Javier Méndez explica su salida como manager de los Industriales

Javier prefiere hablar de una pausa forzada en esta etapa y no de un alejamiento total, al tiempo que es categórico con lo vivido. Foto: José Raúl Concepción
Javier prefiere hablar de una pausa forzada en esta etapa y no de un alejamiento total, al tiempo que es categórico con lo vivido.
Foto: José Raúl Concepción
Por Joel García.

De manera inversa a cómo suceden las noticias, la capital espera por la designación de un nuevo mentor para el equipo Industriales en la 57 Serie Nacional, pero al anterior, Javier Méndez, nadie lo ha entrevistado a partir de su decisión personal de poner pausa forzada por un problema familiar tras dos campañas de trabajo.


Con su acostumbrada educación y ética, el otrora jardinero central abre el diálogo con una explicación precisa. “Hasta el último momento estuve valorando seguir, pero los médicos que atienden a mi hija aconsejaron que ella necesitará cuidados y atención especial en su período de recuperación y por tanto, el pasado mes de abril me reuní con el director de Deportes en La Habana y le planteé que este año no podría continuar dirigiendo”.

Se percibe una gran preocupación entre la delicada salud de su primogénita y los deseos de haber dado un vuelco al rendimiento del equipo más admirado y odiado en la pelota cubana. “Me queda una enorme insatisfacción porque comenzamos el trabajo con una estrategia integral que abarcó no solo aspectos técnicos y deportivos, sino también educativos, culturales y de fomento de valores, los que no rinden frutos de la noche a la mañana, pero se concretan al final en lo que quiere la afición, la lucha por el título”.

Javier prefiere hablar de una pausa forzada en esta etapa y no de un alejamiento total, al tiempo que es categórico con lo vivido. “Fue una experiencia difícil porque la dirección de un equipo en Italia no tiene nada que ver con Industriales. Fui atleta y sé los esfuerzos que hay que hacer, pero creo en el hombre y sus potencialidades, en el sentido de pertenencia a la camiseta azul, en el respeto que se merece el público, en la confianza, la comunicación y la profesionalidad, y así se lo hacía saber a ellos diariamente. Si a eso le sumas abandonos inesperados, problemas motivacionales, materiales y técnicos todo se complica. Sin embargo, estaba seguro de que podía luchar y lograr lo que quería”.


La inevitable salida de algunos jugadores veteranos, un renacer del área del pitcheo y darle más confianza al talento joven eran algunas realidades que el número 17 tenía entre sus planes. “Todo está en manos ahora de la nueva dirección que se designe. Los aspirantes reúnen las herramientas para cumplir con la tarea. Cada vez que me preguntan respondo lo mismo: lo importante no es el nombre sino el equipo y su historia, que trasciende a cualquiera de quienes hemos tenido esa responsabilidad o la tendrán”.

Por el momento, consideramos cumplida la misión periodística de darle voz a uno de los jugadores de mejor comportamiento moral y deportivo que ha tenido el béisbol cubano. “Estoy concentrado en la salud de mi hija y agradezco, además del personal que la está atendiendo, la comprensión de las autoridades, de los amigos y del pueblo para vencer este momento. Luego, si se me necesita, volveré a la carga”.


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