Cenicienta del evento a animal feroz en solo unas horas, que hizo temblar a Culiacán y que, sobre todo, recuperó algunos adjetivos para el béisbol nacional.


Desde marzo, igual con Martí en el banco, será borrón y cuenta nueva. Por el momento, ya recordamos que para jugar al béisbol también es necesario disfrutar el juego, suprimir la presión, gozar el rato, sonreír, estar sueltos por la grama y no creer que la derrota pueda ser el fin del mundo. Si fuese así el mundo ya hubiese tenido su epílogo.


Y es que esto le pasaba a cada selección de las cuatro letras, pero no le ocurrió a la semifinalista que nos dejó triste porque nos hizo recuperar esa manida sensación de que “Sí se puede”, a pesar de todos los pesares.


Comentarios

  1. Un analisis muy objetivo, felicitaciones. Ojala siempre sean asi.

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