Medina fue uno de los dos lanzadores que consiguió trabajar por debajo de las 3 limpias por juego Foto: Daniel de Malas |
Por Daniel de Malas / swingcompleto@gmail.com
El béisbol cubano se retuerce en un hueco negro sin fondo, donde muchos ni siquiera creen que podrá salir del bache y con un estatus cada día más dudoso y ausente de prestigio actual. Resultado internacional tras resultado internacional las sombras se ciernen sobre el deporte nacional de la isla, que parece condenado al fracaso perpetuo.
Y es que los desastres se han ido sucediendo uno encima del otro, a veces simultáneos como ha sido el caso de la incursión catastrófica en la Liga Can-Am (Segunda temporada, mucho peor que la primera) y el Torneo de Holanda, con el equipo Cuba clasificando como primero en la fase regular y terminando en el sótano tras la ronda final.
Pero ni vamos a perder tiempo buscando culpables (todos sabemos los padres de esta cruda realidad), ni proponiendo quimeras a un béisbol que mientras esté bajo la batuta del gobierno será incapaz der reaccionar.
Vamos directo al grano:
El pitcheo cubano en la Liga Can-Am fue una tragicomedia sin precedentes.
Muchos han levantado la voz, tratando de tirar la toalla, alegando que el cansancio de esos peloteros, pero a decir verdad la ofensiva lució bien, entonces ¿Cansancio para los lanzadores y no para los bateadores?
Teoría sensata, pero lejos de ser la razón.
El pitcheo del equipo nacional estuvo mal, porque no hay de donde sacar más. Para colmo estamos en una era donde quizás seamos testigos de la peor generación de lanzadores cubanos, salvo un par de casos, el resto de mediocre para abajo.
Tal es así, que les proponemos a todos los defensores del Equipo Unificado que nos den 4 abridores e igual cantidad de relevistas de los que tenemos en activo en cualquier latitud, para enfrentar un evento de envergadura y sabemos que es una tarea hercúlea, cuanto menos imposible.
241 hits permitidos y 104 bases por bolas en 178 entradas y un tercio de actuación del staff de lanzadores cubanos da un whip colectivo de 1.94.
Si a eso le sumamos el promedio de limpias de 6.67 por encuentro y que les batearon los rivales para 323…
¡¡¡APAGA Y VAMOS!!!
Así no hay quien gane.
De milagro salieron airosos en 5 partidos de los 21 que efectuaron.
No se rompan la cabeza, ni estructura, ni contraticos en el exterior, ni balancear el futbol internacional y las Grandes Ligas en la TV…esos son pequeños asuntos.
La pelota en Cuba se tiene que profesionalizar. Tener dueños por equipo, presidente de liga (no el fantoche de Higinio y compañía), gente que se interese por el éxito, por mejorar para no ver afectado su bolsillo y entonces así, quizás así, volveremos a tener lanzadores de respeto, bateadores con jerarquía, estadios llenos y habrá que jugar al tú por tú contra nosotros.
De momento les dejamos con los horribles números del pitcheo en la Can-Am.
Sin más por ahora,
Daniel de Malas Andreu.
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