Yuriorkis Gamboa derrotado y al frente del abismo de su carrera

La que debió ser la cita del renacimiento de Gamboa
y terminó como la más parecida a un entierro de su carrera.
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Por Jorge Ebro / jebro@elnuevoherald.com

Durante toda esta semana en Las Vegas Robinson Castellanos se cansó de pregonar a todo aquel dispuesto a escucharle que le "iba a partir la madre'' a Yuriorkis Gamboa, y apenas cosechaba una sonrisa de lástima o de incredulidad.

Pero el guerrero mexicano, con 14 meses de inactividad y tras una derrota por la vía del cloroformo, hizo válida su palabra y logró el triunfo más importante de su carrera al vencer el viernes por la noche por nocaut técnico al ex campeón profesional de Cuba.

Este debió ser la cita del renacimiento de Gamboa y terminó como la más parecida a un entierro de su carrera. No vale la pena hacer leña del árbol caído, pero va a resultar muy complicado revivir los restos de lo que algún día fue un espectáculo digno de ver.

Ante un hombre sin recursos y desordenado, Gamboa retrocedió de manera monumental en su segunda cita para Golden Boy, no solo por los nos conteos que recibió -el noveno y el décimo en su trayectoria- sino por la manera en que decidió no salir a combatir más allá del séptimo asalto.

Nadie mejor que él para conocer su cuerpo. Nadie mejor que él para reconocer que le faltaban reflejos, velocidad, recursos y, especialmente, pegada para doblegar el espíritu de Castellanos, quien se reía cada vez que su oponente le conectaba.

Y Gamboa le conectó con todo, le conectó franco, rotundo. Pero la potencia no estaba en sus puños, las electrizantes combinaciones del pasado eran ahora efectos sin sustancia, que apenas corroían el organismo de su rival.

Así lo leyó Castellanos tras dos primeros asaltos claros para el de Guantánamo y en el tercero vendría el primer viaje a la lona, mientras que en el cuarto se repetiría la dosis, cortesía de un Gamboa que nunca supo corregir sus garrafales errores defensivos: la guardia siempre abajo, el inicio de ataque con el cuerpo descubierto.

Si en su juventud podía enmascarar cualquier falla bajo la sombra de su ímpetu, ahora con 35 años resulta imposible tapar las carencias que en su momento debieron ser eliminadas. El tiempo pasó y los problemas siguieron ahí, inamovibles.

Si malo era para Gamboa haber ganado por la ruta de la distancia, nadie imaginaba que Castellanos pudiera ofrecer una sorpresa de tal magnitud, y menos que el cubano desde su silla ordenara el cese de las hostilidades. Una visión terrible la del hombre que concede sentado en su esquina.

Quiero ahora mismo ser el hombre más equivocado del mundo. Me gustaría convencerme de que existe futuro para Gamboa, que el renacimiento es posible y una nueva corona pudiera estar al alcance de su mano.

La realidad dura y pura es que por el momento el que fuera magnífico Ciclón ha bajado mucho en intensidad y necesita de ayuda urgente, dejarse guiar, oír otra voz, seguir una ruta distinta a esta que no le conduce a ninguna parte.

Solo él y su ego tienen la respuesta.

Con información tomada del Nuevo Herald