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| Las proyecciones de este año son muy alentadoras para el receptor cubano Web Screen Shot |
Por Luis Álvaro Fernández.
El receptor de los Dodgers de los Ángeles no goza de mucha popularidad o no halla hueco diariamente entre los trending topics de cubanos en la MLB. Pero sigue haciendo un trabajo extremadamente fino en el plato y dirigiendo con suspicacia el pitcheo de los ídolos beisboleros de Chavez Ravine.
La pasada temporada fue, quizás, la mejor de su carrera. Pero las proyecciones de este año son aún más alentadoras. He aquí cinco detalles a tener en cuenta, cruciales en el ascenso del cubano:
Temporada 2017: el año de la consagración: No es solo una cuestión de numeritos, Yasmani Grandal mostró mucha más madurez en el home plate durante la campaña de 2016, además de un sólido desempeño como receptor de un staff que tiene a ases como Clayton Kershaw, Kenta Maeda y Rich Hill.
Analizando sus numeritos a la ofensiva, podemos apreciar que Grandal afinó su capacidad de discriminación de pitcheos, al punto de liderar el equipo con 64 boletos, uno más que el jardinero Joc Pederson.
Sus contactos de poder ascendieron astronómicamente, hasta una cifra de 27 jonrones, 21 de ellos contra rectas y sinkers y 7 ante sliders. El gran salto de un año a otro indica que la presente contienda 2017 será la de la consagración definitiva del receptor cubano.
El momento caliente estuvo en el segundo chance: Con una adición sustancial de poder, Grandal inició el extenso calendario del 2017 con dos jonrones el día de apertura, una marca entre cubanos solamente alcanzada antes por Minnie Miñoso (1960), Román Mejías (1962) y su actual compañero de equipo, Yasiel Puig, al día siguiente de debutar en 2013.
Eso se debe a un ajuste interesante en sus tendencias del 2016: Grandal fue mucho más selectivo y paciente en su primer turno al bate (50-boletos y .282 de BA), dedicado a explorar al pitcher abridor. Sin embargo, en el segundo chance al rectángulo de bateo, sus numeritos de poder ascendieron considerablemente, registrando 20 cuadrangulares y 46 remolcadas. Su OPS ha sido de .837, muy superior al .676 de su primera aparición.
Frío y calor. Mayo y julio. Tradicionalmente, mayo, el segundo mes de competencia en la MLB, es el mes más frío, y esto pasa factura al bate del cubano. Julio, por otra parte, es todo lo contrario, y ahí el cátcher de Güira de Melena se enciende.
En mayo apenas ha promediado .188/.285/.387, con 10 vuelacercas y 36 remolques. Para julio, todo parece florecer, con 31 extra bases (13-2-16), 16 jonrones, 41 impulsadas y una línea mucho más respetable: .292/.387/.531.
Dodger Stadium, un paraíso: Para Grandal, el paraíso está en Chavez Ravine. Basta con revisar sus métricas: .264/.374/.523, 32 jonrones, 82 remolcadas, 48 extra bases y 75 boletos. El máscara también registra buenos récords en Petco Park —su anterior casa—, donde sonó 12 bambinazos. En Chase Field ha dejado su huella más allá de la cerca en siete ocasiones, con 17 producidas y un OPS de .854. En Turner Field, City Field, Wrigley Field y PNC Park, las giras no le han sido muy alegres, pues ahí acumula 105 paseos por el home plate sin la sombra de un cuadrangular.
De los 'matchups', ¿qué sabemos?: Ante Kyle Hendricks y Jason Hammel la situación de Grandal ha sido penosa: 0 de 14 turnos, seis ponches y un rodado para doble play. Ese es el resultado del pobre desempeño contra los Cachorros de Chicago en su carrera: solo 2 de 37 veces al bate, con línea de .054/.255/.189.
La otra cara de la moneda la pagan los brazos de Chase Anderson y Jean Machí, a quienes les ha soplado cuatro vuelacercas con 13 impulsadas.
Resulta curioso que Grandal le ha pegado .357 a Kershaw, su compañero de batería, .667 a Corey Kluber, y .333 a Adam Wainwright, ases del pitcheo en la MLB.
No obstante, para mantener el equilibrio y ampliar su billetera, el receptor cubano deberá cumplir las proyecciones para 2017. ¿Qué vendrá para el talentoso jugador de 28 años y seis temporadas? Eso lo sabremos en lo adelante.
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