En el Tokyo Dome yace lo que alguna vez fue el béisbol de Cuba

El estrepitoso fracaso en el IV Clásico Mundial de Béisbol parece haber provocado una herida mortal al orgullo cubano.
El estrepitoso fracaso en el IV Clásico Mundial de Béisbol parece haber provocado una herida mortal al orgullo cubano.
Foto: Ricardo López
Por Iván García.

Lo último que se pierde es la esperanza. Ni las cinco derrotas en topes de preparación de la selección nacional, ni las dos derrotas contra Japón en el IV Clásico Mundial y un equipo de jugadores estadounidenses camuflados con el nombre de Israel, o las victorias sin contundencia versus China y los canguros australianos quebró el optimismo de Remberto Brito, jubilado, un hombre al que le corre béisbol por la sangre.


El pasado miércoles 15 de marzo, antes de la seis de la mañana, taza humeante de café en mano, Brito estaba frente al anacrónico televisor de tubos catódicos analizando la previa del partido y esperando un milagro: la resurrección del equipo cubano contra los tulipanes holandeses.

La paliza fue humillante. Los bates holandeses tronaban como obuses y las líneas dirigidas hacia todos los ángulos del terreno convirtieron al estadio Tokyo Dome en un espectáculo de fuegos artificiales.

Cuando el juego estaba 12 carreras por cero a favor de los europeos, Remberto apagó la tele y en el portal de una bodega en la sucia Calzada Diez de Octubre, junto a un grupo de fanáticos apesadumbrados, comenzaron a diseccionar las claves de un fracaso con antelación anunciado.

“Sí, es cierto, que éste es el peor equipo en la historia del béisbol cubano, pero siempre uno quiere creer que el coraje de nuestros peloteros y su entrega puede disimular la falta de talento”, señala Brito, quien escuchó por la radio el final del partido.


El juego terminó 14 carreras por una. Hay que remontarse a finales de los años 90 del siglo pasado, en una Copa Intercontinental en Barcelona, cuando en los torneos participaban solo jugadores amateurs y Cuba llegó a eslabonar una cadena de más de 100n victorias, que la fortísima escuadra nacional cayó derrotada 11 por uno frente a un equipo de la liga empresarial japonesa.

La otra derrota vergonzosa fue en el primer Clásico, en 2006, frente al Puerto Rico de Iván Rodríguez y compañía que nos venció por abultado marcador. Pero hubo desquite y en un segundo partido un pitcher camagüeyano de nombre estrafalario, Vicyohandry Odelín, condujo a Cuba a la segunda ronda y ocupar el segundo escaño en el torneo.

El orgullo de los cubanos por el béisbol probablemente esté sobrevalorado. Desde la época de la República, en la Isla se disfrutaban las victorias contra las novenas de Grandes Ligas que se preparaban en Cuba, los triunfos en Series del Caribe y los campeonatos mundiales amateurs que se ganaban uno detrás del otro.

Sospechábamos en secreto que los inventores del béisbol, los estadounidenses, eran más grandes, robustos y metódicos, pero los peloteros cubanos y su juego agresivo, en la frontera con la violencia, velocidad en las bases y guapería, les plantaban cara a los gigantes del norte.

Antes de que Fidel Castro se hiciera con el poder, Cuba era lo que es hoy República Dominicana en la MLB (Major League Baseball). La propaganda verde olivo le hizo creer a los cubanos que en materia beisbolera éramos el número uno del planeta.


Antes de que a los profesionales se les autorizara a participar en torneos del orbe, muchos fanáticos locales así lo pensaban. Recuerden que en la Cuba de Castro se censuraban los juegos de Grandes Ligas y las hazañas de sus formidables peloteros.

Ni siquiera el éxito de cubanos como Atanasio Pérez, Luis Tiant o Camilo Pascual era conocido por los amantes del béisbol, el único deporte que te permite discutir boberías, polemizar sobre estrategias o estadísticas sin perder el hilo del partido y olvidar que en la billetera solo portamos un puñado de pesos.

Antes de analizar las causas del retroceso cualitativo de la pelota, nuestro deporte nacional, debemos aclarar que el estrepitoso fracaso en el IV Clásico provocó una herida mortal al orgullo cubano.

Una frase que el expresidente Barack Obama tomó prestada refiriéndose a Cuba, "no se puede seguir haciendo lo que no ha funcionado y esperar buenos resultados", encaja con exactitud en el tema beisbolero.

La caída en picada de la pelota cubana ha sido en cámara lenta. Después de que la camada de preparadores que antaño fueron destacados jugadores profesionales, como Natilla Jiménez, Juan Ealo o Fermín Guerra, que formaron a cientos de jóvenes talentos gracias a su dominio de los fundamentos beisboleros, tras su muerte o jubilación la pelota comenzó a estancarse.


Los métodos de preparación y dirección se empantanaron al no tener intercambio con entrenadores estadounidenses, y al no difundirse en Cuba la metodología moderna de adiestramiento científico de pitcher y jugadores e ignorar las nuevas estructuras de pitcheo, nos fuimos quedando a la zaga.

Seguimos con el concepto de un pitcher abridor, casi héroe, que lanza nueve innings y es sustituido solo cuando entraba en problemas. Bateadores con swings desfasados y el bate de aluminio, que por un tiempo se utilizó en Cuba, liquidó al juego de robo de bases y otras estrategias ofensivas. Se vivía por y para conectar jonrones.

Luego llegó el éxodo de peloteros. Alrededor de 1.000 en los últimos 25 años y más de 200 entre 2014 y 2016. Saltaban la cerca por diferentes motivos, sobre todo para ganar salarios de seis ceros, administrar sus finanzas y jugar en el mejor béisbol del mundo.

Se marchaban -y se marchan- desde jóvenes talentos como Joan Moncada, Lázaro Armenteros o Yusnier Díaz a estrellas consolidadas al estilo de Pito Abreu, Yoenis Céspedes y Aroldis Chapman.

¿Qué hacer? La respuesta del gobierno, que al igual que en todas las facetas de la vida nacional controla también el deporte, fue lenta, previsible y disparatada. Comenzó a pagarles mil pesos, el equivalente de 40 dólares, y el Estado dejó de apropiarse del 80 por ciento del salario de un atleta que firmara en algún circuito profesional.


Pero fue tarde. El goteo de deserciones no se detuvo. El otro problema es la Serie Nacional. No tiene sentido gastar dos millones de dólares en un torneo que no eleva el nivel de los jugadores con mayor talento y en los últimos tres años apenas convoca a fanáticos a los partidos.

La solución es implementar una liga profesional donde puedan participar jugadores del Caribe y cubanos que juegan en ligas menores. Todo eso pasa por lograr un acuerdo con la MLB y que los dueños de equipos decidan abrir academias y recuperar los más de cien terrenos que se han perdido en el país.

Para elevar la calidad de la pelota cubana hay que gastar dinero. Y en un futuro integrar los equipos nacionales con jugadores de la MLB. No hay otra.

A la entrada del Tokyo Dome se pudiera situar una lápida que diga: Aquí yace lo que alguna vez fue el béisbol de Cuba.


Comentarios

  1. En los 70,el team cuba tenia de entrenadores a juan ealo,natilla gimenez,andres ayon,coco gomez,jose miguel pineda ,nunca se me olvidara porque yo vivia a cuatro cuadras del latino,vivia mas en el estadio que en mi casa.y por lo tanto veia todos los entrenamientos de esos jugadores dia tarde y noche,en la noche jugaban cuba rojo contra cuba azul o sea dividian el equipo que eran cuarenta los preseleccionados.pero imaginence,tenian tres segundas isasi,anglada,urquiola.a quien pongo????primera marquetti,muñoz,mancebo,jardineros,capiro ,los hermanos sanchez,gourriel,casanova,laffita,etcpuent,jovauenuecatcher,evelio hernandez,medina,albertico,castro short stop,puente,jova,arias,tercera cheito,goire,vicente diaz,osvaldo oliva,pitcher,changa,julio romero,guerra,rogelio,carrero,oliva,darcourt,oscarito romero,Que picheo,equipazo!!!!

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  2. Iván García. El béisbol no lo inventaron los Estados Unidos. Sus origenes estan en Inglaterra, en 1744.

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  3. desde que acabo el clasico solo escucho decir que el baseball cubano esta en crisis, para nada estoy de acuerdo, una cosa es que la serie nacional no sirva y otro es la calidad de los peloteros cubanos, lo cual no tienen ninguna relacion toda vez que el 90 porciento o mas de los peloteros cubanos con calidad no juegan en cuba, por algo somos el tercer pais con mas peloteros en grandes ligas solo detras de republica dominicana y venezuela y toditos ellos salidos de nuestras series nacionales, que pasaria si dominicana , puerto rico o venezuela fueran con los jugadores que juegan en sus ligas, lo mismo que a cuba , y entonces se hablaria de crisis, que le paso a dominicana en las dos ultimas series del caribe, 0 victorias, es lo mismo que pedirle en football a brasil y argentina que jueguen el mundial con los jugadores que juegan en sus paises.

    EN definitiva quea pesar de tantos problemas que tenemos siguen saliendo muchisimos peloteros de calidad solo que no nos representan, fijense que en las categorias inferiores siempre estamos en los primeros lugares y eso que ultimamente tambien en estas categoris se nos van peloteros.

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