En esta primera semana de la 57 Serie Nacional, sentimos que la pelota no se ha ponchado. Foto: Miguel Rubiera. |
Por Oscar Sánchez / oscar@granma.cu
Me estremeció Lionard al verlo disfrutar cómo su batazo largo, bien largo, pasaba por encima de las cercas del jardín izquierdo para poner delante a su equipo; y una intensa emoción me llenaba el alma beisbolera con los engarces y la inteligencia de Yorbert en la zona de las paradas cortas.
Lionard me recordó al padre –Orestes, hoy en la cabina de mando del avispero–, porque trajo de regreso a la casta Kindelán, justo en el mismo escenario que todos queremos volver a sentir: los insustituibles, peleados y reñidos duelos Santiago de Cuba-Industriales; y Yorbert Sánchez nos llevó a invocar, por su destreza, al mítico Germán Mesa.
Claro, debemos salvar las distancias. Ni el retoño es todavía el legendario número 46 que se ganó el título de Tambor Mayor, ni Sánchez es aún el mago azul que inmortalizó el número 11. Pero ahora mismo eso no es lo más importante, lo significativo hoy es que, como aquellos, se les vio con la responsabilidad con esas dos aficiones, que son también la de toda Cuba.
Si Industriales y Santiago de Cuba, insisto, los de ahora, juegan como los de ayer, como lo hicieron en estos tres trepidantes días en el Guillermón Moncada, regresa la conga de la mano de la pelota y entonces podríamos aspirar, otra vez, a un equipo Cuba competitivo. Y es que al margen de los aires de contratación en el exterior –a los que no deben renunciarse–, la calidad de nuestro béisbol pasa inexorablemente por el nivel competitivo que logremos darle a nuestro principal torneo. Es directamente proporcional, si no lo hacemos bien en casa, en patio ajeno será peor.
Podría parecer exagerado, pero este Industriales, impregnado por la impronta de un hombre –Víctor Mesa– que siempre jugó como un azul, por su inteligencia, combate como el de Padilla, Germán, Anglada, Tabares, como todavía lo hacen Malleta, Torriente y Frank Camilo; y el Santiago que hemos visto, es aquel en el que Fausto Álvarez, Gabriel Pierre, Kindelán, Pacheco, Godínez o el imprescindible Manuel Benavides, se propusieron barrer a sus rivales para poder ganar una serie y lo hicieron, entonces bajo el mando de Higinio Vélez. Y cuando eso ocurría, éramos invencibles en la arena internacional, aun cuando no hubiera profesionales de oponentes. Si se ponían delante, los más viejos no nos dejarán mentir, habría pelea y de la buena para derrotar a aquellas estrellas cubanas.
Y sí, paralelo a estos tres días que nos regalaron industrialistas y santiagueros, está claro que tenemos un cubo desbordado de problemas. Aunque Ulfrido García y David Mena se empinaron a la altura del clásico en el tercer partido, ellos mismos quisieran a un Norge Luis Vera, José Luis Alemán, Braudilio Vinent o a Santiago «Changa» Mederos, Lázaro Valle o el propio De la Torre. El pitcheo es hoy no solo lo más deficiente de la pelota cubana, sino lo más difícil de recuperar y al propio tiempo lo que más daño hace, pues los grandes promedios ofensivos están falseados ante una demanda insuficiente.
Retomo entonces lo muchas veces dicho y escrito. Si no jugamos pelota en las edades tempranas, aprovechando uno de los sistemas escolares más organizados del planeta, dándole calendarios largos, durante cada fin de semana del curso a las categorías Sub-12, Sub-15 y Sub-18, difícilmente los pitchers den strike en una Serie Nacional y menos bajo los reflectores de la gran escena internacional. Para eso, creo ha de abandonarse el concepto macro nacional. Empoderemos a los municipios con esos torneos, con equipos por cada escuela para jugar al inicio del verano las 16 lides provinciales con los mejores cuatro en formato de playoff. Con los campeones y subcampeones territoriales, se podría hacer en cada agosto el Nacional a una vuelta con decisión en una serie de cinco a ganar tres entre los dos primeros.
Sé que es complejo, pues requiere de recursos. Pero invitamos a pensar una vez más en esta posibilidad. Las grandes luminarias están en las cuatro esquinas que jugábamos en las escuelas, en los juegos al taco que hacíamos en sus patios, o en una loma, como el Gigante del Escambray, Antonio Muñoz. Hoy ponemos lo poco que tenemos en la élite, pero ella está erosionada porque no le llega la materia humana, que dejamos sin jugar y por eso no la vemos o sí, pero metiendo goles en las calles, no jonrones.
Hablamos de Industriales y Santiago de Cuba, por aquello de que es y debe seguir siendo un clásico; pero ahí está el Pinar del Río de Pedro Luis Lazo, en condición de líder; nadie puede darle la espalda al Villa Clara de Vladimir Hernández y mucho menos al Ciego de Ávila de Roger Machado o al campeón Granma, de Carlos Martí. Y ojo, con el Matanzas de Víctor «Chua» Figueroa, empeñado en seguir en la vanguardia. En esta primera semana de la 57 Serie Nacional, siento que la pelota no se ha ponchado.
Series que comienzan hoy
26 de Julio
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7:00 p.m.
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ART-SCU
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C. Labra
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3:00 p.m.
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IJV-MTZ
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5 de Septiembre
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2:00 p.m.
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CFG-PRI
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A.C. Sandino
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2:00 p.m.
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VCL-HOL
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J. R. Cepero
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7:15 p.m.
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CAV-GRA
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C. González
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2:00 p.m.
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CMG-MAY
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J. A. Mella
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2:00 p.m.
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LTU-IND
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N. Van Troi
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2:00 p.m.
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GTM-SSP
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Nota: programación enviada por la Dirección Nacional de Béisbol.
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