OPINIÓN: ¿Béisbol sin estrellas?

Parece que terminó para Villa Clara la época donde apellidos de la novena anaranjada en la liga doméstica eran infaltables luego en el team Cuba.
Parece que terminó para Villa Clara la época donde apellidos de la novena anaranjada en la liga doméstica eran infaltables luego en el team Cuba.
Foto: Yariel Valdez
Por Mayli Estevez / mayli@vanguardia.cu

Parecía que con el retiro de Ariel Borrero se terminaba para Villa Clara una época donde apellidos de la novena anaranjada en la liga doméstica eran infaltables luego en el team Cuba. Y lo que parecía, fue. Borrero era el «último de los mohicanos» y las exclusiones de villaclareños en las principales instancias así lo confirman.


Por estos días, una liga de la media para abajo, como la Can-Am, se hizo de los favores de siete peloteros cubanos (contando al más que deseado Roel Santos, que se debate entre la japonesa y la norteña); ninguno de ellos es de Villa Clara. Y sí así pasa con los canadienses, mucho menos sucederá con los nipones, aunque algunos han mirado a la generación sub 23, como han mirado a otros. Todavía ninguno encandila. ¿Se ha quedado sin estrellas Villa Clara?

Los de acá han desaparecido hasta del interés nacional. Hay que mirar que a la principal competición, el Clásico Mundial de Béisbol, solo el cifuentense Alaín Sánchez vistió la camiseta, pero relegado a un papel secundario. Tanto, que en seis partidos salió al relevo en una ocasión, y ante cuatro bateadores, permitió dos carreras limpias. 

Súmele, que Sánchez es el segundo lanzador del staff naranja, y que el as de la rotación, Freddy Asiel Álvarez, no hizo la cruz siquiera en el Caribe. Para un team Cuba solo se han reportado lanzadores —por años, la base de los resultados aquí—, y en alguna ocasión Yulexis La Rosa llevando los arreos. El infield titular villaclareño —con la excepción de Norel González— ve pasar sus mejores años por más de tres décadas en cada posición. Los jardines por el estilo.


No excluyo que, probablemente, para ese equipo que jugará 21 partidos en la Can-Am, algún llamado se escuche acá, pero sin las etiquetas de estelares que otrora caracterizaron a los integrantes villaclareños del equipo nacional. 

Aunque el mal es de raíz, tampoco el «Cuba» actual pasa de la evaluación de «regular». Tal parece que cualquiera con una actuación de la media (dada las ausencias explicables e inexplicables en la pelota) cumple el rango dentro de los mayores.

No es que falte talento en esta tierra pródiga en buenos peloteros, sino que la varilla de calidad no está precisamente en el equipo grande. Los propios scout norteamericanos y de franquicias profesionales reunidos en el Clásico lo dejaban claro: «El interés por la pelota cubana está en las categorías inferiores». Una verdad de Perogrullo.


¿Qué ofrece Villa Clara? Norel González con el madero y Yosver Zulueta, desde la lomita, están destinados por su talento a llenar el espacio que otros dejaron. Ambos —junto al pitcher Eduardo Rodríguez— examinados en febrero por los «cazadores» del club Dragones de Chunichi (firmaron al lanzador pinareño Raidel Martínez y al jardinero pinero Leandro Urgellés). 

El sub 23 ofrece más de una rareza, pero tienen camino por delante para mostrar si pasarán de largo o dejarán huellas en un béisbol que los necesita para respirar en medio de la nada.

Sobre la interrogante inicial, ahora mismo Villa Clara no tiene mucho que ofrecer, a no ser el corazón. Es lógico entonces que en los torneos de importancia le pasen la raya roja al territorio o se le otorgue un mínimo de cupos, más allá de que para esto, normalmente, lo que habla es el rendimiento, y este ha hablado claro. Por más que pueda cegar el regionalismo, hay toque de queda para las estrellas.


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