Sin haber lanzado una bola en Grandes Ligas, lo que ha alcanzado Euclides Rojas en la mejor pelota del mundo es para levantarse y aplaudir. Foto: Peter Diana/Post-Gazette |
Por Jorge Ebro / jebro@elnuevoherald.com
Sin haber lanzado una bola en Grandes Ligas, lo que ha alcanzado Euclides Rojas en la mejor pelota del mundo es para levantarse y aplaudir. Luminaria de Industriales y los equipos Cuba, actualmente es el coach de bullpen de los Piratas.
Desde que Rojas llegara a Pittsburgh en el 2011, el cuerpo de relevistas bucaneros ha producido la mayor cantidad de salvados (296) y la segunda mejor efectividad (3.20) en las Mayores.
Su nombre es reverenciado entre los círculos donde se discute el trabajo de los entrenadores en la gran carpa, porque esa inteligencia que le hizo brillar en los montículos de la isla la ha trasladado a su puesto de coach.
Llegado a este país en 1994 al escapar en una balsa, Rojas siempre ha sido un hombre que dice lo que piensa sin importar grupos ni agendas. En medio de su ajetreada rutina encontró tiempo para conversar con El Nuevo Herald sobre el béisbol, el pitcheo y, claro está, su tierra natal.
Este inicio de año ha sido difícil para el equipo. No ha comenzado como esperaban.
"Tenemos un grupo de muchachos jóvenes en el pitcheo con mucho talento, pero esta es una liga dura y tienen que aprender a manejarse. Estamos trabajando duro y creo que vamos a estar bien''.
Desde que llegaste en el 2011 a los Piratas, el trabajo del relevo ha sido soberbio.
"Ese mérito no es solo mío sino de todos los que trabajamos con los lanzadores. El coach de pitcheo Ray Searage y yo llevamos mucho tiempo trabajando juntos, desde que nos conocimos aquí en los Marlins. Somos como hermanos y confiamos uno en el otro''.
¿Descríbeme cómo es tu trabajo con el bullpen?
"Lo primero es aprenderme la rutina de trabajo de cada uno de los relevistas como si fuera mío. Los estudio mucho, desde que llegan al estadio hasta que inician la práctica. Si veo que cambia algo, puede ser que haya algo físico o mental. Me comunico mucho con ellos y trato de que confíen en mí''.
¿Qué trae de Cuba alguien como tú a los Piratas?
"El béisbol que yo conocí en Cuba era de alta calidad y organizado. Mis coaches eran profesionales, verdaderos maestros que te transmitían conocimientos. Siempre me inculcaron la disciplina dentro y fuera del terreno''.
Jugaste muchas veces en un Latinoamericano atestado, ¿te ayudó esa presión?
"La presión es un privilegio. Trato de que los muchachos entiendan que es la misma distancia entre las bases, solo que los juegos de playoffs, por ejemplo, son más importantes. Los juegos no saben que son importantes. Somos nosotros los que controlamos el juego''.
¿Sientes que en Cuba la pelota ha pasado a un segundo plano?
"No he vuelto a Cuba desde que salí. No pienso estar hasta que haya libertad, así que lo que te diga sería pura especulación. Pero sí te puedo decir que al béisbol le ha pasado lo mismo que a todo en Cuba. El sistema comunista y totalitario ha acabado con todo, con los seres humanos, la familia. El béisbol no escapa de eso''.
Cuba nunca antes había perdido por nocaut, como en el pasado Clásico.
"Es una baja que se observa en todo. Hasta que no haya un cambio arriba, las cosas seguirán empeorando. Si no ocurre ese cambio pronto, el continuo descenso será inevitable''.
¿Cómo ves el estado de los lanzadores que llegan de Cuba?
"Tienen que trabajar mucho. Debemos ponernos en los zapatos de ellos y pensar que llegan con 22 o 23 años, que dejaron la familia atrás. Lo encuentran todo diferente, la comida, el lenguaje. Y encima deben competir bien para subir. Les toma entre dos o tres años establecerse. Eso me tomó a mí para sentirme cómodo como coach''.
Pasaste de las Series Nacionales a coach de Grandes Ligas, ¿qué dice de ti mismo?
"Muy contento de que me hayan dado esa oportunidad, agradecer a muchos coaches de los Marlins que me ayudaron. Es diferente ser coach que pelotero''.
Comentarios
Publicar un comentario
Formulario de comentarios